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lunes, 17 de marzo de 2025

Libro: Dragonfly (por David Myhra)

LIBÉLULA-Dragonfly

DRAGONFLY
The Luftwaffe's Experimental Triebflügeljäger Project
por David Myhra - Publicado por Schiffer Publications



El libro narra la historia del primer intento mundial de perfeccionar un verdadero interceptor de despegue y aterrizaje vertical con cola.

El libro estará profusamente ilustrado con más de 240 ilustraciones en blanco y negro y color, realizadas por algunos de los mejores modeladores 3D: Gareth Hector, Jozef Gatial y mi amigo, el artista 3D holandés Ronnie Olsthoorn*. Las ilustraciones de estos tres artistas son realmente excepcionales.

*Ronnie ha tenido la amabilidad de permitirme mostrar algunas de sus excelentes imágenes. (Visite el sitio web de Ronnie, www.skyraider3d.com, para ver una increíble presentación interactiva en Flash 3D sobre el Triebflügel).

Mi primera impresión con este libro es que está bien documentado e incluye mucha más documentación de la que creía disponible sobre este tema.



El libro contiene información sobre el concepto de vuelo vertical, tal como lo abordó el profesor Erich von Holst, desde sus estudios iniciales sobre cómo una libélula se mantiene en el aire hasta cómo esto finalmente dio lugar al diseño del Triebflügel. También incluye información sobre quienes en Focke Wulf trabajaron en este diseño y cómo se determinó que el estatorreactor era el mejor motor para esta aeronave. David es franco sobre los numerosos defectos que este tipo de aeronave presentaba a sus diseñadores y analiza los intentos y fracasos posteriores de aeronaves similares.

La única pega que encuentro es que el texto es algo repetitivo y parece estar salpicado de errores tipográficos. Schiffer debería dedicar más tiempo a la revisión de sus libros. (Algunos podrían decir lo mismo de mi sitio web).



El libro de tapa blanda contiene 128 páginas de ilustraciones en blanco y negro y color. El precio de venta recomendado es de 29,95 $.

Aquí tienen un avance del excelente arte 3D de Ronnie Olsthoorn que aparece en el libro de la Libélula. Haga clic en la imagen para ampliarla - Todas las imágenes © Ronnie Olsthoorn

Sitio web de David Myhra:
http://www.luft46.com/Myhr/dmyhra.html

Sitio web de Skyraider3d de Ronnie Olsthoorn
http://www,skyraider3d.com

martes, 21 de agosto de 2018

Libro: "El DINFIA IA-50 G-II "GUARANI": El proyecto industrial y sus devenires"

Nuevo Libro: "El DINFIA IA-50 G-II "GUARANI": El proyecto industrial y sus devenires"

Por Hernán Longoni y José Martínez
(Version digital)
80 páginas a todo color con material inedito.

El DINFIA IA-50 G-II como nunca antes se había estudiado.
Basado en memorias originales de la FMA, del Comando de Material de la FAA, de las I y II Brigadas Aéreas.
Fotos inéditas, muchas de ellas en color, gráficos, planos, esquemas.
Conozca todas las variantes planteadas para este bi-motor nacional, así como sus esquemas de colores, algunos de ellos desconocidos.

Mucho se ha especulado respecto de este proyecto nacional. Aqui obtendrá una postura profusamente documentada sobre el proyecto, la decisión de su construcción, los informes técnicos y de vuelo, así como la evaluación de sus pilotos de prueba y su desempeño en el ámbito militar y civil.

Como complemento, un breve y útil resumen de la vida operativa de cada uno de ellos.

Envie su pedido vía mail a hernanlongoni@gmail.com y recibirá por correo un CD incluyendo el texto del libro (en formato .pdf) asi como profuso material fotográfico y técnico del modelo.

domingo, 15 de abril de 2018

SGM: Bodenplatte, la última ofensiva de la Luftwaffe

Bodenplatte, la masacre aérea en la que los nazis se enfrentaron a un gigantesco ejército de «borrachos»:

El 1 de enero de 1945, los alemanes lanzaron la última gran ofensiva de la Luftwaffe en el marco de la batalla de las Ardenas. Cientos de pilotos fallecieron, pero uno de ellos sobrevivió y pasó sus últimos días en Barcelona. Sus vivencias han sido recogidas en «El diario de Peter Bril
Por: Manuel P. Villatoro – Para: ABC




Corría el 1 de enero de 1945, durante los últimos estertores de un nazismo que daba continuas bocanadas de aire para sobrevivir del ahogamiento al que era sometido por soviéticos, estadounidenses, británicos y una ingente lista más de países. Fue precisamente ese día en el que cientos de aviones germanos salieron de sus aerodrómos bajo el más estricto secreto con el objetivo de acabar con todos los cazas aliados que pudieran hallar en las bases de las Ardenas. Lo hicieron en el marco de una ofensiva desesperada, la última de la Luftwaffe.



Aquel fue un loco ataque en el que unos pocos (los teutones) se enfrentaron a muchos (los británicos y estadounidenses). Fue el canto de cisne de la fuerza aérea de Hitler. Pero una ofensiva que, en definitiva, que no sirvió absolutamente de nada al Führer y en la que los aviadores de la esvástica vieron puestas sus capacidades al límite por estar obligados a combatir contra un contingente brutalmente superior en número.
En esta batalla (posteriormente conocida como «Operación Bodenplatte») participaron entre 800 y 1.000 pilotos de la Luftwaffe. Y más de dos centenares no volvieron a sus aeródromos después de caer ante el fuego de la fuerza aérea aliada (y de los disparos amigos, pues no se avisó a las baterías antiaéreas germanas de la operación para evitar filtraciones). Uno de los que tuvo la suerte de regresar fue Peter Brill. Alemán de nacimiento (y contrario a la ideología nazi) se vio obligado a luchar en los cielos contra los aliados.


Ficha del libro
Título: El diario de Peter Brill
Año: 2016
Autores: Pere Cardona y Laureano Clavero
Prólogo: Jesús Hernández
Editorial: Dstoria Edicions
Cantidad de Pag: 220 y DVD
Próxima presentación: 18 de febrero en Mallorca (junto a la familia de Peter Brill)
Página Web: www.eldiariodepeterbrill.com

Sus habilidades a los mandos de un caza le permitieron sobrevivir y, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, viajó a Barcelona. Allí pasó sus últimos días surcando los cielos en una avioneta hasta hace apenas dos años. Pero sus vivencias no se acabaron en ese punto. Y es que, también fue uno de los aviadores que participó en los preparativos de una misión secreta para atacar Nueva York con un superbombardero enviado desde Europa.
Este 2016, su historia ha salido por primera vez a la luz gracias a «El diario de Peter Brill». Un libro editado por «Dstoria Edicions» en el que se recogen las memorias (puestas en contexto, investigadas, contrastadas y completadas) del piloto alemán. La obra es la primera en la que alguien que participó en la operación para bombardear Estados Unidos admite su existencia y, además, supone un documento vivo que rescata la historia de Brill. Uno de los aviadores que sobrevivió a la contienda de Bodenplatte.
Es por todo ello por lo que, según han afirmado a ABC sus autores (Laureano Clavero -un cineasta famoso por su documental «1533 km hasta casa. Héroes de Malvinas» y por estar al frente de MIRASUD PRODUCCIONES- y Pere Cardona -divulgador histórico y creador de «Historias Segunda Guerra Mundial»-), el libro ya va por su segunda edición. «Estamos muy orgullosos de que se haya vendido toda la primera remesa. Demuestra que a la gente ha visto que es un relato único que transmite un piloto que pasó sus últimos días en España», determina Clavero a este diario.

Ardenas, el final

Para entender esta operación es necesario retroceder en el tiempo hasta diciembre de 1944. Una época en la que Adolf Hitler desesperaba sabedor de que sus ejércitos habían pasado de dominar Europa, a defenderse en todos los frentes. Del yugo nazi empezaban a liberarse desde Francia (hacía seis meses que se acababa de suceder el Desembarco de Normandía, la entrada masiva de aliados a través de las costas del norte de la Galia), hasta los países del Este que habían sido ocupados durante la invasión de la URSS. Pintaban, en definitiva, cuadradas para los hombres de un Führer, quien no llegaba a comprender cómo era posible que sus expertas fuerzas de élite fueran derrotadas en el campo de batalla.

