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sábado, 7 de abril de 2018

GCE: Combates aéreos del conflicto

Batallas aéreas de la Guerra Civil Española






Durante la guerra civil española se utiliza masivamente la aviación de combate, de forma que algunas de sus acciones llegan a ser hitos en la historia de la aviación militar.
Se efectúa el primer puente aéreo de la historia.
En el caso del bloqueo del Estrecho, la superioridad aérea local de los sublevados compensó su inferioridad naval.
En la utilización de la aviación de caza, hay un cambio importante, primando sobre las capacidades maniobreras de aviones y pilotos, el techo y la velocidad. Esto significa el fin de los biplanos como aviones de caza.
Por parte de ambos bandos se bombardean poblaciones indefensas, partiendo de bases aéreas o improvisados campos de vuelo (como el aeródromo de Cáceres o el aeródromo de Los Llanos). Los primeros fueron los aviones de la República, al bombardear la mezquita de Tetuán el mismo 18 de julio. Pero estos ataques fueron muy poco efectivos. El más famoso fue el de Guernica, y los que produjeron más daños y bajas fueron probablemente los de Madrid y Barcelona. Otras ciudades bombardeadas fueron Alicante, Bilbao, Cáceres, Cartagena, Córdoba, Gijón, Granollers, Málaga, Santander, Sevilla, Valencia y Valladolid.
Ambos bandos efectuaron ataques aéreos a unidades navales, en puerto y en la mar.
Casi todas las operaciones terrestres fueron previamente preparadas por bombardeos aéreos y ametrallamientos de las unidades enemigas.
Se demostró la importancia de la aviación de caza para el dominio del aire. Una aviación de caza eficaz evitaba los bombardeos enemigos. Se empezó a utilizar la caza nocturna.
Aunque anecdótico, se emplearon aviones de bombardeo en picado para lanzar víveres y mensajes de ánimo a posiciones sitiadas, como el Alcázar de Toledo o el Santuario de Santa María de la Cabeza.
Y otra anécdota fueron los bombardeos ideológicos, mediante octavillas y soflamas a las ciudades que estaban en la retaguardia, como el bombardeo del pan sobre Alicante.

Los medios aéreos en el Estrecho de Gibraltar

El 19 de julio, una vez que las tropas de Queipo de Llano dominan el aeropuerto de Tablada, Kindelán organiza con tres aviones Breguet el primer puente aéreo de la historia[cita requerida], llevando a pequeños grupos de legionarios (10 a 15 por vuelo) de Tetuán a Tablada. Este puente aéreo se prolonga, ya con más medios, al haberse recibido aviones de transporte italianos y alemanes, hasta finales de septiembre. Efectuó un total de 677 vuelos y transportó 12.000 hombres con su material.
El 29 de julio llegan a Marruecos los primeros aviones alemanes e italianos. El envío inicial es de 12 Savoia 81 italianos, de los que llegan 9, ya que tres se pierden en el viaje desde Italia, 20 Junkers 52 (transporte y bombardeo) y 6 Heinkel 51 (cazas) por parte alemana. Hitler manifiesta que presta esta ayuda a Franco, no a los sublevados.
El 5 de agosto, cinco bombarderos Savoia 81 consiguen alejar del Estrecho a la escuadra republicana, permitiendo el paso de un convoy con unos 1.000 hombres y sus pertrechos.
Participan en la campaña aérea para impedir el bloqueo del Estrecho por la Flota Republicana 8 Savoia 81 y 9 Junkers.
Las operaciones aéreas en el Estrecho se pueden considerar terminadas en octubre de 1936, cuando la flota de Franco consigue el dominio del Estrecho.


La campaña de Extremadura

Con los aviones que la República compró a Francia, André Malraux forma la Escuadrilla España y pasa a actuar en Extremadura Al principio obtiene éxitos relativos, retrasando a las tropas nacionalistas en su avance para unir las dos zonas sublevadas. A mediados de agosto de 1936, al recibirse en el bando nacional los cazas italianos Fiat, estos empiezan a apoyar el avance en Extremadura, proporcionando a las tropas sublevadas el dominio del aire e impidiendo la actuación de la aviación republicana.

