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sábado, 14 de junio de 2025

El multifacético Junkers Ju-290

El Junkers Ju-290 fue un avión de pasajeros usado para la guerra

Nathan Cluett || Plane Historia



El Junkers Ju-290 fue concebido originalmente como un avión de pasajeros de largo alcance, pero su destino cambiaría dramáticamente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, transformándose en una aeronave que cumplió diversos roles: desde reconocimiento marítimo hasta transporte e incluso como transporte personal para altos mandos.

Desarrollo

A fines de la década de 1930, la historia de la aviación vivía un período de transformación, con una demanda creciente por aviones comerciales de alcance extendido.

Fue en este contexto que Lufthansa, la aerolínea alemana líder, expresó la necesidad de un avión que pudiera superar las limitaciones de los modelos contemporáneos, ofreciendo mayor alcance y capacidad.

Este requisito marcó el comienzo del proyecto de Junkers —un nombre sinónimo de logros pioneros en aviación— que culminaría en la creación del Junkers Ju-290.

Inicialmente, la conceptualización del Ju-290 estuvo profundamente influida por la filosofía de diseño y la base técnica establecida por su predecesor, el Junkers Ju-90. A partir de allí, ingenieros y diseñadores de Junkers emprendieron la ambiciosa tarea de ampliar el diseño del Ju-90.

Su objetivo era mejorar significativamente el alcance, la carga útil y el rendimiento general. Central en sus esfuerzos estaba la aspiración de desarrollar una aeronave capaz de satisfacer los exigentes requisitos del vuelo comercial de larga distancia.

A medida que el panorama geopolítico empezaba a inclinarse hacia el conflicto, esta visión se amplió naturalmente para incluir aplicaciones militares también.


Se pueden observar similitudes entre el Ju-90 y el Ju-290.

La fase de desarrollo del Ju-290 fue una demostración clara del compromiso inquebrantable de Junkers con la innovación y la excelencia. Inicialmente, el equipo tomó una decisión estratégica al elegir una configuración de ala alta. Esta decisión crucial mejoró significativamente la estabilidad y sustentación de la aeronave, facilitando así el transporte de cargas más pesadas a mayores distancias.

Posteriormente, la integración de cuatro motores radiales BMW 801 emergió como un paso fundamental, proporcionando la potencia necesaria para llevar la aeronave a sus destinos previstos. Además, esta elección garantizaba una fiabilidad consistente, incluso frente a escenarios operativos diversos y, a menudo, exigentes.

Un avión para aerolíneas y para el ejército

Asimismo, el proceso de diseño puso un fuerte énfasis en la importancia del confort y la eficiencia de la tripulación. En detalle, la cabina y las áreas del equipo fueron meticulosamente planificadas para alojar cómodamente hasta diez personas, incluyendo pilotos, navegantes y operadores de radio.

Esta atención deliberada a los factores humanos no solo resaltó la versatilidad funcional de la aeronave como avión comercial y activo militar, sino que también garantizó que los tripulantes pudieran ejecutar sus responsabilidades eficazmente durante misiones prolongadas.

Cuando el Ju-290 despegó por primera vez en 1942, representaba la culminación de años de esfuerzo dedicado por parte del equipo de Junkers. La aeronave encarnaba una combinación de innovación tecnológica y visión estratégica, reflejando las cambiantes necesidades de la época.

Aunque inicialmente se pensó para revolucionar los vuelos civiles de larga distancia, el estallido de la Segunda Guerra Mundial obligó a cambiar su rol. Fue rápidamente adaptado para uso militar, aprovechando sus capacidades únicas para desempeñar una variedad de roles cruciales para el esfuerzo bélico alemán.


El Ju-290 tenía una rampa trasera para facilitar la descarga de carga.

Innovaciones de diseño

El Junkers Ju-290 destaca en la historia de la aviación no solo por su impresionante tamaño y alcance, sino también por la multitud de innovaciones de diseño que los ingenieros de Junkers incorporaron durante su desarrollo.

Estas innovaciones no solo diferenciaron al Ju-290 de sus contemporáneos, sino que también subrayaron el papel de Junkers como pionero en la tecnología aeronáutica.

Elemental en el diseño del Ju-290 fueron sus cuatro motores radiales BMW 801. Estos motores estaban entre los más avanzados de su tiempo, ofreciendo una combinación de potencia, fiabilidad y eficiencia sin igual. La elección de estos motores fue estratégica, asegurando que el Ju-290 pudiera cumplir sus misiones de largo alcance sin sacrificar rendimiento. Los motores permitían a la aeronave mantener una velocidad de crucero competitiva para su época, todo mientras transportaba cargas significativas a través de vastas distancias.


El avión era enorme y habría sido un excelente avión de pasajeros.

Ventaja aerodinámica

La atención a la aerodinámica jugó un papel clave en el refinamiento del diseño del Ju-290. Cada curva y línea de la aeronave fue el resultado de una planificación y prueba meticulosa, orientada a reducir la resistencia y mejorar la eficiencia del combustible.

Este enfoque aerodinámico incluía la integración de trenes de aterrizaje retráctiles, que al replegarse contribuían a un flujo de aire más suave alrededor del fuselaje, mejorando aún más su rendimiento.

