El estremecedor salto al vacío de los pilotos rusos y el fantasma de un sabotaje de sus propios generales
En los últimos días aumentaron un 50% las incursiones de los aviones rusos sobre Ucrania. Pero la inteligencia de Kiev asegura que los oficiales del Kremlin se aseguran que los aviadores impactados no sobrevivan ni puedan ser tomados prisionerosLa guerra aérea sobre Ucrania parece haber entrado en una nueva fase, con el aumento de un 50% en los vuelos de los cazabombarderos, aviones no tripulados y drones artillados de la aviación rusa. Son unos 300 vuelos por día cuando al principio de la guerra no llegaban a 200. La campaña del aire rusa fue retrasada tras recibir duros golpes por parte de las fuerzas ucranianas que utilizan los misiles antiaéreos móviles proporcionados por Gran Bretaña y Estados Unidos. En un solo fin de semana, a fines de marzo, los ucranianos derribaron cuatro cazas rusos, dos drones y un helicóptero, además de interceptar dos misiles. Incluso se atrevieron a atacar depósitos de combustible dentro del territorio ruso. En los próximos días entrarán en operaciones seis MIG29M que le envió Egipto al gobierno de Kyiv en un acuerdo por el que Estados Unidos le entregó, a cambio, a El Cairo modernos F-16. Los cielos de Ucrania serán en los próximos días el escenario de una confrontación aérea como no se veía desde la II Guerra Mundial.
Junto a la ofensiva aérea también aparece una de las tantas miserias de la guerra. Durante la Semana Santa la inteligencia ucraniana –con el apoyo de información proveniente de satélites y escuchas del Pentágono y el MI6 británico- ratificó que se produjeron “extraños” episodios protagonizados por los pilotos rusos cuando sus naves fueron alcanzadas por el fuego antiaéreo. Al eyectarse, sus paracaídas no funcionaron y cayeron como una piedra sobre la tierra. La Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania dijo que los resultados preliminares “sugieren que una de las razones del fallo del paracaídas puede ser su incorrecta instalación deliberada antes de la salida”.
Y mostraron el video del derribo de un avión ruso Su27, el salto del piloto y la caída precipitada. Se destacan los pliegues del paracaídas que nunca se abrió y que mostraría que era defectuoso o como afirman los ucranianos, había sido saboteado antes de despegar. “Ahora se lleva a cabo un estudio detallado de los restos de este y otros aviones derribados anteriormente de los fascistas rusos. Los resultados preliminares muestran que una de las razones del fallo del paracaídas puede ser su estiba inadecuada deliberada antes de la salida”, informó el ministerio de Defensa de Kyiv.
“Llevar a estas personas ante la justicia y exponer la verdad al mundo entero no entra dentro de las reglas del Kremlin. Es mejor `ajustar´ el paracaídas del piloto un poco antes de la salida. Lo hacen los agentes especiales tradicionalmente insignificantes e imperceptibles. Como se dice, `Zap´ y ya está. Significa que los pilotos muertos no cuentan nada. No es la primera vez que ocurre.
Lo hicieron durante toda la Guerra Fría y en la invasión de Crimea”,
publicó la oficina de la Inteligencia de Defensa de Ucrania en su cuenta
oficial de Facebook.
No, it’s auto sabotage. If the pilot doesn’t not ejects himself successfully and dies 100% guaranteed, obviously he cannot testifies at The Hague. Same thing occurred at Bosnia, they just damage the gear to avoid confirmation of illegal orders they gave their men. #SlavaUkraini
— Sandra Lourenço (@Sou_Sa_Lo) March 14, 2022
Tras esta afirmación, las redes sociales se llenaron de testimonios sobre otros casos similares ocurridos con pilotos rusos en Siria, Chechenia y Georgia. “Los jóvenes pilotos rusos son convertidos en kamikazes a su pesar”, dice un ex militar ruso exiliado en Gran Bretaña. “Es una nueva iniciativa estajanovista. Las madres rusas no estamos pariendo niños sino máquinas para pilotear aviones y bombardear civiles”, escribió otra suscriptora de Telegram desde Siberia.