La guerra aérea en la batalla de Madrid

El 23 y 25 de agosto de 1936, los nacionalistas bombardean los aeropuertos de Getafe y Cuatro Vientos, y a partir del 27, empiezan a bombardear Madrid. Este es el primer bombardeo de este tipo, en el que se fuerza a la población civil a vivir pendiente de las alarmas aéreas, no encender luces de noche, etc., situación que después sufrirían muchas ciudades europeas en la Segunda Guerra Mundial. Madrid tiene el triste privilegio de haber sido la primera.
Aviones republicanos bombardean el Alcázar de Toledo, y un avión Junker alemán lanza sobre el Alcázar alimentos y dos cartas de ánimo, una de Mola y otra de Franco.
En octubre de 1936 llegan a Cartagena los primeros aviones rusos y dan un vuelco a la situación. Los Chatos y los Moscas proporcionan a la República la superioridad aérea y hacen que Franco se replantee sus planes del asalto definitivo a la capital.
Del 23 al 30 de octubre, aumenta el ritmo de los bombardeos por Junkers 52. El 4 de noviembre empiezan a actuar los Chatos y dispersan a los Fiat que escoltaban a los Ju52 que iban a bombardear Madrid. En los primeros días derriban seis aviones.
El 13 de noviembre se enfrentan 14 Fiat contra 13 Chatos sobre el cielo de Madrid. Combaten sobre el paseo de Rosales y, pese a su mayor velocidad, los aviones rusos no consiguen eliminar del cielo a los aviones rebeldes.


Los aviones de la Legión Cóndor, en su primera intervención, apoyan el avance de Varela y Asensio, consiguiendo así Asensio pasar el Manzanares y ocupar parte de la Ciudad Universitaria.
El 20 de noviembre de 1936 se da por terminada la primera ofensiva sobre Madrid, aunque continúan los bombardeos aéreos y artilleros sobre la capital.
En febrero de 1937, en la batalla del Jarama, los Chatos rusos impiden los ataques de los Ju52 alemanes. La República tiene el dominio del aire. Pero el 18 de febrero, tras un combate aéreo dirigido por Joaquín García-Morato al frente de la Patrulla Azul, los nacionales recuperan el dominio del aire. En un combate entre Fiat y Chatos, pese a su menor velocidad, los Fiat derriban a ocho Chatos. A partir de este momento, los rusos, por precaución, deciden no enviar más Chatos a la batalla del Jarama.
El 8 de marzo, en la batalla de Guadalajara, los aeropuertos de fortuna de los nacionales están embarrados debido a las fuertes lluvias y no permiten que despegue la aviación. Los republicanos tienen el dominio del aire y hostigan a las fuerzas italianas, empleando los aviones incluso para la guerra psicológica, bombardeando a las tropas con pasquines que les invitan a desertar. El día 12, la aviación apoya el avance de las tropas republicanas.