La cabina y áreas de tripulación del Ju-290 eran maravillas del diseño ergonómico. Los ingenieros diseñaron estos espacios para alojar hasta diez tripulantes, asegurando que cada uno pudiera desempeñar sus funciones sin restricciones, incluso durante misiones extendidas.

Esta consideración por el confort y la eficiencia de la tripulación era indicativa del doble rol del avión como activo comercial y militar.

La inclusión de sistemas avanzados de navegación y comunicación en la cabina subrayaba el estatus de vanguardia del Ju-290, permitiéndole navegar con precisión sobre vastas extensiones de océano y tierra.


Junkers había desarrollado una aeronave altamente avanzada para su tiempo.

Además, la capacidad de adaptación del Ju-290 fue quizás su característica más innovadora. A lo largo de su vida útil, la aeronave fue modificada para cumplir roles tan diversos como reconocimiento marítimo, transporte pesado e incluso transporte VIP.

Esta versatilidad fue posible gracias a sus principios de diseño fundamentales, que anticipaban la necesidad de un avión que pudiera reconfigurarse fácilmente para satisfacer las demandas cambiantes de la guerra y la paz.


Historia operativa

La historia operativa del Junkers Ju-290 es una narrativa de adaptación y versatilidad, reflejando el tumultuoso período durante el cual sirvió.

A medida que se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, la aeronave pasó de su uso comercial previsto a un rol militar multifacético, demostrando sus capacidades en varios teatros de operaciones y cumpliendo funciones que fueron críticas para el esfuerzo bélico alemán.

Una de las contribuciones más significativas del Ju-290 fue en el ámbito del reconocimiento marítimo. La vasta extensión del océano Atlántico se convirtió en un campo de batalla estratégico donde las capacidades de largo alcance del Ju-290 se destacaron.

Las tripulaciones del Ju-290 emprendían misiones extendidas para rastrear convoyes aliados, transmitiendo inteligencia crucial a los submarinos alemanes.

Estas operaciones fueron fundamentales en la Batalla del Atlántico, donde el control de las rutas marítimas era decisivo. Los avanzados sistemas de radar del avión, junto con su capacidad para llevar una considerable carga de armamento, lo convirtieron en un activo formidable en estas misiones de reconocimiento, capaz no solo de detectar sino también de atacar embarcaciones enemigas si era necesario.

Sobresaliendo como transporte

Además de sus deberes de reconocimiento, el Ju-290 se destacó como avión de transporte, trasladando suministros, equipos y personal a través de continentes.

Su capacidad para cubrir largas distancias sin necesidad de reabastecimiento de combustible significaba que el Ju-290 podía conectar los diversos frentes donde las fuerzas alemanas estaban involucradas, desde los desiertos del norte de África hasta el Frente Oriental.

Este apoyo logístico fue vital para sostener las operaciones en estas áreas remotas y a menudo inaccesibles, donde las líneas de suministro tradicionales luchaban por mantener un flujo constante de recursos.


El Ju-290 cumplía una variedad de roles y fue una aeronave importante para la Luftwaffe.

La versatilidad del Ju-290 quedó aún más resaltada por su conversión en avión de transporte VIP. Quizás el pasajero más notable fue Adolf Hitler, para quien se adaptó especialmente un Ju-290.

Esta adaptación subrayaba la fiabilidad y el confort del avión en vuelos de larga distancia, proporcionando un alto nivel de seguridad y eficiencia para el transporte de altos mandos.

Sirvió como puesto de mando volante, equipado con sistemas de comunicación de última generación que permitían la coordinación ininterrumpida con unidades militares y funcionarios gubernamentales en toda Europa.

A lo largo de su servicio, el Ju-290 enfrentó los desafíos de las operaciones en tiempos de guerra con resiliencia y adaptabilidad. Las tripulaciones debían sortear amenazas de cazas enemigos y fuego antiaéreo, confiando en los armamentos defensivos del Ju-290 y en la habilidad de sus pilotos para evitar enfrentamientos.

Las duras condiciones encontradas en diversos teatros —desde las heladas aguas del Atlántico hasta el calor abrasador del norte de África— pusieron a prueba los límites del diseño del avión y la resistencia de su tripulación.

Alles Kaput

El apodo “Alles Kaput”, que se traduce como “todo roto” o “todo perdido” en inglés, fue dado emblemáticamente a una aeronave específica dentro de la flota Ju-290, resaltando los desafíos y adversidades enfrentados durante su servicio en la Segunda Guerra Mundial.

Esta aeronave específica se convirtió en un ejemplo notable principalmente por su participación en operaciones bélicas significativas y su posterior captura por parte de las fuerzas aliadas, lo que marcó un momento clave en la comprensión y el examen de la tecnología aeronáutica alemana.

“Alles Kaput” formaba parte del Fernaufklärungsgruppe (grupo de reconocimiento de largo alcance) de la Luftwaffe, encargado de realizar patrullas marítimas sobre el Atlántico. Estas misiones tenían como objetivo identificar convoyes y submarinos aliados, proporcionando inteligencia crítica para las operaciones navales alemanas.



El infame Alles Kaput. Crédito foto: Bill Larkins CC BY-SA 2.0

El avión estaba equipado con avanzados sistemas de radar y navegación, lo que le permitía cumplir sus tareas de reconocimiento sobre territorios vastos y hostiles.

A medida que avanzaba la guerra, la importancia estratégica del Ju-290, incluido “Alles Kaput”, se volvió cada vez más evidente.