El día 16 comenzó la ofensiva en el frente de las Ardenas:
Sin embargo, y aunque todo parecía sentenciado para los hombres de la esvástica, Hitler decidió sacarse en diciembre un curioso as de la manga. Así pues, ideó una última y gigantesca ofensiva militar sobre las Ardenas (una región ubicada al norte de Francia y al sur de Bélgica -y dominada por estadounidenses y británicos-) mediante la que pretendía llegar hasta el puerto de Amberes, clave para los aliados por ser en el que recibían sus provisiones. Si sus hombres lo conseguían, lograrían dividir a los enemigos en dos, crear el caos, y cortar sus líneas de suministros. Todo ventajas, según pensaban.
La idea no era más que un delirio. El último que le quedaba a un Hitler que ya no sabía cómo diablos detener la sangría de bajas que tenía por haber abierto un frente tan gigantesco. Y un sueño por el que movilizó a una fuerza inexperta de 250.000 hombres (muchos de ellos recién reclutados), 2.000 carros de combate y 3.000 aviones. El día 16 comenzó la ofensiva en el frente de las Ardenas, donde sus enemigos fueron cazados por sorpresa y -en muchos casos- obligados a retirarse. Pero ese avance solo fue un espejismo. Y es que, unas semanas después, los aliados lograron atrincherarse y detener la pérdida constante de territorios.

El plan

El 1 de enero, con la batalla de las Ardenas estancada y los aliados planeando su contra ataque, Herman Göring (al mando de la Luftwaffe) decidió llevar a cabo la que sería el último gran ataque de su fuerza aérea.
«El Reichsmarschall Herman Göring, picado por las duras críticas de que era objeto su Luftwaffe, había decidido efectuar su propio ataque relámpago. Su plan de asestar un gran golpe por sorpresa contra las fuerzas aéreas aliadas», explica el popular historiador Antony Beevor en su obra «Ardenas 1944. La última apuesta de Hitler». Su «feliz» idea fue la de enviar todos y cada uno de los aviones de los que disponían los germanos por sorpresa para aniquilar a los aeroplanos aliados estacionados en los aeródromos belgas y galos.


Peter, durante su entrenamiento

El objetivo no era otro que lograr la supremacía aérea en la zona. Tal y como explica Cardona a este diario, los alemanes eligieron el 1 de enero porque creían que sus enemigos estarían totalmente «borrachos» después de la fiesta de Nochevieja. ¿Qué mejor día para atacar que una plena jornada de resaca? Beevor es partidario de esta teoría y, además, añade que se prohibió a los pilotos germanos beber una sola gota de alcohol la noche anterior o «trasnochar para celebrar la fiesta». Muchos se lo tomaron mal e interpretaron que, al día siguiente, iban a lanzarse de forma kamikaze contra sus enemigos.
Así definió Peter Brill la idea que tenían aquel día los mandos alemanes: «La primera operación de ataque en la que participé fue la “Operación Bodenplatte” que consistía en atacar aeropuertos y bases aéreas aliadas en Bélgica, Holanda y Francia». Los autores de «El diario de Peter Brill» completan esta definición de la siguiente forma: «La idea que tenían los mandos alemanes era destruir el mayor número de aviones en tierra, lo cual también ayudaría, de paso, a las tropas alemanas que se encontraban luchando en la batalla de las Ardenas para tratar de expulsar a los ejércitos aliados».

Los problemas de Bodenplatte

Lo cierto, todo hay que decirlo, es que el plan no gustó demasiado a Adolf Hitler, quien consideró totalmente imposible coordinar todos aquellos aviones en el aire.
«Me temo que cuando llegue ese día, los distintos grupos no se coordinen y que no encuentren al enemigo […]. La esperanza de diezmar al enemigo con un despliegue masivo no es realista», dijo el Führer. Por suerte para él no tuvo que preocuparse del qué dirán, pues muchos pilotos alemanes atribuyeron a Göring esta idea descabellada y cargaron contra él en sus conversaciones privadas. Uno de ellos llegó a decir de él que dirigía la Luftwaffe con los métodos usados «por la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas».
Además de las dificultades de coordinación, los principales mandos alemanes sabían que la Luftwaffe sufría de severos problemas. El primero de ellos era la falta de experiencia de sus pilotos, muchos de los cuales se subían a los cazas sin haber hecho más que algún que otro vuelo de prueba debido a la escasez de combustible y a la falta de aviadores.


Goring, junto a Hitler-

«No es de extrañar que los pilotos de los cazas estadounidenses dijeran que preferían enfrentarse a cuatro pilotos alemanes nuevos que a uno solo veterano», añade Beevor. Por el contrario, los británicos habían logrado -gracias a la rotación de aviadores- que sus «ases» volvieran a las islas para enseñar a los nuevos reclutas. Una inyección de experiencia en vena.
Brill, por su parte, consideraba que la operación estaba mal planteada: «La teoría de ir a por los aviones ingleses y americanos para intentar destruirlos en tierra era ridícula. En primer lugar, porque la flota de aviones aliada era bastante grande y, en segundo, porque la capacidad industrial americana podía asumir la construcción de los aviones destruidos en relativamente poco tiempo. […] A los americanos, tener más o menos aviones no les importaba, lo que realmente les habría hecho daño sería haberles restado pilotos». Cardona y Clavero son de la misma opinión, y la secundan (acompañada de las declaraciones del piloto) en «El diario de Peter Brill».
Como él, el resto de pilotos no debía estar demasiado de acuerdo con el ataque, pues la Luftwaffe destinó un reactor Me 262 (una de las nuevas armas de la fuerza aérea de Hitler) a cada escuadrilla para -en palabras de Beevor- «identificar a todo aquel que mostrara falta de determinación en el ataque».

El despegue

A pesar de todas estas dificultades el ataque comenzó, como estaba previsto, el 1 de enero. A lo largo de la mañana, más de 850 aviones según Brill (1.000 en palabras de Beevor) partieron desde sus aeródromos con el objetivo de bombardear doce pistas británicas y estadounidenses. El ataque, en principio, enardeció los corazones de los pilotos de la Luftwaffe, que -tras ver semejante operativo- entendieron que era absolutamente imposible ser derrotados. «¡Por dios! ¡Lo que llegó a haber por los aires! Yo mismo estaba sorprendido. Los aviones daban vueltas sobrevolando toda la zona. Los civiles tenían todos la vista fija en nosotros», explicaba un aviador cuyo testimonio está recogido en la obra del anglosajón.
Peter Brill salió con su caza desde Duisburg a las siete de la mañana. Iba acompañado de aproximadamente 40 compañeros y era el «Kaczmarek» del mayor Siegfried Freytag (uno de «los mejores pilotos con los que he tenido ocasión de volar», según afirmaba en sus memorias, recogidas en «El diario de Peter Brill»).


Un avión caído, durante la batalla de Bodenplatte-

«Ser “Kaczmarek” significaba que debía proteger a su superior de los enemigos. Debía ser buen piloto, pues esa era una tarea que no se la daban a cualquiera», explica Cardona (de «HistoriasSegundaGuerraMundial») a este diario. «Mi misión no era formar parte de los Schwarme que realizaban el asalto, sino que tenía que pegarme al comandante, como si fuera su sombra, en labores de escolta», añadía el piloto.
La misión no pudo empezar peor para los alemanes. Nada más desepegar, 16 aviones fueron derribados... ¡por sus propias baterías antiaéreas! Tenía bastante lógica que eso sucediera, pues estas no habían sido avisadas de que iba a haber una gran operación. Por ello no es raro que, cuando vieron centenares y centenares de aviones sobrevolando los cielos germanos, disparasen primero y preguntasen después. Mientras despegaba, Brill afirmaba en sus memorias que no pensaba absolutamente en nada. «No recuerdo con claridad mis pensamientos durante aquel día. Era la guerra, llegaba a un punto en el cual no me planteaba muchas cosas. Daba igual vivir o morir».
Una vez en el aire, los cazas alemanes se dirigieron hacia sus respectivos objetivos. «Pusimos rumbo hacia Bélgica porque, con combustible para una hora de vuelo, tampoco podíamos ir mucho más lejos. Los cazas de aquella época no llevaban ningún tipo de instrumental para guiarnos, ni GPS ni nada por el estilo, lo que hacía muy difícil llegar hasta donde se encontraban los aeropuertos enemigos», se explica en «El diario de Peter Brill». El piloto, a su vez, explica que todos seguían a un Heinkel 111, el único avión que disponía del instrumental necesario para llegar hasta las plazas contrarias.


En batalla

Las consecuencias del ataque fueron variadas. En palabras de Beevor, los «alemanes consiguieron el efecto sorpresa que buscaban», pero no tardaron en verse superados cuando sus enemigos se percataron de lo que sucedía. Un ejemplo claro fue lo sucedido al grupo encargado de bombardear el aeródromo de Sint-Denijs-Westrem-. En un primer momento, sus pilotos pudieron destruir una escuadrilla de Spitfires polacos que estaban aterrizando, pero finalmente fueron interceptados por otros dos grupos de estos cazas que «ametrallaron a dieciocho de ellos y causaron baja a otros cinco».
Algo parecido pasó en Metz (al norte de Francia) donde, tras acabar con una veintena de cazabombarderos estacionados en tierra, los germanos tuvieron que retirarse perseguidos por una patrulla de P-47 Thunderbolts. «Las pérdidas más graves de los británicos fueron las que sufrieron en Eindhoven, donde los alemanes tuvieron la suerte de sorprender a la primera escuadrilla de Typhoon justo cuando estaba despegando. Los aparatos destruidos bloquearon la pista de aterrizaje, atrapando a las escuadrillas que venían detrás», completa Beevor.