La campaña del Norte

En agosto de 1936, Junkers alemanes bombardean Irún y San Sebastián.
El 27 de diciembre de 1936 18 aviones rebeldes bombardean el Barrio Obrero de Santander y otros puntos de la ciudad, produciendo unos 70 muertos y 50 heridos entre población civil inocente. La réplica no se hizo esperar y ese mismo día eran asesinados 156 presos del barco-prisión "Alfonso Pérez", surto en la dársena de Maliaño. Ya con anterioridad la ciudad había sido bombardeada.
El 4 de enero de 1937, Ju52 de la Legión Cóndor bombardean Bilbao. Dos son derribados, y uno de los pilotos, linchado. Se produce una revuelta popular que asalta las cárceles, asesinando a más de 200 prisioneros políticos. La revuelta, apoyada por un batallón de milicias de UGT, es reprimida por la fuerza de las armas de los gudaris, que consiguen así salvar la vida de parte de los prisioneros políticos.
El 22 de marzo de 1937, los nacionales concentran su aviación en el frente norte. Se reúnen en Vitoria 80 aviones alemanes y 70 italianos.
El 31 de marzo, los alemanes bombardean Durango, causando 127 muertos (según Hugh Thomas 258, o 500 según otras fuentes). Este es, en el frente norte, el primer bombardeo aéreo a una ciudad indefensa.
Hasta el 4 de abril, de 40 a 50 aviones bombardean diariamente Ochandiano.
El 20 de abril empieza el avance de los nacionales en Vizcaya, precedido por bombardeo aéreo y artillero.
El 26 de abril, la Legión Cóndor bombardea Guernica. El resultado es de unos 1.000 muertos (150 a 1.600 según fuentes), el 70% de las casas destruidas y el 20% dañadas. Se estima que se lanzaron unos 50.000 kg de bombas desde 43 aviones. Los cazas Messerschmitt-109, en vuelo rasante, ametrallaron a los que huían del pueblo.
El 30 de abril la aviación republicana ataca al acorazado España y al destructor Velasco tratando de dificultar el rescate por parte del destructor rebelde de la marinería del acorazado, que se iba a pique frente a las costas de Santander.
En mayo la Legión Cóndor bombardea los bosques con bombas incendiarias, para obligar a retirarse a los republicanos.
A partir del 22 de mayo, la República envía a los aeropuertos vascos, atravesando el territorio en poder de Franco, unos 50 Moscas, Chatos y Katiuskas, de los que se pierden 5.
El 11 y 12 de junio se producen bombardeos masivos sobre el Cinturón de Hierro de Bilbao, previos al ataque artillero y al avance de las tropas.
El 14 de junio la caza efectúa ataques rasantes sobre la carretera de Bilbao a Santander, atacando al personal nacionalista y republicano que huye de Bilbao.
El 6 de agosto la aviación republicana pierde 12 cazas en una batalla aérea sobre Torrelavega (Cantabria).
La Legión Cóndor deja el frente norte para apoyar a las tropas en Brunete.
Continúa el avance de los nacionales por Santander hacia Asturias, con el apoyo de unos 250 aviones, pese a la ausencia de la Legión Cóndor.
Ya en Asturias, reincorporados los alemanes, estos estrenan tácticas de bombardeo masivo sobre las tropas asturianas (Asturias se había proclamado independiente el 28 de agosto). No hay indicios de aviación asturiana.
El 21 de octubre, aviones franquistas hunden al destructor Ciscar en el puerto de Gijón.


Batalla de Brunete

El 18 de julio de 1937, la Legión Cóndor derriba 21 aparatos republicanos, volviendo a dar a los nacionales el dominio del aire.
Ente el 19 y el 22 de julio, la República pierde unos 100 aviones, y los nacionales 23.

La guerra aérea en Andalucía

En agosto de 1936, Savoia italianos hostigan a las tropas republicanas que pretenden recuperar Córdoba.
El 29 de octubre de 1936, una escuadrilla de Katiuska rusos bombardea Sevilla.
El 8 de febrero de 1937, aviones nacionales atacan a las tropas que se retiran de Málaga. En su última actuación, la escuadrilla de Malraux protege esa retirada.
A primeros de abril de 1937 cae en manos republicanas el Santuario de Santa María de la Cabeza, en la provincia de Jaén. Durante su asedio fue aprovisionado por aire, habiendo recibido unas 70 toneladas de alimentos desde Córdoba y unas 80 desde Sevilla. Los nacionales empleaban para el aprovisionamiento técnicas de bombardeo en picado, y, para el material delicado (como medicinas), la “técnica del pavo”, que consistía en lanzar en la vertical del santuario un pavo vivo al que se le ataba el material delicado.
El 7 de noviembre de 1938 es bombardeada la ciudad de Cabra acción considerada el Guernica republicano.



La guerra aérea en el Mediterráneo

El 5 de noviembre de 1936 es bombardeada por primera vez Alicante y volvería a serlo el día 28 durante 8 horas.
El 25 de noviembre de 1936, aviones alemanes de la Legión Cóndor efectúan un bombardeo nocturno sobre Cartagena.
Legionaria basados en Palma de Mallorca bombardean Barcelona, en un ataque masivo de unos pocos minutos de duración, que produce 150 muertos y 500 heridos, todos civiles.
Desde el 16 hasta el 18 de marzo de 1938, durante la ofensiva sobre Cataluña y Levante, Heinkel «Zapatones» bombardean a baja altura y baja velocidad el casco urbano de Barcelona en diecisiete misiones separadas unas tres horas, dejando caer las bombas deliberadamente espaciadas. La población civil empieza a huir de Barcelona. Según Hugh Thomas, hubo unos 1.300 muertos y 2.000 heridos. Desde el primer día, García Lacalle, jefe de la caza, solicita el envío de I-16, y cuando consiguió que le enviasen tan sólo cuatro «Chatos», los bombardeos cesaron.
En mayo de 1938 se reanudan los bombardeos sobre Barcelona y su provincia, Valencia y Alicante. Especialmente duros fueron los bombardeos de Alicante y Granollers. En Alicante, el 25 de mayo, a las 11:05, 9 aviones dejaron caer 90 bombas sobre el Mercado Central, matando a 313 personas en lo que fue calificado como «Ataque deliberado a una zona civil». En Granollers fue el 31 de mayo cuando, a las 9:05 y sin alarma previa, 5 Savoia-S 79 italianos lanzan en un minuto 30 bombas explosivas y al menos 10 incendiarias en el centro de la ciudad. Hubo un mínimo de 224 muertos, unos 200 en el acto, casi todos mujeres y niñosEl 6 de octubre de 1938 se produjo en Alicante el «bombardeo del pan», mediante el cual se arrojaron panecillos blancos envueltos en la famosa soflama «Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan. Franco».