Su capacidad para cubrir largas distancias lo convirtió en un activo invaluable para la Luftwaffe, no solo para reconocimiento, sino también para transportar personal clave y equipos a través de los teatros europeos y africanos de la guerra.

La adaptabilidad del Ju-290 a diversos roles subrayaba la ingeniería avanzada y la filosofía de diseño de Junkers, convirtiéndolo en una de las aeronaves más versátiles de su tiempo.

Captura

La historia de “Alles Kaput” tomó un giro dramático hacia el final de la guerra cuando fue capturado por las fuerzas aliadas. Esta captura tuvo un valor de inteligencia significativo, ofreciendo a los Aliados una oportunidad rara de examinar de cerca la tecnología y los principios de diseño detrás de una de las aeronaves más avanzadas de Alemania.

El examen de “Alles Kaput” proporcionó conocimientos sobre los avances en tecnología aeronáutica logrados por los alemanes durante la guerra, incluyendo aerodinámica, rendimiento de los motores y sistemas de radar.


martes, 29 de abril de 2025

Caza: Diseño Junkers EF-009



Junkers EF-009





El Junkers EF-009 era una aeronave muy pequeña, diseñada para utilizar algunos de los primeros motores turborreactores diseñados en Alemania (como el motor HeS 6 que impulsó el Heinkel 178 en 1939).

Dado que estos motores solo producían 560 kg de empuje, se previó la posibilidad de agruparlos para garantizar la máxima velocidad y capacidad de despegue.



Algunos informes preveían diez turborreactores o una combinación de cuatro motores a reacción bajo el fuselaje, además de seis motores pulsorreactores adicionales en la parte superior del morro.
Este diseño de despegue vertical se concibió para ser lanzado desde una plataforma muy similar a un cañón de artillería. Solo el cañón se sustituyó por una rampa de lanzamiento que podía elevarse hasta la posición de disparo. Debido a la confianza depositada, parecía lógico que se necesitara algún tipo de cohete propulsor para alcanzar la velocidad de despegue adecuada.

Debido a su tamaño y capacidad de combustible, este avión se proyectó con una autonomía de vuelo de tan solo unos minutos y se utilizaría para misiones cortas de defensa de instalaciones locales, como fábricas o bases militares.

El aterrizaje se realizaría mediante un patín que se extendía antes del aterrizaje.

Datos del Junkers EF 009
Planta motriz: 10 turborreactores pequeños o 4 turborreactores y 6 pulsorreactores
Velocidad máxima: 950 km/h
Peso: 2000 kg
Envergadura: 4 metros
Longitud: 5 metros
Armamento: 2 cañones MK 108 de 30 mm
Alcance desconocido

Fuentes: Página web de Hugo Junkers y Die Deutsche Luftrustung 1933-1945 de Heinz Nowarra

sábado, 26 de abril de 2025

VTOL: Diseño Focke Wulf Triebflügel




Focke Wulf Triebflügel



Aunque solo era un proyecto, el caza Focke Wulf Triebflügel (ala de empuje), diseñado por el ingeniero Heinz von Halem en septiembre de 1944, constituyó un estudio sumamente interesante sobre vuelo con alas rotatorias e incorporó varias características innovadoras. El caza debía ser un avión de despegue vertical con cola, cuya sustentación y empuje provenían de tres alas que giraban alrededor del fuselaje a aproximadamente un tercio de su longitud desde el morro. Las alas giratorias no transmitían par al fuselaje, ya que estas eran impulsadas por tres estatorreactores montados en los extremos. Las alas giraban hasta la velocidad operativa del estatorreactor (300 km/h) mediante un motor propulsor interno o tres motores cohete Walter de 300 kg de empuje montados en el centro de cada cápsula de estatorreactor.



La gran ventaja de este diseño era que era un avión capaz de despegar verticalmente y ascender a alta velocidad, sin necesidad de pista y capaz de despegar desde cualquier zona despejada, incluso dentro de las ciudades.

Cada estatorreactor tenía 60 cm de diámetro, proporcionaba aproximadamente 840 kg de empuje y fue desarrollado a partir de los experimentos realizados a partir de 1941 por Otto Pabst en el departamento de dinámica de gases de Focke-Wulf en Bad Eilsen. Principalmente mediante el desarrollo de quemadores de combustible especiales y el método de compresión de aire, Pabst logró desarrollar un diseño básico de estatorreactor cuya longitud total no superaba el doble del diámetro del estatorreactor, lo que lo hacía adecuado para el movimiento rotatorio. El estatorreactor Pabst se probó con éxito en túneles de viento a velocidades de hasta Mach 0,9. El combustible se alimentaba desde el fuselaje de la aeronave a los motores estatorreactores mediante la fuerza centrífuga de los motores giratorios. Otra ventaja del motor estatorreactor era su capacidad para quemar combustible no estratégico o de baja calidad, como lodos de carbón u otros combustibles de baja calidad. El caza Triebflügel debía mantenerse verticalmente sobre el suelo, sostenido por sus cuatro aletas, cada una con una pequeña rueda estabilizadora en la punta. La carga principal de aterrizaje recaía sobre una única rueda principal en la base del fuselaje, y durante el vuelo, todas las ruedas estaban protegidas por cápsulas aerodinámicas en forma de tulipán. El piloto se alojaba en una cabina de morro con una capucha de burbuja, y el armamento montado en el morro consistía en dos cañones MK de 30 mm y dos MG de 20 mm.