Pillaron a los británicos con los pantalones bajados:
Como dijo un piloto posteriormente, «pillaron a los británicos con los pantalones bajados», pero estos lograron reagruparse y, después de que los alemanes repostaran, empezaron a hacer valer su importante superioridad numérica en los cielos.
Todos los germanos sufrieron ataques. También, omo era de esperar, Brill. Y ello, a pesar de que era el guardaespaldas de Freytag, y este en principio no iba a entrar en combate porque se iba a limitar a dirigr los ataques. «Aquel día todo salió mal. Los americanos nos atacaron y sufrimos muchísimas bajas. Nada más llegar nos recibieron con un denso fuego de antiaéreos y en poco tiempo sus cazas empezaron a despegar desde varios aeropuertos», se esgrime en «El diario de Peter Brill».


Aviones destruídos durante la operación-

La situación de Brill fue complicada. Y es que, tras combatir contra varios cazas enemigos, fue alcanzado y se vio obligado a separarse del mayor para tratar de aterrizar en un aeródromo cercano. La suerte quiso que hallara una pista en Dortmund. Allí llegó sin una gota de gasolina. Otros de sus compañeros no tuvieron tanta suerte y, al tocar tierra, se estrellaron debido a la niebla.
Aquel fue el colofón de una contienda que se saldó con una ingente cantidad de muertes para ambos bandos, aunque especialmente para los germanos, que tuvieron que lamentar la pérdida de 280 aparatosy 213 pilotos. Muchos de ellos, extremadamente experimentados. «En total los Aliados perdieron 150 aviones de combate, que quedaron completamente destruidos, y otros 111 que resultaron dañados, así como 17 aviones de otros tipos. Las pérdidas de pilotos fueron afortunadamente escasas, pero más de cien integrantes del personal de tierra resultaron muertos», completa Beevor.



Ocho preguntas a Pere Cardona y Laureano Clavero:

1-¿Qué opinaba Peter Brill de la IIGM?
Peter Brill siempre dijo que la guerra estaba perdida, pero cuando vio la superioridad en el aire se dio cuenta de que realmente no había nada que hacer. Era una superioridad de 60 a 1. Y los alemanes luchaban con aparatos que habían combatido en la Guerra Civil. A finales del 45 tenía más de una década. Por el contrario, los americanos iban con todos sus aviones con tecnologia punta.
2-¿Cuáles eran las ventajas de los aviones alemanes?
Él habla de que eran mas livianos. Les decían que, si eran perseguidos por los enemigos, tenían que volar hacia arriba. Eso era porque los cazas americanos eran mas pesados. Cuando les perseguían, subían y les dejaban atrás. Por el contrario, si volaban en picado les alcanzaban rápidamente por inercia.
3-¿Cómo empezó a querer volar?
Nos dijo que miraba desde los arboles los aviones que volaban sobre él. En ese momento le comenzaron las ganas de volar. Estas las mantuvo hasta el final de su vida, cuando seguía volando avionetas.
4-¿Cómo aprendió a volar?
Su sueño de volar empezó con los ultralivianos. Los camiones los arrastraban con una soga hasta que se alzaban por el aire y llegaban a los 800 metros. Cuando alcanzaban esa altura les soltaban y volaban.
5-¿Voló también en España?
Sí. Cuando vino a España se acerco al aeródromo de valencia. No volaba desde los tiempos de la guerra, por lo que le hicieron una prueba. Pero, en cuanto le vieron volar, entendieron que tenía mucha experiencia. Su avioneta favorita siempre fue la Bucker, era su niña bonita. La voló en Valencia y en Barcelona.
6-¿Era nazi?
No. Es la historia de un hombre que quería volar, no es la historia de un hombre que quería bombardear Nueva York. Es una historia de vida. Él siempre decía que su ilusión era volar.
7-¿Cómo fue vuestra entrevista con Peter Brill?
Fue muy lamativo que, cuando nos sentamos a hablar con él, trajo la maque de un Me 109 para explicarnos como funcionaba. Dijo que no podía empezar la entrevista sin él. El principio de la entrevista fue una especie de clase. De clínica de aviación. Contada desde un lado muy apasionado. Desde una persona con mucha experiencia.
8-¿Cuál es vuestro siguiente proyecto?
Ahora estamos trabajando en el proyecto Sombras, que tendrá tres partes. "Sombras 1" trata la caída de un Junker 88 en llamas sobre el Pirineo catalán en marzo del 1944. La idea es terminarlo este año. En él colabora Sergio García, de MIRASUD PRODUCCIONES.
Esta investigación surge a partir del libro «Aviones caídos en el Pirineo durante la IIGM», de Josep Plá. Blanch. Gracias a él hemos logrado ubicar tres aviones en la zona. Ahora estamos organizando viajes allí para explorar los restos. Hemos encontrado neumaticos, chapas, balas, metralla, los tambores de las metrallas, motores BMW...

domingo, 24 de abril de 2016

Malvinas: La enorme experiencia de los Halcones argentinos

Experiencia de Halcón: el combate de los pilotos argentinos en Malvinas
¿En qué punto de la antinomia soldados vs. militares cae el desempeño superlativo de, al menos, algunos elementos aeronáuticos? Son los esquemas que Rosana Gruber se propone interrogar. Extracto

Infobae


Crédito: AFP

INTRODUCCIÓN


Este libro trata sobre la experiencia bélica de los pilotos militares de los dos escuadrones del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina, en el conflicto angloargentino por las Malvinas e Islas del Atlántico Sur entre el 1, 2 de abril y el 14 de junio de 1982. Dicho en otras palabras, este libro trata acerca de cómo estos pilotos experimentaron la única guerra internacional en la cual intervino la República Argentina en el siglo XX, y qué experiencia hicieron al participar en ella a bordo de los aviones A-4B Skyhawk. Hablo de "experiencia" porque me interesa averiguar no tanto qué hicieron en la contienda, de lo que se ocuparon ya varios libros argentinos y extranjeros, sino analizar cómo lo hicieron y qué fue Malvinas para ellos. [...]



I. ¿Qué hicieron?


En la guerra de 1982 participaron personal y medios de las tres fuerzas armadas argentinas —el Ejército Argentino (EA), la Armada de la República Argentina (ARA) y la Fuerza Aérea (FAA). Las tres habitaron el espacio aéreo en una variada gama de aeronaves [...]

Con respecto a la autoría institucional, historiadores militares y civiles de la campaña aérea de Malvinas concuerdan en que los pilotos de la Fuerza Aérea hundieron cinco de los siete buques hundidos durante el conflicto, dejaron fuera de combate a cuatro de los cinco atacados por la aviación, y dañaron a 10 embarcaciones, sin contar el ataque a los dos portaaviones, el HMS4 Invincible y el HMS Hermes, afirmado por la Argentina y no reconocido por Gran Bretaña hasta el momento de escribir estas líneas. Además, los oficiales de la Fuerza Aérea realizaron diversas acciones sobre las posiciones enemigas en su avance a Puerto Argentino, incluyendo el ataque a las fragatas que asediaban a la capital isleña y a sus elevaciones circundantes desde el 1 al 12 de mayo, el ataque a las fuerzas de desembarco británicas en San Carlos, Darwin y Goose Green (20-27 de mayo) y en Bahía Agradable (8 de junio), y al puesto comando de las fuerzas británicas terrestres ubicado entre Monte Kent y Monte Dos Hermanas (Two Sisters) (13 de junio). [...]

Los pilotos de A-4B participaron de la batalla aérea con sus dos escuadrones de la V Brigada Aérea. Cada escuadrón tenía dieciséis integrantes además de su jefe, algunos adscriptos y oficiales que acababan de pasar a otros destinos pero que se reincorporaron por propia decisión a la unidad para ir al frente de batalla. En su presentación institucional, la Fuerza Aérea resume la actuación de este sistema de armas7 de la manera siguiente:

• Hundimiento de cuatro de las siete naves alcanzadas por fuerzas argentinas [la fragata HMS Antelope (23 de mayo), el destructor HMS Coventry (25 de mayo), el buque de desembarco logístico RFA8 Sir Galahad (8 de junio) y el lanchón de desembarco LCU9 Foxtrot 4 (8 de junio)].

• Daño irrecuperable a corto plazo de tres de las cinco naves alcanzadas por fuerzas argentinas [el destructor HMS Glasgow (12 de mayo), la fragata HMS Argonaut (21 mayo), el buque de desembarco RFA Sir Tristram (8 de junio)].

• Avería de cinco de las doce naves alcanzadas por fuerzas argentinas desde aire y desde tierra [fragatas HMS Brilliant (12 de mayo), HMS Ardent (21 de mayo), HMS Broadsword (25 de mayo), HMS Plymouth (8 de junio) y el auxiliar RFA Sir Lancelot (24 de mayo)]. [...]