Bombardeos sobre poblaciones fuera de las campañas terrestres

El 18 de julio de 1936, los republicanos bombardean el barrio moro y la Mezquita de Tetuán, provocando una manifestación de marroquíes contra los españoles, que se disuelve al presentarse el Gran Visir y explicarles que los culpables no han sido los sublevados, sino sus enemigos. Franco concedió al Gran Visir la Cruz Laureada de San Fernando por esta intervención.
El 23 de agosto de 1936 despega del aeródromo del Prat de Llobregat un Fokker, y después de dar varias pasadas, lanza cuatro bombas en las proximidades de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Dos impactan en el templo, pero ninguna hace explosión. Los zaragozanos se lo atribuyen a un milagro de la Virgen del Pilar, si bien parece que fueron saboteadas por personal de tierra afecto a los rebeldes, o lanzadas por debajo de la altura mínima de armado de las expoletas.
A finales de enero de 1938, aviones republicanos bombardean Sevilla y Valladolid.



Participación extranjera

Las principales potencias democráticas de Europa, Francia (salvo un período inicial en el que vendió aviones y proporcionó pilotos a la República) y Gran Bretaña se mantuvieron oficialmente neutrales, pero dicha neutralidad era engañosa, ya que impusieron un embargo de armas y un bloqueo naval (poco efectivo, puesto que los dos bandos recibieron armamento y municiones por vía marítima) a España, además de intentar desalentar a la participación anti-fascista de sus ciudadanos en apoyo de la causa republicana. Pero pese a estos intentos, muchos franceses e ingleses (Malraux, Orwell, etc.) participaron individualmente como voluntarios en la lucha. Dos temores alimentaban esta política: el triunfo de la revolución en España y una confrontación total en el ámbito europeo.
La neutralidad de las democracias occidentales tuvo su justificación oficial a través de su participación en el denominado Comité de No Intervención, del cual formaban parte, además de Francia e Inglaterra, Italia, Alemania, la URSS y otros países menores. Si la misión del comité era impedir el suministro de armas a cualquiera de los dos bandos enfrentados, es fácil suponer, viendo su composición, que su gestión necesariamente habría de ser un completo fracaso, como así ocurrió.
A pesar de todo, el hecho cierto es que mientras los nacionales recibieron armamento, equipo y efectivos de las potencias fascistas, la República solo recibió ayuda importante desde la lejana URSS y, en mucha menor medida, de México. Las principales democracias occidentales (Gran Bretaña, Francia o los Estados Unidos), no le prestaron ayuda, temerosas de su carácter revolucionario y de un enfrentamiento abierto con Alemania e Italia.



Las potencias democráticas, concentradas en su política de apaciguamiento de los regímenes fascistas, no miraban con buenos ojos la oposición frontal de las izquierdas revolucionarias, en las que veían una cierta amenaza de que se extendiera el mal ejemplo soviético. Por ello, la República era vista por esos países como un régimen inclinado a un comunismo al que no tenían gran simpatía.
La Guerra Civil Española fue una guerra total en la que ambos bandos se volcaron con todos los recursos disponibles e hicieron uso hasta del último hombre. Por tanto, cualquier ayuda era poca, siendo esta significativamente mayor para el bando sublevado, lo que resultaría decisivo en el transcurso de la guerra.

Alemania
Ayudó a Franco enviando a España la Legión Cóndor, y miles de técnicos y asesores militares.

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