Las alas giratorias, sin ahusar, tenían un paso que decrecía gradualmente desde la raíz hasta la punta, similar al de una hélice, y ningún método de control, aparte del ajuste de las RPM, parecía estar diseñado para ajustar las características del ala. El control del avión se realizaba mediante las superficies de control situadas en los bordes de salida de las aletas de cola. Por lo tanto, para volar en trayectoria horizontal, la cola se deprimiera ligeramente para convertir parte de la fuerza de empuje en sustentación. Otros autores especularon con la posibilidad de que las alas pudieran inclinarse en vuelo. El despegue se realizaba inclinando las alas (palas) a un ángulo de +3 grados. Una vez en vuelo nivelado, las palas se inclinaban gradualmente hasta alcanzar los 90 grados, transformándose así en alas para vuelo nivelado.



Sin embargo, la transición del vuelo vertical al horizontal y viceversa parecía presentar una gran dificultad para el piloto. La más difícil era la maniobra de aterrizaje, en la que el piloto, tumbado boca abajo sobre el morro, debía aterrizar la aeronave hacia abajo, mirando a través del rotor y el tubo de escape.




Después de la guerra, se reanudó el desarrollo de este tipo de caza VTO, especialmente en Estados Unidos, donde se realizaron experimentos con aviones que utilizaban hélices contrarrotatorias montadas en el morro impulsadas por turbinas para contrarrestar el par motor. Ejemplos de ello son el Convair XFY-1 y el Lockheed XFV-1.

Datos del Focke Wulf Triebflügel

Planta motriz: Tres motores estatorreactores Lorin de 840 kg de empuje cada uno
Velocidad máxima: 995 km/h
Peso: 2370 kg con carga
Envergadura: 11,4 m (37 pies 8 3/4")
Longitud: 9,1 m (30 pies)
Armamento: 2 cañones MK 103 de 30 mm y 2 cañones MG 151 de 20 mm




domingo, 20 de abril de 2025

SGM: El cordobés Tito Withington bombardeó el refugio de Hitler y combatió en Malvinas

“Adolfo, cariños desde Argentina”. La historia de Tito Withington, el piloto cordobés que bombardeó la casa de retiro de Hitler y sirvió en Malvinas



Piloto en la guerra, el Sargento de vuelo en la RAF Tito Withington junto a su perro Peter. Observar en su hombro la insignia de Argentina. (Archivo Claudio Meunier. Coloreada por Jean Marie Gillet).



Allan Claudio Withington Gutiérrez (Tito) nació en Villa Huidobro, Provincia de Córdoba. Fue piloto de la Royal Air Force en la Segunda Guerra Mundial y de la Fuerza Aérea Argentina en la guerra de Malvinas

Claudio Meunier || Para LA NACION

El sargento de vuelo Withington cree que va a morir. Está convencido de que sus efímeros 22 años y su humanidad se esparcirán por el aire. Es copiloto, integra una fuerza de 359 cuatrimotores pesados Avro Lancaster que pertenecen a la temible Royal Air Force británica. ¿Su misión? Bombardear el hogar de retiro de Adolf Hitler en Berchtesgaden, en la zona montañosa de Baviera, sur de Alemania.

La historia es increíble. El calendario de guerra no registra la acción, secretísima, pero sí la fecha: 25 de abril de 1945. Withington está acostumbrado a volar de noche, al amparo de la oscuridad, pero esta vez se aproxima al blanco a plena luz del día y se siente indefenso. Volar sobre Berghof -tal es el nombre de la residencia de vacaciones del líder nazi- se presenta como una experiencia desagradable. El fuego antiaéreo oscurece el cielo y sacude su nave. Ve explosiones en el aire que arrojan esquirlas hirvientes y amenazan su bombardero, repleto de combustible y explosivos. Aparece lo que luego describirá como una alfombra negra que crece y se multiplica en segundos. “Quienes vuelen dentro de ella, no vivirán”, sentencia. Es cierto, serán olvidados, pasarán a formar parte de la fría estadística de máquinas perdidas en acción.

Un cuatrimotor pesado Avro Lancaster como el que voló Tito Withington cuando bombardeó la casa de vacaciones de Adolf HitlerShutterstock

Un tripulante de su bombardero acaba de ingresar en el mundo del pánico. Reza y llama a su madre. Withington -como todos a bordo- lo escucha por sus auriculares y le ruge a través de la radio interna del avión:

-¡Silencio en la frecuencia!

Observa su reloj. Las agujas marcan las nueve y media de la mañana. Está satisfecho: llegaron a destino a la hora planeada. Sin embargo, las construcciones elegidas para su destrucción desaparecieron bajo una cortina de niebla artificial que los alemanes lanzaron sobre el área para despistar a los invasores. Parte de la aviación aliada se adelanta para resolver el problema: a baja altura, 16 bombarderos Mosquito lanzan bengalas fumígenas sobre la fortaleza alpina, demarcando el blanco.

De inmediato, la lluvia de bombas se manifiesta. Una de ellas lleva una dedicatoria, en idioma español, escrita con tiza: ¨Adolfo, cariños desde Argentina¨. Su autor, es el Sargento de vuelo Withington.