Durante y después del conflicto, protagonistas británicos de primer orden político y militar opinaron sobre los pilotos argentinos: "Pienso que los pilotos argentinos están mostrando mucho valor", dijo el Secretario de Defensa Británico John Nott el miércoles después de haber perdido un destructor y un buque logístico por la acción de los atrevidos pilotos argentinos. "Sería estúpido que dijera otra cosa", agregó el Secretario Nott (Miami Herald, 1982, mi traducción).

"Los ataques casi suicidas de los argentinos, los daños a los buques de superficie, los muchos actos de heroísmo y valor son de conocimiento público" (jefe de la Fuerza de Tareas Británica, almirante Sandy Woodward 1983:30, mi traducción).

Los capitanes de los buques atacados por estos pilotos dijeron cosas parecidas: "Que los argentinos se mantuvieran volando pese a los riesgos y pérdidas (51 aviones en los primeros cinco días) (sic), fue una muestra de coraje y merece nuestro profundo respeto" (capitán C. H. Layman, HMS Argonaut, 1983:39-40, mi traducción).

"Desde el 21 de mayo, sin embargo, los argentinos sabían exactamente dónde estaban estacionados sus blancos y, aún más, eran capaces de hacer su aproximación final por tierra, cruzando la Isla Gran Malvina, donde los montes los protegían de una temprana detección por el radar 'clutter'. Ésta fue una situación ideal para que los argentinos desplegaran su alto grado de destreza en vuelo y su fanático valor" (capitán David Hart-Dyke, HMS Coventry, en Lewis 1984:26, mi traducción). [...]

Sea como fanatismo-coraje-heroísmo, sea como operaciones inéditas, la actuación de los pilotos militares aparece siempre como sorprendente para propios y extraños. Desde la perplejidad, los observadores se preguntan cómo fue posible que estos pilotos atacaran con eficacia y contundencia (infligiéndoles "daños fuera de toda proporción") a una fuerza tecnológica y militarmente superior (la segunda fuerza naval de la OTAN). Y agregan que aquella eficacia se logró pese a "carecer de adiestramiento" y de medios adecuados para desarrollar la guerra en el mar y contra objetivos predominantemente navales. Es decir: los logros de la aviación militar se impusieron pese a carecer de experiencia. Es esta aparente contradicción la que hace particularmente interesantes a los oficiales de A-4B, uno de los sistemas más eficaces en la guerra contra la Royal Task Force. Y más interesantes aún si se los pone en relación con otras unidades, armas y rangos de desempeño bélico, y con los modos en que la literatura se refirió a todos ellos.


II. Treinta años de historias


[...] Malvinas y sus protagonistas directos e indirectos, quienes escriben y quienes no, llevan sobre sí las mismas antinomias de la historia argentina que acompañaron la transformación de una cuestión pendiente de soberanía (desde 1833) en una causa nacional y popular desde 1870 y, más decididamente, desde 1910 (Guber 2001, Lorenz 2014).

Que las dos etapas —el Proceso de Reorganización Nacional referido alternativamente como "dictadura", "gobierno militar", "autoritarismo", por un lado, y la "apertura", "transición", "democracia", "desborde", "período constitucional", por el otro— estuvieran conectadas por una guerra internacional inspirada en una causa sentida como justa por los argentinos y conducida por un gobierno ya sentido como impopular, complica más las cosas porque introduce a la Guerra de Malvinas en una antinomia, ahora sí, netamente nacional. Hay quienes la llaman "remedo fascista", "huida hacia adelante", "aventura absurda", y quienes la ponderan como "guerra justa" y "gesta heroica"; quienes la caracterizan como una extensión del terrorismo de Estado al campo internacional, y quienes la definen como un acto en defensa de la patria. Hay quienes afirman que fue la prueba de fuego no superada por los militares argentinos, "más habituados a reprimir a sus compatriotas que a prepararse para defender los intereses de la nación", y quienes dicen que fue la demostración de la voluntad de lucha contra la segunda potencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, su sigla en español). Pero estas oposiciones se esgrimen más en el terreno de los principios político-filosóficos que en el del análisis concreto, donde el gran ausente es la guerra real o, mejor dicho, las guerras hechas y vividas en el campo de batalla. Para recuperar esta dimensión contamos casi exclusivamente con el ensayo periodístico que comenzó simultáneamente con el hecho bélico, y con los escritos de quienes fueron sus protagonistas directos. Estos últimos se expresan en dos formatos: el informe institucional (EA 1983, Moro 1985, DEHFAA 1998, entre otros) y el testimonio de los soldados conscriptos, los suboficiales y los oficiales de las tres fuerzas armadas y de seguridad. Todos ellos aprendieron la guerra en carne propia y en toda su complejidad, aunque a la hora de ser leídos se los interprete según la antinomia de turno.

Así sucedió con una figura que se convirtió en emblemática del campo de batalla para el "bando democrático" y que sustentó las primeras interpretaciones que la sociedad se hizo sobre la guerra durante la transición democrática: el soldado conscripto que en la Argentina llamamos "excombatiente" o "veterano de guerra", arrastrado al campo de batalla sin el entrenamiento ni el equipamiento necesarios para enfrentar a fuerzas profesionales como las británicas, puro objeto de abuso físico y psicológico por parte de superiores que lo abandonaron a su suerte o que lo utilizaron como simple "carne de cañón". Esta imagen es la que difunden los escritos, en su mayoría periodísticos, y las películas de ficción de mayor circulación e impacto (Los chicos de la guerra, Camín 1985 e Iluminados por el fuego, Bauer 2007), aunque no siempre ni necesariamente sea la imagen sostenida y compartida por los mismos exsoldados ni por los militares que participaron con ellos en el teatro de operaciones.

Sin embargo, esta imagen sigue poblando la literatura sobre Malvinas que se pretende crítica, con anécdotas que destacan los rigores de la guerra atribuidos a la irresponsabilidad y a la inmoralidad de sus superiores, algo así como una metáfora de la historia argentina reciente y del último gobierno de facto: los conscriptos representan a la sociedad civil argentina en el campo de batalla y el campo de batalla es interpretado como un centro clandestino de detención de compatriotas inocentes.

Esta construcción dice basarse en los escritos testimoniales de los exsoldados a poco de regresar en 1982. Pero aquellos escritos son mucho más matizados. Encontramos allí la historia vívida del reclutamiento y el deseo de ir a las islas junto a los compañeros pese a una reciente baja; la partida, el traslado al archipiélago o a las unidades navales y aéreas, los preparativos, la incertidumbre de los soldados novatos, las condiciones ambientales, materiales y afectivas de la vida cotidiana en las posiciones, los cambios ante la llegada del enemigo al Atlántico Sur, el inicio de las acciones armadas, el bombardeo nocturno, la relación de camaradería entre pares y con algunos superiores, la relación de subordinación correspondida y la no correspondida con los superiores inmediatos y diferidos, la relación epistolar e imaginaria con los seres queridos y con "el pueblo argentino", las privaciones derivadas del hambre y el aislamiento de algunas posiciones, la exposición constante a la humedad en bajas temperaturas desde posiciones fijas, las guardias, las misas, el 25 de mayo, el disciplinamiento y los castigos de distinto tenor infligidos por los suboficiales y los oficiales ante la desobediencia, el desaliño o la ofensa a la propiedad kelper; las excursiones furtivas a los depósitos a buscar comida, la muerte y la automutilación, la llegada del enemigo a las posiciones y el combate, los actos de solidaridad bajo fuego, los superiores conteniendo y haciéndose o no responsables de sus subalternos, el grito de los heridos, el paso por el hospital, el repliegue, la rendición, la entrega de las armas, el regreso a las unidades militares del continente, la firma del pacto de silencio acerca de lo visto, oído y actuado en las islas y, finalmente, el reintegro en sus diversas modalidades, más y menos conflictivas, a los hogares y a la vida civil, la relativa indiferencia de la población y la adultez incompleta hasta cumplir los 21 años, la mayoría de edad legal. En suma, los escritos testimoniales de los exsoldados son profusamente vivenciales y están muy lejos de las visiones maniqueas que sólo los caracterizan como "carne de cañón" o como puros "héroes".

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El problema que presenta la guerra aérea para la antinomia cívico-militar es que, según los estándares bélicos argentinos, británicos, estadounidenses y europeos, el desempeño de la aeronáutica militar argentina fue sobresaliente. Tal ponderación se pone de manifiesto en las revistas especializadas de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. y de Gran Bretaña, en la programación de los mass media ingleses, en los homenajes virtuales y presenciales de la Royal Air Force y del Estado Mayor del Reino Unido a los pilotos argentinos, y en las largas colas de admiradores que año tras año asisten al puesto de Ediciones Argentinidad en la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires, y esperan hasta dos horas para que Carballo les firme un ejemplar y se saque una foto con ellos.

¿Cómo congeniar estos datos con nuestros esquemas dicotómicos?

