El Messerschmitt Bf 109E era un estilizado caza alemán de la Segunda Guerra Mundial. Al igual que muchos otros aviones militares de su época, tenía sus ametralladoras montadas en el morro, justo detrás de la hélice. ¿Cómo podía disparar sin hacer pedazos su propio motor?
La respuesta a esta pregunta se llama mecanismo sincronizador o sincronizador de ametralladora.
El primero en proponer este mecanismo fue el piloto alemán August Euler.
Los primeros prototipos comenzaron a probarse en Alemania y Francia entre 1913 y 1914 y resultaron ser muy útiles.
Para cuando explotó la Segunda Guerra Mundial, su diseño se había perfeccionado mucho y ya se usaban ampliamente en todos los ejércitos.
Un mecanismo sincronizador es, en esencia, una pieza que alinea las palas de la hélice con una serie de muescas en el eje del motor que están conectadas a las ametralladoras.
Cuando la pala cruza la trayectoria de las armas, esas muescas interrumpen momentáneamente el contacto del gatillo del piloto con las ametralladoras de manera que estas no disparan aunque el piloto lo pulse.
Mecánicos alemanes alineando el sincronizador de un Messerschmitt Bf 109E
El mecanismo fue perfeccionado por el ingeniero alemán Anthony Fokker.
La ventaja del mecanismo de Fokker era que seguía el giro del motor y se sincronizaba a este independientemente de cual fuera su velocidad. Durante el vuelo, las aspas giran tan rápido que el piloto prácticamente no notaba diferencia.
Pero
¿por qué montar las ametralladoras en el morro y arriesgarse a destrozar las aspas en primer lugar?La respuesta es la puntería. Los pilotos disparaban con mucho más precisión cuando podían alinear visualmente las ametralladoras enfrente de ellos.
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