El objetivo, Berghof, es alcanzado. Pero Hitler no se encuentra allí, permanece en Berlín. Sin embargo, comunicaciones interceptadas y decodificadas dan cuenta de una importante visita en el lugar: el recién llegado es nada menos que el ex Jefe de la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, Hermann Göring, quien había sido destituido dos días atrás y puesto bajo arresto por orden de “el Führer”. Fue castigado por enviar un telegrama el 23 de abril de 1945 a la Cancillería del Reich solicitando permiso para asumir el liderazgo de Alemania.

Imagen de Berghof, nombre de la residencia de vacaciones del líder nazi, después del bombardeo

Queda por delante, el peor momento: escapar del área. El fuego antiaéreo, cierra el paso a la fuerza de ataque. Withington ve como, muy cerca suyo, los motores de un bombardero norteamericano explotan con los ocho tripulantes dentro. Observa tres paracaídas que se abren y flotan. Lo que queda del avión, desaparece en una bola de fuego arrastrando a sus desventurados miembros. Él piensa: “Hoy no voy a morir”. Y su Lancaster, por alguna especie de milagro, sobrepasa la mortífera trampa y deja atrás Bavaria.

Göring escapa con vida del bombardeo. Poco después es capturado y sentenciado en Núremberg. Se suicidará en su celda, el 15 de octubre de 1946: una píldora de cianuro lo ayuda a evadir la horca. Withington, sin embargo, vivirá seis décadas y hablará muy poco de aquella terrible experiencia.

EL CORDOBÉS INDOMABLE

Allan Claudio Withington Gutiérrez (Tito) nació en Villa Huidobro, Provincia de Córdoba. El 11 de septiembre de 1923. Hijo de Allan Withington, administrador rural y Doña Julia Gutiérrez, ama de casa, fue criado junto a sus dos hermanas en el campo, donde aprendió a cabalgar, enlazar, ayudar a carnear, marcar, señalar y cuerear. Solía conducir un pequeño sulky y también aprendió a guiar la carreta que transportaba fardos. Lo bautizaron Firpo, en homenaje al pugilista argentino, pues de pequeño le gustaba el box. Desafiaba y combatía en desventaja de edad. Sus contendientes eran otros niños, en su mayoría mayores, hijos de los peones. No la pasaba nada bien.

Sus padres, cansados de su conducta, le aplicaban disciplina. Ante esa adversidad, desarrolló un fuerte instinto de supervivencia y auto conservación: emergió un ágil atleta que evadía con éxito, ‘casi siempre’, el cinto de su padre, corriendo dentro de la casa, a través de las habitaciones.

Vencidos, sus progenitores no dudaron en pedir ayuda para encauzar tanta energía. Entonces, la civilización intervino. Tito fue enviado a Buenos Aires bajo la tutela de sus abuelos y se convirtió en alumno del colegio Oates en Hurlingham. La institución dirigida por el severo director “Mr. Cuff” logró calmar los bríos del pequeño Withington. Allí le enseñaron primero modales y luego el idioma inglés.

“Mi deber, como argentino, era unirme a la causa aliada”

Al concluir su ciclo secundario, Withington revela a su progenitor cuál será su futuro: le dice que quiere ser aviador. Su padre se opone, le sugiere una carrera universitaria. Por primera vez abandona su país y se embarca rumbo a Europa para participar en la Segunda Guerra Mundial. Llega al puerto de Liverpool a bordo de un buque de carga. Quiere participar de la contienda por dos razones, como lo relató infinidad de veces: “Mi amigo Ian MacQueen me enviaba cartas sobre su vida que me entusiasmaron. Volaba bombarderos Avro Lancaster. Cuando me enrolé en Londres, el 9 de julio de 1942, me acompañó a la oficina de reclutamiento. Un mes tardé en comprender lo que era la guerra. Me golpeó de lleno: Ian desapareció junto a su tripulación, se esfumó durante una misión y no los volvió a ver nadie. El otro motivo por el que decidí alistarme era combatir al monstruo bruto de Hitler. Mi deber, al que consideré una obligación, como argentino, fue unirme a la causa aliada. Impedir que la lucha llegara mi país... como en 1982, cuando me uní a la Fuerza Aérea Argentina al enterarme que Gran Bretaña quería nuestras Islas Malvinas”, solía decir.

Junto a su bombardero Avro Lancaster en la base de RAF Kelstern durante su año de servicio (1945) en la fuerza de bombarderos británica. (Archivo Claudio Meunier).

Withington, que posee carácter y habilidad, es seleccionado para el curso de piloto que se dicta al otro lado del océano, en Oklahoma, Estados Unidos. Recibirá sus alas de piloto militar en la RAF en enero de 1944. Pero su aspiración de ser oficial es desechada. ¿El motivo? Problemas de disciplina. Durante su formación, Withington disputa un combate pugilístico contra un oficial de graduación que también es piloto. El demoledor castigo que le propina el argentino, deja a su contendiente fuera de lucha. Withington disfruta la victoria, pero sabe que todo tiene su costo. Poco después, el oficial toma represalias sobre su foja de servicio y Withington recibe el grado de “flight sergeant” (sargento de vuelo), el más bajo para un piloto.

Una vez terminado el curso, el jefe de la estación aérea le entrega sus alas (que lo convierten “oficialmente” en piloto), le estrecha la mano y le dedica unas pocas palabras:

-Sargento de vuelo Withington, felicitaciones. La guerra lo reclama. Hay órdenes para usted. Regresa a Europa.