¿En qué punto de la antinomia soldados vs. militares cae el desempeño superlativo de, al menos, algunos elementos aeronáuticos? Acaso sea tarea de las ciencias sociales, todavía renuentes a internarse en la materia bélica de nuestra última contienda, interrogar dichos esquemas e integrar a los profesionales de la guerra al mundo sociocultural argentino. Y acaso sea la exitosa aviación militar la que nos ayude a quebrar las vanas certezas con que aprendimos a entender Malvinas.

Extracto de Experiencia de Halcón, de Rosana Gruber (Sudamericana, 2016)

viernes, 5 de junio de 2015

SGM: ¿Saint-Exupery fue envenenado?

¿ Saint-Exupery fue asesinado?
Libros




Luego de que el avión de Antoine de Saint-Exupery se perdiera en el mar el 31 de julio de 1944 poco se supo de su destino y muchas hipótesis fueron tomando forma. En marzo 2008 un ex piloto de Luftwaffe llamado Horst Rippert declaró a un periódico de Marsella que el 31 de julio 1944 atacó y derribó un P-38 Lightning (avión que piloteaba Saint-Exupery al momento de su desaparición) sobre el mar Mediterráneo. Ya en 1981 Robert Heichele había declarado que él fue quien derribó el avión del dramaturgo y hasta escribió un libro en el que menciona su posible responsabilidad en el accidente aéreo.

En 1998 un pescador encontró en la Isla de Riou, al sur de Marsella, una pulsera de plata de identidad que pertenecía al escritor  y que estaba enganchada a un pedazo de tela, que se supone puede haber sido parte de su traje de vuelo. En el 2000, un buzo escontró los restos de un P-38 en el fondo del mar, cerca de donde se había encontrado la pulsera. Los restos del avión fueron recuperados en octubre de 2003 y  entregados al Museo del Aire y del Espacio en Le Bourget en 2004. Cuando se analizó la parte del aeronave que se encontró, pudieron confirmar que pertenecía al avión de Saint-Exupery, pero no hallaron marcas o agujeros que se puedan atribuir a disparos. Si bien la teoría de Horst Rippert carece de fundamentos, no se la puede desestimar por completo ya que las piezas del P-38 que hallaron eran pocas y no se puede determinar la causa del accidente.

viernes, 5 de julio de 2013

Literatura militar: Guerre aérienne/Luftkrieg (en francés) por Hans Ritter

Acaba de publicarse: 
"Guerre aérienne/Luftkrieg
por Hans Ritter (reimpresión de un libro publicado en 1926)



¿Cuál es el punto de traducir y publicar un libro de más de ochenta años después de su lanzamiento inicial? ¿Qué podemos aprender acerca de la guerra en el aire mediante la lectura de un libro, escrito en un momento cuando la mayoría de los aviones que todavía se construyeron con madera, tornillos, alambre y tela?

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Estas preguntas que a primera vista parecen relevantes perder importancia cuando uno se da cuenta de la fecha de publicación de este libro y de los acontecimientos que han marcado este periodo: diciembre 17, 1903 en los Estados Unidos a los hermanos en Kitty Hawk Orville y Wilbur Wright hicieron el primer vuelo propulsado y controlado de una construcción más pesados ​​que el aire. Seis años después de los primeros vuelos que cubren una distancia de varios cientos de metros, el francés Louis Bleriot fue el primero en cruzar el Canal Inglés en avión con su Bleriot XI 25 de julio 1909. El 14 de junio 1919, el británico John Alcock y Arthur Whitten Brown quedaron con su Vickers-Viner para un vuelo de más de 3000 km, lo que los llevó a St. Johns, Newfoundland a Clifden Irlanda - ocho años antes del primer vuelo del continente americano a Europa realizada por Charles Lindbergh en su famoso Spirit of St. Louis 05 1927. Once meses después, el 12 de abril 1928 un Junkers W-33 aterrizó en Greenly isla en Canadá. Los alemanes Hermann Kohl y Günther Freiherr von Hühnefeld acompañados por James C. Fitzmaurice y se dio cuenta por primera vez de cruzar el Atlántico de este a oeste.

Antes de escribir La guerra aérea en 1921 Hans Ritter ya había publicado una primera crítica de la Gran Guerra (1), seguido tres años después por otro libro, titulado La guerra y las armas del futuro (2). Por lo tanto, es plenamente consciente de los trastornos causados ​​por la rápida conquista de la tercera dimensión por el hombre. En el primer capítulo de su libro en 1926, resume los pasos realizados hasta 1914 antes de entonces describir el ascenso de la aeronave y su uso militar durante las diferentes fases de la Gran Guerra. Su análisis de la situación de la aviación militar al final de las hostilidades y las enseñanzas de la guerra aérea le llevó a una serie de conclusiones y perspectivas. En su último capítulo, presenta su idea de crear un dispositivo "ideal tipo" para una futura guerra, grandes y aviones militares fuertemente armados único construido enteramente de metal, con un largo alcance y una gran capacidad de carga capaz de infligir críticos para el enemigo a través de éxitos bombardear con bombas llenas de explosivos, gases tóxicos o materiales incendiarios.

Es interesante que a pesar de estas reflexiones son muy similares a las de Giulio Douhet, Ritter citado en cualquier momento o general no italiano o el título de su libro Aria Dominio dell 'que en 1921 fue uno de los primeros en describir la importancia vital de control del espacio aéreo en una futura guerra (3). Teniendo en cuenta el impacto de la tesis general italiano en el debate político en Gran Bretaña y en particular los Estados Unidos, no hay duda de que nunca ha oído hablar de este libro. Está claro que por numerosas citas en el texto y las notas Ritter muestra un muy buen conocimiento de la literatura. Se refiere a Sir Hugh Trenchard, Jefe de la Fuerza Aérea Real y, especialmente, American General William (Billy) Mitchell argumenta tanto de sus respectivos gobiernos para la creación de un nuevo ejército propio, separado el alto mando del ejército y la marina. Mediante la repetición de sus argumentos, sino que también incluye una de las ideas centrales del general italiano.

Giulio Douhet vio la creación de una Fuerza Aérea con su propio personal e infraestructura independiente de los otros dos ejércitos, el sine qua non de la guerra futura. La función principal de una fuerza aérea no se limita a los ataques aéreos contra las posiciones enemigas en el frente militar. Era su responsabilidad de llevar a cabo operaciones independientes, con golpes decisivos en el interior del país en contra de los centros de producción y las ciudades del enemigo. La mayoría de los expertos estuvieron de acuerdo con él sobre el efecto devastador de los bombardeos, así como en relación con la economía de guerra frente a la moral de la población enemiga. Pero, teniendo en cuenta la experiencia de la Gran Guerra, las opiniones eran tan unánime acerca de la otra premisa de que Douhet afirmó que los bombarderos pesados ​​fueron enviados en grandes cantidades y equipados con armas de fuego a defender, todavía sería capaz de lograr su objetivo. El primer atentado de este tipo, como las misiones de los alemanes contra Gran Bretaña con el Gotha Go G VIII y Siemens Staaken R VI, aviones de gran tamaño, no tuvieron éxito.

¿Cuáles son las razones de Ritter defensor de la teoría del general italiano a pesar de esta experiencia? Es difícil de responder precisamente porque aparte de sus libros y artículos acerca de las fuentes de los hombres son raros.

El capitán y ex miembro del Estado Mayor General Hans Ritter nació el 21 de noviembre 1886 en Ludwigsburg, en Württemberg. Comenzó su carrera en el servicio público en este estado. El joven Landrat - el equivalente a un subprefecto francés - fue movilizado en 1914 en un regimiento de dragones (Badisches Dragoner-Leib-Regimiento N º 20). Se decidió desde el principio para ser un piloto militar en Feldfliegerabteilung FFA 38. 23 dembre 1916, fue galardonado con la Medalla al Mérito Militar en Gold Wuerttemberg por su servicio durante la batalla de Verdún en 1915 y en el frente oriental el año siguiente. Él se unió al personal del ejército y fue ascendido a capitán (Hauptmann) en 1918 (4).

En 1919, el Tratado de Versalles necesita Alemania para reducir el tamaño de su ejército a 100.000 hombres y los de la Marina de los 15.000. El Reich se vio obligado a rendirse a los aliados a todos los grandes edificios de la flota y sus aviones. Aviación militar está prohibido y el personal del ejército disuelto.

A raíz de la ausencia completa de documentos personales que no sabemos si Hans Ritter piensa presentar su candidatura para continuar su carrera militar en las filas de la nueva Reichswehr. Parece que han preferido renunciar y han encontrado un nuevo puesto en la legación de la Tierra de Württemberg al Reich. Una carpeta que se encuentra ahora en los archivos del Ministerio del Interior, en Stuttgart (5) indica que se vio obligado a abandonar Berlín dos años más tarde, en 1922, después de un caso de contrabando. De acuerdo con el mismo archivo, se habría ido a enseñar como profesor en la Academia de Guerra de Moscú. Este último es interesante por dos razones: en primer lugar, porque su nueva posición habría permitido Ritter publicaciones que existen relacionados con asuntos militares, y en segundo lugar porque el Reichswehr estaba comenzando aproximadamente a la misma hora negociaciones secretas con los emisarios del régimen soviético para iniciar una estrecha cooperación en diversos campos militares.