Esta mujer se refería al movimiento estajanovista que formó parte de la propaganda estalinista. Stajánov fue un minero de un pozo de carbón en Donetsk, paradójicamente el territorio ucraniano ahora atacado por los rusos, que ideó un método para incrementar la producción. Logró extraer en un solo día, el 30 de agosto de 1935, junto a tres compañeros, 102 toneladas de carbón, superando por 14 veces los objetivos de recolección. Cuando se enteró Stalin, lo condecoró y lo convirtió en una celebridad con giras por la Unión Soviética. Llegó a aparecer en la tapa de la revista estadounidense Time en diciembre de ese año. Stájánov sacrificó todo por el bien de la “construcción del comunismo” como ahora Putin quisiera que asuman el mismo compromiso sus pilotos. Y si no lo consigue, aparentemente sus agentes lo logran por otras vías.
Más allá de los métodos, la aviación rusa impuso su superioridad en el campo de batalla ucraniano más allá que muchas de las misiones las cumplió sin traspasar el espacio aéreo de su vecino. La mayoría de las veces ataca desde su propio territorio o el de su aliada incondicional, Bielorrusia. El Ministerio de Defensa ruso informó hace ya un mes que había destruido 81 estaciones de radar y dañado el 90% de los aeródromos ucranianos, paralizando su aviación de combate.
Aunque no pueden verificarse ni las afirmaciones de Kiev ni las de Moscú, ni el número de aviones perdidos, Rusia, que cuenta con muchos más cazabombarderos, aún no ha conseguido el control total de los cielos. Los Su-30, Su-34 y Su-35 con la bandera ucraniana azul y dorada en sus alas siguen realizando decenas de salidas nocturnas para defender las ciudades ucranianas de los bombardeos. También se registraron informes no verificados sobre un as de la aviación apodado el “Fantasma de Kyiv”, del que se dice que derribó sin ayuda seis aviones rusos en las dos primeras semanas de guerra y sigue operando.
Aunque en los últimos días, los pilotos rusos parecieran haber retomado la iniciativa. “Las Fuerzas Aeroespaciales rusas están modificado la forma en que están llevando a cabo las operaciones”, explicó al Washington Post, Michael Kofman, director de estudios rusos en CNA, un think tank con sede en Virginia. “Y esto se debe a que o bien hay un desgaste en un porcentaje significativo de las defensas aéreas ucranianas, o bien están siendo mucho más cuidadosos en la forma de llevar a cabo estas salidas”.
De acuerdo a la revista especializada AirLive, Ucrania concentró las defensas aéreas en la capital, Kyiv, y la segunda ciudad más grande, Kharkiv, que está siendo bombardeada desde hace semanas. Esto dejó a Rusia más libre para llevar a cabo más ataques aéreos sobre la ciudad portuaria meridional de Mariupol. Las fuerzas del Kremlin intentan hacerse con el control de la ciudad desde que comenzó la invasión el 24 de febrero, pero aún enfrenta un importante foco de resistencia en la zona industrial de la planta de acero de Azovstal. Como consecuencia, destruyó el 90% de la infraestructura de la ciudad y mató a más de 20.000 civiles. “No se han visto muchos aviones rusos derribados en los alrededores de Mariupol, pero se puede ver que han realizado muchos ataques”, dijo Kofman. “Tienes la sensación de que los militares ucranianos han decidido defender ciertas zonas por encima de otras”.
La gran cantidad de MANPADS, los lanzamisiles antiaéreos, que posee ahora Ucrania obligaron a Rusia a reducir el vuelo de helicópteros y jets a baja altura. Es por eso que los ataques están siendo, en general, con misiles de crucero desde bombarderos que se mantienen dentro de las fronteras rusas.
Otras aeronaves rusas se aventuran en el espacio aéreo ucraniano sólo durante breves períodos. “Está operando principalmente con aviones y helicópteros Su-25 sobre el sur de Ucrania”, comentó Rob Lee, un ex oficial de infantería del Cuerpo de Marines. “Desde Bielorrusia están operando los Su-35, más avanzados, pero en general hacen incursiones cortas con misiones muy específicas y de tramos cortos”.
Después del fracaso en la toma de Kyiv y la tragedia naval de la última semana con el hundimiento del crucero Moskva, la nave insignia de la flota rusa en el Mar Negro, y la heroica resistencia ucraniana en Mariupol, Putin necesita imperiosamente una muestra de su poder. La aviación le podría dar algunas buenas noticias. Aunque si Ucrania recibe esta semana los aviones y las baterías antimisiles prometidas por la Unión Europea y Estados Unidos, al aislado líder del Kremlin se le podrían aguar sus planes de cantar alguna victoria el 9 de mayo, cuando tiene programado su anual desfile militar en la Plaza Roja.
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