Tras su adiestramiento en Estados Unidos, el cordobés Tito Withington recibe sus alas que lo convierten, oficialmente, en piloto

En Gran Bretaña, el cordobés se convierte en instructor de vuelo. El primer día, se presenta en la escuela con un sobrenombre que lo marcará el resto de su vida: “Tito”. A secas. Y ordena a todos lo que llamen así. Esto obedece a una razón precisa: se trata de una ocurrencia suya para alegrar a sus compañeros argentinos. Todos se divierten cuando sus alumnos, luego de cada práctica, se disculpan por sus maniobras realizadas con la torpeza de principiantes: “Sorry, Tito”, repiten. La frase, traducida al idioma español, por fonética, tiene un significado muy diferente al de un pedido de perdón...

El curso de la guerra lo lleva hacia a la acción. Realiza el curso de Ingeniero de vuelo y copiloto en bombarderos pesados. Se une al escuadrón 625 que opera cuatrimotores Avro Lancaster. Realiza diversas misiones, transporta ex prisioneros de países liberados que son repatriados a Gran Bretaña. Realiza misiones nocturnas lanzando tiras de papel metalizado a granel que, lanzadas por varios aviones y al mismo tiempo, saturan las pantallas de los operadores de radar alemán. Su Lancaster evade fuego antiaéreo, reflectores de búsqueda, cazas nocturnos y también la mala suerte, aquello que azota a tantos y que es esencial para seguir con vida.

Al finalizar la contienda en Europa, Withington se ofrece para combatir a los japoneses en el Pacifico. Pero no alcanza a cumplir su deseo: la guerra termina antes, tras el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Entonces solicita su baja y repatriación. El 11 de septiembre de 1946 se embarca con destino a su patria, Argentina. Contra todo pronóstico, se vuelve un conductor de camiones. Detrás del volante recorre la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe.

En junio de 1948, Aeroposta Argentina -la mítica empresa aérea patagónica- lo recibe. El jefe de la línea y organizador en la empresa, el mítico piloto Dirk Wessel Van Leyden entrevista a Withington. Realizan un vuelo de prueba, Van Leyden descubre que este joven de 25 años es un piloto autómata con mentalidad fría y calculadora. Piloto de carga a la Patagonia, será conocido por arrojar encomiendas desde el aire sobre estancias alejadas de la civilización, en las estepas de Santa Cruz.

Cdte Whitington, piloto civil comercial en Aeroposta Argentina S.A a su regreso de la Segunda Guerra Mundial. Withington fue elegido por Aerolíneas Argentinas, para realizar el curso de comandante en la primera promoción de la empresa estatal. (Archivo Claudio Meunier).

Pero no todo es aviación en la vida de Tito. En 1948 contrae matrimonio con Sheila María Hyland Archer, argentina, nacida en un campo de Ameghino, provincia de Buenos Aires. Ella es descendiente de irlandeses con dos hermanos voluntarios en la RAF: Harold, que sobrevivió a los vuelos en Avro Lancaster, y su hermano menor, Pedro, muerto sobre Orleans, Francia el 28 de julio de 1944 luego del desembarco en Normandía al ser derribado en su bombardero Lancaster por el as alemán Heinz Rokker. Tito y Sheila conforman una familia con siete hijos: cuatro varones y tres mujeres.

Claudio Alan Withington y Sheila Hyland, su esposa, junto a sus hijos. (Cortesía Cecilia Withington).

En 1950, cuando nace Aerolíneas Argentinas, Withington inscribe su nombre en la primera promoción de comandantes de línea. Continúa sus vuelos al sur y adquiere experiencia en bimotores DC-3 y cuatrimotores DC-4 y DC-6.

Una oferta prometedora lo aleja para siempre de Aerolíneas Argentinas. Se une a la planta fundacional de pilotos, en una nueva empresa. ¿Su nombre? Austral Líneas Aéreas. Volará el resto de su carrera en ella. Tito Withington registrará 30.000 horas de vuelo entre su trabajo como piloto comercial y sus tiempos en la RAF. Su carrera concluye el 25 de septiembre de 1978. La aviación comercial argentina pierde a uno de sus “millonarios del aire” (así se denomina a los pilotos que recorrieron, durante su carrera, un millón de kilómetros sin incidentes).

Como piloto de Austral, Tito Withington llevó a Nicolino Locche a Mendoza tras su consagración en Tokio. En la imagen, asoma por la ventanilla de la cabina de piloto.

Tito toma unas merecidas vacaciones, pero sólo mantiene los pies sobre la tierra unos pocos días. Se embarca como un simple pasajero a Estados Unidos. ¿El motivo? El Banco Italia adquirió un jet ejecutivo Learjet modelo 24D y lo contrató como su nuevo piloto.

VOLUNTARIO EN MALVINAS

El 2 de abril de 1982, sorprendido por la reconquista de las Islas Malvinas, se une a la causa. No entiende de política: Tito es solo un hombre de acción. Visita el edificio Cóndor de la Fuerza Aérea Argentina en Buenos Aires. Les dice que quiere volar con ellos. Le informan que será convocado y es consultado:

-Comandante Withington, ¿qué edad tiene y cuantas horas de vuelo registra?

Withington es categórico en su respuesta:

-59 años, 30.000 horas de vuelo y voluntad para el combate.