Uno de estos proyectos fue la creación de una escuela de vuelo en Lipetsk, para permitir una élite oficiales alemanes jóvenes reciben entrenamiento en secreto en los aviones modernos. Otro proyecto consistió en la construcción de una fábrica de aviones en Fili cerca de Moscú. Con la ayuda del gobierno alemán, Hugo Junkers, en ese momento se invitó al productor más grande de aviones en Alemania, para construir un lugar de reunión para sus últimos modelos (6).

Lamentablemente, no tenemos ninguna evidencia de que Ritter estaba ya en ese momento se encuentra en contacto con el fabricante del mismo o con los hombres que la rodeaban. En diciembre de 1925, nos encontramos en Turquía siempre en la misma función como maestro y profesor de la Academia del Estado Mayor General en Estambul. Se quedó allí durante tres años y no fue hasta septiembre de 1928, Ritter regresó a Alemania, donde se convirtió en profesor de asesores técnicos Junkers (7).

Este tipo de curso no era raro que un ex piloto alemán y héroe de la Gran Guerra. Pocos fueron los que tuvieron la oportunidad de continuar su carrera militar tras el fin de las hostilidades.

General Hans von Seeckt, el nuevo jefe de la Reichswehr apenas era propicio para la nueva república. Al asumir su nuevo cargo el 1 de noviembre 1919, se pensó en la preparación para la venganza. La creación de Truppenamt en lugar del antiguo Estado Mayor del ejército del Kaiser no fue la única violación de las disposiciones del Tratado de Versalles. Para Seeckt y su comitiva, que estaba fuera de la cuestión que se mantenga alejado de los avances técnicos y estratégicos en el ámbito militar. El Tratado de Paz planea privar a Alemania no sólo submarinos, tanques y artillería pesada, pero también prohibió la Reichswehr tener cualquier tipo de aviones militares. General von Seeckt, que era un gran fan de esta nueva arma, ordenó a un grupo de expertos - en su mayoría ex oficiales que habían demostrado su capacidad de liderazgo - para escribir listas de control, basado en análisis sistemático de la utilización de las nuevas armas y tácticas en las grandes batallas de la guerra. Estos especialistas, que luego reclutaron algunos para Truppenamt en perspectiva y disfrutar no sólo sus habilidades, sino también para preparar el renacer de las cenizas de una nueva fuerza de aire (8).

A pesar de todos estos esfuerzos, legalmente se excluyó a estos funcionarios para continuar sus carreras en la nueva Reichswehr como piloto. La creación de un Departamento de Aviación Civil del Ministerio de Transportes, en contra, permitió ofrecerles esta oportunidad. Su uniforme se intercambió contra una demanda civil, Ernst Brandenburg, quien ordenó en 1917 los primeros ataques aéreos contra la ciudad de Londres, y se convirtió en subsecretario de Estado del Ministerio de Transportes.

A principios de los años veinte, el mercado del transporte aéreo fue surgiendo en todo el mundo. Deutsche Luft-Reederei fue una de las primeras empresas civiles en Alemania. En 1919, actuó como enlace entre Berlín y Weimar, donde la Asamblea Nacional, que quería alejarse de los movimientos revolucionarios de la capital, se había refugiado. Siguiendo este ejemplo, se han abierto otras líneas y servicios, ya sea por ex pilotos de la Gran Guerra como Ernst Udet y Erhard Milch, ya sea por los fabricantes de aeronaves como Hugo Junkers. Las vidas de estas empresas fue muy difícil debido a que el Tratado de Versalles había impuesto para entregar equipos militares y la construcción de nuevos aviones comerciales se sujeta a normas estrictas. Una Comisión de Control Militar Aliado vigilaba la potencia del motor, la velocidad y el radio de acción de sus dispositivos.

Parte de las restricciones a la aviación se levantaron 22 de mayo 1926. Alemania firmó en París un "acuerdo de aviación para garantizar la aplicación del artículo 198 del Tratado de Versalles." Cinco meses antes, el 06 de enero 1926 Ernst nombre Brandenburg del Ministerio de Transporte ordenó la creación de una empresa nacional para hacer frente a la competencia de las líneas aéreas extranjeras. Bajo el liderazgo de Erhard Milch Deutsche Luft Hansa AG consistía Deutsche Aero-Lloyd AG - en 1923 después de la fusión entre Deutsche Luft-Reederei, Lloyd-Luftdienst - y Junkers Luftverkehrs AG (9). Su creación permitió que el gobierno alemán para subsidiar la construcción de nuevos y aviones cada vez más grandes y más eficientes.

Hugo Junkers no sólo fue uno de los pioneros en este campo. Con el Junkers F-13, que tenía un 1919 viajes en avión y el transporte, construido enteramente de metal (por Duralmin). También fue uno de los primeros aviones equipados con una cabina que puede acomodar a cuatro pasajeros allí como en un turismo. El F-13 dio lugar a una variedad de otros modelos de Junkers, el Junkers W-33 se ha mencionado anteriormente, lo que permitió Köhl von Hühnefeld Fitzmaurice y tener éxito la primera travesía del Atlántico de este a oeste .

Sabemos que Hugo Junkers tomó conocimiento temprano del libro de Hans Ritter. Karl Plauth, un ex piloto de combate de la Primera Guerra Mundial, que se había unido a su equipo de ingenieros en 1923 había desafiado las ideas de Ritter a la derecha de su libro. En un informe interno en el año 1926 mostró convencido de que Plauth combate modernos, equipados con armas de fuego era muy capaz de coger un bombardero pesado y destruirlo en vuelo. A pesar de sus conclusiones, basadas en una simple comparación de los resultados de las construcciones más recientes, parece que Junkers no estaba listo para estar de acuerdo con su mejor ingeniero. ¿Cómo explicar que, cuando Karl Plauth murió en un accidente de su tipo de la aeronave A-32 el 1 de noviembre 1927 de la pista de aterrizaje de la empresa Dessau, H. Junkers en busca de un nuevo asesor técnico hizo un llamamiento a Hans Ritter? (10)

Junkers A-32 y el Junkers W-33 son los precursores de un avión que ha marcado la historia del futuro Luftwaffe Hermann Goering: el Junkers Ju-52/3. Al igual que sus dos predecesores, este avión también fue diseñado para comenzar con un motor central. La idea de dos motores más en las alas para ampliar este modelo y aumentar su rendimiento de nuevo a Erhard Milch. El director de la Luft Hansa estaba buscando un avión capaz de transportar al menos quince pasajeros (11).

A diferencia de Hugo Junkers, que no sabemos si Milch leer el libro de Ritter. Sin embargo, la demanda para aumentar no sólo el número de motores, pero también proporcionan la posibilidad de transformar la aeronave en cualquier momento bombardero es significativa. Desde esta perspectiva, otro proyecto para aeronaves civiles Empieza por Hugo Junkers casi al mismo tiempo se convierte en mucho menos sorprendente. 06 de noviembre 1929, el Junkers G-38, un gigante envergadura de 44 metros, equipado con cuatro motores, recibe Dessau su primer vuelo. El avión ofrece treinta asientos en la cabina, que se encuentra en el fuselaje y parte de las alas. Rendimiento Junkers G-38 fueron impresionantes, pero fueron eclipsados ​​por otro edificio aún más sorprendente: dos semanas antes, el 21 de octubre de 1929, el Dornier Do-X hidroavión despegó del lago de Constanza, con su tablero de 159 pasajeros (!) y 10 miembros de la tripulación.

Hugo Junkers y de Claude Dornier estaban bien demostrado extraordinario desempeño de la industria de la aviación alemana a pesar de lo estipulado en el Tratado de Versalles parecía haber nada de su capacidad perdida. Pero los expertos militares, quedó claro que este tipo de avión gigante tenía demasiados defectos para servir a sus necesidades. En comparación con un avión de combate, que eran demasiado lentos y muy vulnerable. A principios de los años treinta, Alemania todavía no tenía un motor lo suficientemente potente. En 1936, Erhard Milch, en su nuevo cargo como Secretario de Estado del Ministerio del Aire, decidió abandonar el proyecto para dotar a la Luftwaffe bombardero de cuatro motores. El prototipo Dornier Do-19 y Junkers Ju-89 que pasa por la caja (12).

La importancia de este eterno problema de los fabricantes alemanes, que no datan de ayer nunca se menciona como tal por Hans Ritter. Sin embargo, en su libro La Guerra Aérea, publicó en 1926 su primer objetivo era aprender las lecciones de la Gran Guerra. En lugar de presentar una revisión exhaustiva y crítica. él prefiere destacar los logros alcanzados por los alemanes en todos los ámbitos de la guerra aérea moderna: la tecnología y la construcción de aviones, las armas, el equipo y la logística, los oficiales y los pilotos y, finalmente, la estrategia y tácticas a utilizar en una futura guerra. Mientras sus contemporáneos e incluso sus antiguos camaradas no siempre han sido bien recibidas estas visiones, pero eso no impide que en todas sus ideas todavía sus frutos.