Tito, dos veces voluntario, marcha hacia una nueva guerra, pero esta vez en un avión sin armas. Realiza traslados de pilotos entre las bases repartidas en la Patagonia. Y, como integrante del escuadrón Fénix, realiza vuelos sobre el mar con otros Learjet simulando ser cazas de combate para confundir a los radares enemigos. Habla y grita en ingles en la frecuencia radial del enemigo.

El Lear Jet, propiedad del Banco de Italia, con el que Tito Withington operó en la guerra de Malvinas. ¿Su misión? Traslados y, sobre todo, tareas de distracción en radares enemigos.

Al finalizar la guerra, Withington -que luego de la Segunda Guerra Mundial había sido incorporado como suboficial Auxiliar en la Fuerza Aérea Argentina- recibe la jerarquía de Alférez. Ya no vuelve a volar. Su mujer, Sheila, sus siete hijos y sus nietos lo ayudan a plegar sus alas. Le duele horrores saber que su vida como piloto terminó.

Arrastrado por su idealismo, se acerca a la política. Pero dura un suspiro: observa cómo se manejan en este nuevo escenario y se aleja. Se da cuenta que grita, más de lo que grita siempre. Que ya es demasiado.

Su vida social es activa y, cada tanto, lo invitan a volar. Un silencioso Alzheimer lo aleja de lo cotidiano. Muere el 19 de noviembre de 2009 en San Isidro. Es su último vuelo, sin retorno.

Veterano de guerra de Malvinas, durante un desfile junto a sus compañeros del escuadrón Fénix, a su lado Restituto Olguin, con quien lo unió una amplia amistad. (Archivo Claudio Meunier).

Conocido por ser un hombre serio, también una persona de risa inconfundible, atrajo a los pilotos más jóvenes, ellos no dudaban en seguirlo aunque fuese hasta las últimas consecuencias. Aquellos aviadores que lo conocieron, aquellos que escucharon hablar de él. Aquellos que lo siguen recordando, aquellos que lo conocen desde ahora, siempre fue llamado y como el, siempre lo quiso, Tito Withington.

Tito Withington junto a Jimmy Harvey oriundo de Junín. Ambos pilotos en la RAF durante la Segunda Guerra Mundial y luego pilotos comerciales en el país. Se convierten en los ultimos mohicanos de una conflagración antigua y otra moderna.

Fotografiado por su hija Cecilia en la localidad de Florida, Tito Withington junto a otras de sus aficiones, las motos. (Cortesía Cecilia Withington).





martes, 15 de abril de 2025

Caza polivalente: Diseño Heinkel He P.1080

Proyecto Heinkel He P.1080







El Heinkel He P.1080 fue un concepto de interceptor a reacción alemán diseñado en las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial. Desarrollado por la compañía Heinkel, formaba parte de una serie de proyectos que buscaban proporcionar a Alemania un avión de alta velocidad capaz de enfrentarse a los bombarderos aliados.

El diseño del P.1080 incluía alas en flecha, una innovación destinada a mejorar la eficiencia aerodinámica a altas velocidades. Este enfoque buscaba reducir la resistencia al avance y aumentar la velocidad máxima del avión, alcanzando potencialmente velocidades transónicas. Se proyectaba que la aeronave estuviera propulsada por motores a reacción, aunque los detalles específicos sobre la configuración de los motores o las capacidades de rendimiento son escasos, ya que el P.1080 no pasó de la fase de diseño.

Aunque los detalles sobre el armamento y la aviónica son limitados, es probable que el P.1080 se pensara con armamento pesado de cañones, similar al de otros interceptores a reacción alemanes de finales de la guerra, como el Me 262. El concepto del He P.1080 representa el pensamiento avanzado y las ambiciones tecnológicas de la industria aeronáutica alemana durante la guerra, aunque nunca alcanzó la fase de producción ni estuvo en operación. 






Este caza interceptor «Heinkel He P.1080» fue diseñado cerca del final de la SGM. Dos estatorreactores Lorin-Rohr, de 900 mm. de diámetro cada uno, estaban montados a cada lado del fuselaje y, a partir de los mismos, nacían las alas del avión. En tal sentido, los amplios estatorreactores quedaban expuestos a las corrientes de aire para favorecer su enfriamiento. La cabina estaba ubicada en la sección delantera del fuselaje junto con una unidad de radar y dos cañones MK 108 de 30 mm. La propulsión inicial, para el despegue y para obtener el encendido de los estatorreactores, se conseguía con la ayuda de cuatro cohetes de combustible sólido con 1.000 kg. de empuje cada uno. Una barquilla expulsable era usada para el despegue del avión. El aterrizaje se efectuaba sobre un patín extensible. Largo: 8,15 metros. Velocidad estimada: 1.000 Km/h.






Maqueta del Heinkel He P.1080:




Fuente del texto: http://www.luft46.com/ - website propiedad de Dan Johnson (traducido de la página «Luft'46» con el permiso de Dan Johnson - translated from «Luft'46» with permission from Dan Johnson).
Dibujos a color (from «Luft'46 Art Images»): a) Nros. 1 a 3 = Josha Hildwine; b) Nros. 4 a 7 = Daniel Uhr.
Fotografías maqueta del avión: Nros. 1 y 2 = http://www.motionmodels.com/custluft.html



martes, 25 de marzo de 2025

Helicóptero utilitario: Sikorsky S-49 / R-6 Hoverfly



Sikorsky S-49 / R-6 Hoverfly





El Sikorsky R-6 es un helicóptero ligero biplaza estadounidense de la década de 1940. Al servicio de la Royal Air Force y la Royal Navy, se denominó Hoverfly II.