En su capítulo final, "Conclusiones y perspectivas", Ritter ofrece, por ejemplo, la construcción de un caza bimotor (Kampfflugzeug) para la defensa (13). Esta idea dio a luz a una nueva categoría: la Zerstörer (Destructor). El Bf-110 diseñado por Willy Messerschmitt en 1934 fue perfeccionado durante la guerra con Ernst Heinkel He-219 Uhu. Equipado con un sistema de radar tipo FuG 220 Lichtenstein fue uno de los mejores dispositivos de lucha contra los ataques de la RAF en la noche contra ciudades de Alemania.

La idea de volar en la noche a través del uso de la tecnología inalámbrica y guiado por instrumentos de navegación modernos, la visión de "un avión que haría superficies de sustentación" (14) o "reemplazo los otros sistemas de propulsión de hélice "superó con creces la imaginación de sus contemporáneos. Sin embargo, esta idea se convirtió en una realidad última docena de años más tarde. 20 de junio 1939, fuera de Warnemünde He-176, el primer avión cohete, el resultado de la cooperación entre Ernst Heinkel y Wernher von Braun. Sólo dos meses después, el 27 de agosto 1939 en la madrugada, otra construcción revolucionaria Heinkel despegó desde el mismo lugar. Era el He-178, esta vez con un motor a reacción, el Heinkel He S 3.

A pesar de todas estas hazañas, está claro que los fabricantes alemanes han hecho grandes progresos en el campo de los motores convencionales. Incluso durante la Gran Guerra, sus esfuerzos por construir motores de pistón puede igualar el rendimiento de los Aliados, en términos de peso y el poder, nunca han dado como resultado el éxito. Con las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, fue definitivamente excluido ponerse al día. Desde esta perspectiva la realización de la idea de Ritter para crear una "unidad modelo único", un avión gigante para uso militar no sólo puede ofrecer una herida mortal en la retaguardia del enemigo, sino también para defenderse de los ataques de los combatientes, fueron prácticamente excluidos de antemano.

No es seguro que Ritter nunca se ha dado cuenta de las implicaciones y las dificultades técnicas que se opusieron a tal Bombenflugzeug (15). En su visión de la guerra aérea, el bombardeo masivo de ciudades y sitios de producción representó algunas de sus tareas a cumplir por una fuerza aérea moderna. Prevé ataques por sorpresa, ejecutados en la velocidad. Su referencia a la Marina que hizo en su último capítulo muestra que la puesta en marcha de este tipo de operaciones consiste en los ojos pueden ser capaces de completar la forma de una confrontación directa con el grueso del ejército del aire enemigo.

Para completar el panorama de la influencia del libro de Hans Ritter sobre los acontecimientos, es importante que no se olvide de mencionar el nombre de Helmut Wilberg, uno de los fundadores de la aviación militar en Alemania (16). Fue uno de los primeros oficiales del ejército que en 1913 se formó como piloto. En 1920, fue elegido por el General von Seeckt para garantizar la continuidad y preparar el renacimiento de la aviación militar en Alemania. Helmut Wilberg utiliza el libro Ritter para desarrollar una serie de ideas que había reunido al leer el análisis que von Seeckt fue comisionado en 1920 en el momento de la creación de Truppenamt.

La primera directiva, establecida en 1926 por Wilberg y su sucesor, Helmut Felmy, ya insistió en el principio de la plena independencia de la Fuerza Aérea sobre el Ejército y la Marina (17). Teniendo en cuenta la experiencia de la Gran Guerra, se prevé que el futuro Luftwaffe debería ser capaz de realizar tanto una guerra aérea "operativo" que actúan en diferentes teatros de operaciones como un arma táctica.

El Luftwaffendienstvorschrift L. Dv. 16 de 1935 (18), también escrito por Helmut Wilberg y Walther Wever, el nuevo jefe del Estado Mayor de Hermann Göring, se especifica en detalle, cuándo, en qué momento y en qué forma la Luftwaffe tuvo que tomar sus propias iniciativas , las fuerzas enemigas de combate y llevar a cabo ataques estratégicos contra los centros de producción y la parte trasera del enemigo. La capacidad de servir como arma de apoyo para el ejército o la marina no fue excluido, pero con la condición de ser tratado en pie de igualdad.

Si Hans Ritter fue el origen de las ideas del pensamiento estratégico y la aviación militar en Alemania veinte años ¿por qué no se hizo una carrera en el nacional-socialismo en los años treinta? Él mismo da una primera respuesta a esta pregunta en otro libro titulado El ejército francés en la actualidad (19). En este libro, publicado en 1924, ha sido muy crítico de Prusia y su espíritu militarista. Al igual que muchos alemanes del Sur, no era propicio para la sociedad civil, dominado por los militares y su institucionalización por Reserveoffizier (oficial de la reserva). No sabemos si fue una de las razones que le impulsaron a no optar por una carrera en el Reichswehr en 1920. En un informe confidencial, que fue enviado a un amigo británico después del inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, Ritter abiertamente han sido siempre oportunista acusado "generales prusianos." Para seguir haciendo su trabajo, estuvieron de acuerdo sin duda en 1919 para servir a un Ejército Rojo (20).

En el momento en que Hitler llegó al poder, la detención de los aviones militares sigue prohibida en Alemania. Por decreto del 2 de febrero 1933 y para cumplir con la forma, Hermann Göring fue nombrado Comisario del Reich para la aviación (Reichskommissar für Luftfahrt). La creación oficial del Ministerio del Aire entrará en vigor dos meses después. A pesar de una administración civil, Göring, desde el principio, no deja ninguna duda acerca de su intención de preparar la reactivación de un Luftwaffe.

En mayo de 1933, el nuevo Secretario de Estado, Erhard Milch, presentar un memorando escrito por uno de sus colaboradores más cercanos. Para llegar a ser más rápido en una gran potencia, Robert Knauss (21) propone que Alemania en lugar de trabajar en dos acorazados (Panzerkreuzer) para los marinos invertir su dinero en la construcción en lugar de 400 bombarderos pesados. La idea de ofrecer el nuevo sistema tan pronto como una flota de riesgo (Risikoluftflotte) disfrutamos mucho Hermann Göring. En las entrevistas, no ocultó sus interlocutores su intención de recoger aviones ahora "como sellos." Se tenía en cuenta la advertencia de que los Knauss propuesta era muy similar a la estrategia seguida por el Almirante von Tirpitz en el cambio de siglo y la confrontación con Gran Bretaña que había dado había terminado en fracaso .

Después de la creación del Ministerio del Aire, Erhard Milch caminó alrededor de todos los fabricantes de aeronaves alemanas para pedirles que aumenten su producción tan pronto como sea posible. Hugo Junkers rechazaron este plan. Desde el punto de vista político, que tenía poca simpatía por el nuevo régimen. Y como líder del sector y líder en este sector, no estaba de acuerdo para recibir órdenes de producción a cualquier precio y por el uso de subcontratistas. Disfrutar de los problemas financieros Junkers no podían ser resueltos en el año 1932 con la ayuda de otro gran industrial, Robert Bosch, los nacionalsocialistas poner la presión sobre él. Antes de finales de 1933, Hugo Junkers se vio obligado a dejar la dirección de la empresa (22). Murió un año después, 3 de febrero de 1935, el día de su cumpleaños número 76.

Con la salida del jefe y la recuperación de su imperio Reichsluftfahrtministerium, Hans Ritter, también perdió su posición como primer consejero. Debido a que compartía los puntos de vista políticos de los Junkers, abandonó nuevamente el país. Lo encontramos en 1934 en París. Como representante de Reichsverband der deutschen Luftfahrtindustrie allí continuó publicando artículos (23). Un año más tarde, el V, en febrero de 1935, fue contratado por la Embajada de Reich en Francia como experto en asuntos de aviación (24). Tres años más tarde, después del Anschluss de Austria en 1938, que dejó el cargo en París y se instaló en Suiza.

Durante todos estos años, Ritter siguió siendo un firme opositor del nacionalsocialismo. Envió informes periódicos a un amigo en Gran Bretaña, Grupo Capitán Malcolm Christie en la evolución de la situación política y militar en Alemania. Los dos hombres se conocen probablemente a finales de los años veinte, cuando Christie se unió al aire en la Embajada Británica en Berlín. Después de leer los informes, preparados por su amigo Ritter en varios nombres en clave, Christie ha enviado a la Secretaría Permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores, Sir Robert Vansittart. Como dijo un día Christie, por su acción Ritter quería alentar al gobierno británico para mantenerse firme frente a vis las maquinaciones del régimen nazi. A diferencia de Neville Chamberlain y sus asesores más cercanos, Ritter vio ningún interés en tratar de salvar el Führer Adolf Hitler por una política de apaciguamiento. Puso sus interlocutores advirtieron avanzada por el entorno del primer ministro británico a Hitler a un día y luego llegan a un acuerdo con el "segundo hombre del Tercer Reich", Hermann Göring idea. En una disposición de los ojos no mostraron ningún beneficio (25).

La ambición de Hans Ritter no era simplemente un cambio del régimen nazi, pero al mismo tiempo también quería acabar con el dominio de Prusia y el espíritu prusiano en Alemania. Con esta ambición, volvió al escenario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Cuando guerra falsa, se desempeñó durante varios meses a través de un grupo de resistencia en torno a Carl Goerdeler, el ex alcalde de Leipzig y el industrial Robert Bosch. Los diferentes miembros del grupo trataron de reanudar los contactos con los gobiernos de Londres y París. En Lucerna, su nuevo hogar Ritter también ofreció sus servicios a la ex canciller del Reich Joseph Wirth. El ex líder del partido Zentrum como lo había encontrado refugio en Suiza (26). Pero todos estos esfuerzos no tuvieron éxito y Ritter se retiró de estas actividades a finales de 1940.

Después de la capitulación del Reich en 1945, los británicos interlocutores Ritter no mostró ningún interés en revelar sus actividades y de sus contactos mantenidos durante la guerra con emisarios alemanes. No hicieron ningún esfuerzo para ir en ayuda de los antiguos miembros de la resistencia, que en Alemania se considera el final de la guerra como traidores.

En consecuencia, Ritter decidió permanecer en silencio. Hasta su muerte en 1972. Él nunca ha hablado públicamente sobre sus acciones durante los años treinta y cuarenta. Ni siquiera se dan detalles cuando Gerhard Ritter, un renombrado historiador y amigo personal de Goerdeler estaba interesada en él y su historia (27). No fue hasta los setenta años ochenta del siglo pasado, una nueva generación de investigadores finalmente tuvo éxito en revelar la identidad de la persona que se escondía detrás del nombre en clave El caballero (28).

Stefan Martens

director adjunto del Instituto Histórico Alemán (Paris)

 La guerra aérea, Hans Ritter (La Documentación francesa, 282 páginas, 21 euros)

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I. Hans Ritter, Kritik de Weltkrieges, Leipzig, Verlag KF Kiffiler de 1921.

2. Idem. Der Zukunftskrieg Waffen und seine, Leipzig, Verlag KF Kiihler de 1924.

3. Giulio Douhet, Dominio dell'aria, Roma 1921, ídem, El Comando del Aire (texto impreso), seguido por la guerra .. 19, traducido del italiano por el teniente coronel Benedicto Smith y Jean Romeyer. Prefacio general Richard Wolsztynski, presentación del coronel Ferruccio Boni. Afterwords Patrick Facon y Serge Gadal. Paris, 1SC-Economica, 2007.

4. Para obtener la información sobre su carrera militar y decoraciones ver: http://www.frontflieger.de/2-ffa038.htm

http://www.frontflieger.de/3-wmvo.html

5. Ver Hauptstaatsarchiv Stuttgart, Baden-Württemberg, por Stock E 1306 - Staatsministerium. Akten der württembergisehen Gesandtschaft en Berlín, 1306 E BÜ 355.

6. Ni Manfred Zeidler ni Budrass Lutz que hacen referencia en sus estudios de esta colaboración entre Junkers y la Reichswehr, evocan el nombre de los espacios en blanco Ritter. ver Manfred Zeidler, Reichswehr und Rote Armee 1920-1933. Wege und einer Stationen ungewiihnlichen Zusammenarbeit, München, Oldenburg, 1993. p. 54-58 Lutz Budrass, Flugzeugindustrie in Deutschland und Luftrüstung 1918-1945, Düsseldorf. Droste Verlag, 1998, p. 101-127.

7. Ver Biographien rund um Junkers: http://www.ju-fI3.de/F13/person.html

8. Para más detalles, véase James S. Corum, la Luftwaffe. Creación de la Guerra Operacional Aérea, 1918-1940, Lawrence: University Press of Kansas, 1997, p. 49-84.

9. Jochen K. Beeck, Im Zeichen de Kranichs. Aviones Die der Lufthansa 1926-2006, Stuttgart. Motorbuch-Verlag, 2006.

10. Lutz Budrass, Flugzeugindustrie Luftrüstung in Deutschland und ..., op. cit., p. 247.

11. David Irving. Die Tragödie der Deutschen Luftwaffe. Aus den Akten und Erinnerungen von Mariscal Erhard Milch, Frankfurt del Meno. Ullstein, 1970, p. 50-51.

12. Edward L. Homze. Armado, la Luftwaffe. El Ministerio del Reich del Aire y la industria aeronáutica alemana, 1919-1939. Lincoln, University of Nebraska Press, 1976, p. 119-128.

13. Es esta idea unos años más tarde en un artículo, cf. Hans Ritter, "Neuzeitliche Kampflugzeuge", en: Zeitschrift de Vereines deutscher Ingenieure, vol. 78, N º 15, de 14 de abril de 1934, p. 455-458.

14. No es aquí una idea de Hans Ritter, pero Hugo Junkers (Ju 1000) diseñó en 1910.

15. Ver Hans Ritter, "Neuzeitliche Bombentlugzeuge", en: Zeitschrift de Vereines deutscher Ingenieure, vol. 78. No. 12 de 24 de marzo de 1934, p. 363-373.

16. Wilherg fue en 1911, el autor de un memorándum sobre los beneficios representados por un avión de observación sobre el terreno en relación con una observación clásica de la caballería.

17. Cf. James S. Corum, la Luftwaffe ... Op. cit., P. 81-86.

18. Ver Horst Boog, Die deutsche Luftwaffenführung 1935-1945, Führungsprobleme, Spitzengliederung, Generalstabsausbildung, Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 1982, p. 64-172, de extractos de este documento ver Karl-Heinz Vulker, Dokumentatphotos Dokumente und zur Geschichte der deutschen Luftwaffe. Aus den Geheimakten de Reichswehrministeriums 1919-1939, Stuttgart. Deutsche Verlags-Anstalt, 1968, p. 466-486.

19. Hans Ritter von heute Die französische Ejército. Leipzig, Verlag K.F. Kühler, 1924.

20. "Die sind bereit Générale, en Auch weiter zu einer Roten Armee dienen, wenn sie nur spielen und Soldaten welter Krieg führen dürfen." Informe Malcolm Ritter Christie 27 de septiembre 1939, ver Ulrich Schlie, Kein Friede mit Deutschland. Muere geheimen Gespräche im Zweiten Weltkrieg 1939-1941. Munich. Berlín, Langen Müller, 1994, p. 167-168.

21. El texto de este memorando ver Bernhard Heimann, Joachim Schunke "Eine geheime Denkschrift zur Luftkriegskonzeption Hitler Deutschlands vom 05 1933", en: Zeitschrift für Militärgeschichte 3 (1994), p. 72-86. Knauss, en ese momento todavía director de la Luft Hansa, publicado en 1934 como una novela de ficción, en la que describe un ataque aéreo en París, cf. Mayores Helders, Luftkrieg 1938, Berlín, tradiciones-Verlag Kolk & Co. 1934.

22. Para más detalles ver Budra13 Lutz. Flugzeugindustrie Luftrüstung und ..., op. cit. p. 320-335.

23. Véase la nota 13.

24. Ver Klaus-Jürgen Müller, Generaloberst Ludwig Beck. Eine Biographie, Paderborn, Schöningh Verlag, 2008. p. 251-257.

25. Ver Clemens von Klemperer. Muere verlassenen Verschwörer. Der Deutsche Widerstand auf der Suche nach Verbündeten 1938-1945, Berlín. Siedler, 1994, p. 62-70. Para estos contactos con Göring durante la guerra falsa véase Stefan Martens, Hermann Göring. "Erster Paladin Führers" und "Zweiter Mann im Reich", de Paderborn. Schöningh. 1985, p. 173-223.

26. Kueppers ver Heinrich Joseph Wirth. Parlamentarier, Ministro Kanzler und der Republik Weimar, Stuttgart. Steiner Verlag, 1997.

Theatrum Belli

viernes, 14 de junio de 2013

Libro: La guerre vue du ciel, por Marc Scheffler

La guerra desde el aire, por el comandante Marc Scheffler


En asociación con ediciones Nimrod, THEATRUM Belli presenta un extracto exclusivo del libro-testimonio del capitán Marc Sheffler, piloto de Mirage 2000D (co-escrito con el periodista freelance Frédéric Lert). A través de este paso, se introduce la cabina de un caza de la Fuerza Aérea legendaria que le permite percibir la complejidad de la formación y la misión de las misiones de combate (Afganistán, Libia ...).



La guerra desde el aire, 480 páginas (incluyendo 16 páginas de fotos), € 23
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