Desarrollo

El R-6/Hoverfly II se desarrolló para mejorar el exitoso Sikorsky R-4 . Para optimizar el rendimiento, se diseñó un fuselaje aerodinámico completamente nuevo y se alargó y enderezó el brazo que soporta el rotor de cola. Se conservaron el rotor principal y el sistema de transmisión del R-4. Sikorsky designó el Modelo 49 al nuevo diseño. Posteriormente, Doman Helicopters Inc. realizó modificaciones dinámicas para equilibrar el rotor. El nuevo avión podía alcanzar los 160 km/h (100 mph), en comparación con los 132 km/h (82 mph) del diseño anterior.



La producción inicial estuvo a cargo de Sikorsky, pero la mayoría de los ejemplares fueron construidos por Nash-Kelvinator . Algunos de los aviones posteriores fueron equipados con motores más potentes.


Un transporte Sikorsky R-6A transporta a un soldado herido desde el campo de batalla durante junio de 1945 en Luzón, Filipinas.


Historial operativo

Los primeros R-6 se entregaron a las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF) a finales de 1944 y algunos fueron transferidos a la Armada de los Estados Unidos (USN). Inicialmente, se pretendía transferir 150 R-6 a la Real Fuerza Aérea (RAF), pero los retrasos causados ​​por el traslado de la producción de la fábrica de Sikorsky en Stratford, Connecticut , a Nash-Kelvinator en Detroit, Michigan, resultaron en que solo se entregaran 27 R-6A a la RAF, con el nombre de Hoverfly II. Quince de estos fueron transferidos a la Fuerza Aérea de la Flota (FAA) de la Armada Real.



Algunos ejemplares de la RAF fueron asignados al Escuadrón 657 de la RAF para probar el uso de helicópteros en la función de Cooperación con el Ejército, y se pudieron instalar dos camillas externas en el fuselaje. El Escuadrón 657 operó sus Hoverfly II como puestos de observación aérea, avistando unidades de artillería del Ejército. Los Hoverfly II permanecieron en servicio hasta abril de 1951, y un ejemplar del escuadrón se exhibió en el Salón Aeronáutico de Farnborough de septiembre de 1950.



La FAA utilizó sus Hoverfly II en funciones de entrenamiento y enlace. Entre las unidades navales que utilizaron este modelo se encuentran el Escuadrón 771 desde diciembre de 1945, seguido del Escuadrón 705.



La USAAF operó sus R-6 en funciones secundarias y los sobrevivientes fueron redesignados H-6A en 1948. Los ejemplares de la USN fueron designados HOS-1 y se pretendía transferir otros 64 desde la USAAF, pero esto no se llevó a cabo.



A finales de la década de 1940, se vendieron excedentes militares S-49 en el mercado civil, pero ninguno sigue en funcionamiento. Cuatro de ellos se exhiben actualmente en museos estadounidenses.


Un HOS-1 de la Marina de los EE. UU. en enero de 1947

Un R-6A Hoverfly II en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de EE. UU.

Variantes

XR-6
    Prototipo propulsado por un Lycoming O-435-7 de 225 hp (168 kW) (uno)
XR-6A
    como XR-6 pero propulsado por el Franklin O-405-9 de 240 hp (180 kW) (cinco) de los cuales tres a la Marina de los EE. UU. como XHOS-1
NY 6A
    como XR-6A con pequeños cambios (26) construido por Nash-Kelvinator
R-6A
    Modelo de producción (193) construido por Nash-Kelvinator, de los cuales 36 a la Marina de los EE. UU. como HOS-1 y 27 a la RAF como Hoverfly II.
R-6B
    Variante proyectada con 225 hp (168 kW) Lycoming O-435-7, pero no se llevó a cabo
XR-7
    Desarrollo proyectado del XR-6 con un motor Franklin O-405-9 de 240 hp (180 kW), no construido.
Doman LZ-1
    Un R-6A modificado como banco de pruebas
Doman LZ-1A
    Un R-6A modificado como banco de pruebas con palas de rotor sin bisagras diseñadas por Doman y un cubo de rotor autolubricado.

Operadores

 Reino Unido
    Real Fuerza Aérea

 Estados Unidos
    Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos
        162.º Escuadrón de Enlace
    Fuerza Aérea de los Estados Unidos
        72.º Escuadrón de Enlace
    Guardia Costera de los Estados Unidos
    Marina de los Estados Unidos

 México
    Fuerza Aérea Mexicana


Especificaciones (R-6A)


Datos de Thetford, 1977

Características generales

  • Tripulación: una
  • Capacidad: un observador
  • Longitud: 47 pies 11 pulgadas (14,61 m)
  • Peso bruto: 2600 lb (1179 kg)
  • Planta motriz: 1 × Franklin O-405-9 pistón, 240 hp (180 kW)
  • Diámetro del rotor principal: 38 pies 0 pulgadas (11,58 m)


Rendimiento

  • Velocidad máxima: 100 mph (160 km/h, 87 nudos)
  • Techo de servicio: 10.000 pies (3.000 m)