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sábado, 15 de marzo de 2025

Manchukuo: ORBAT de la Fuerza Aérea (1/2)

Aviación del Manchukuo


Parte I || Parte II








Ki-43-II-ko


Ki-9. Cuerpo Aéreo de la Fuerza Militar Nacional de Manchukuo, 1938-39. Este avión de entrenamiento es de color naranja en general, con carenado, fuselaje delantero, patas del tren de aterrizaje y guardabarros de las ruedas en negro. Los emblemas MNMFAC se aplican en cuatro posiciones de las alas, en (desde arriba) rojo, azul, blanco, negro y amarillo. La inscripción del fuselaje, que indica el donante de la aeronave, está en negro.



Hasta hace solo cinco años, los manchúes eran poco más que bandidos atrasados ​​que se peleaban por pedazos de feudos destruidos. Hoy, operamos nuestra propia fuerza aérea contra todos los enemigos de un Manchukuo modernizado.

-Nobuhiro Uta, primer teniente, Doi ManshuTeikoku Kugun’

En 1640, el control de la dinastía Ming sobre China se estaba desmoronando. Las malas cosechas generalizadas, seguidas de una hambruna a una escala demasiado masiva para que el gobierno pudiera repararla, y las revueltas campesinas estallaron para sacudir duramente el orden de casi 300 años de antigüedad. Aprovechando estos trastornos, los invasores manchúes del norte se acercaron a la capital el 26 de mayo de 1644. Pekín estaba defendida por un ejército desnutrido y sin sueldo que no estaba dispuesto a oponerse a los invasores, que entraron por sus puertas justo cuando el último emperador Ming se colgaba de un árbol en el jardín imperial.

Los manchúes reemplazaron su dinastía por la suya propia, la Qing (o “clara”), que gobernó hasta principios del siglo XX. La desaparición del imperio manchú en 1912 había sido precedida por décadas de corrupción, derrotas militares y explotación extranjera, que condujeron inevitablemente a la revolución. La sociedad organizada se disolvió, mientras los ejércitos privados luchaban entre sí por el control durante la llamada Era de los Señores de la Guerra.

Los japoneses observaban este declive calamitoso desde lejos. Sabían que alguien acabaría surgiendo del caos para unificar el país, cumpliendo así la terrible advertencia de Napoleón sobre que China era un gigante dormido que, una vez despertado, aterrorizaría al mundo. En 1931, las fuerzas japonesas invadieron Manchuria para extirpar a sus beligerantes señores de la guerra, restablecer cierta apariencia de orden social y, lo más importante para ellos, crear un estado tapón, rico en recursos naturales, entre Japón y la URSS.

El 18 de febrero de 1932, se estableció Manchukuo con la ayuda de antiguos funcionarios de la dinastía Qing, entre ellos Pu-Yi, “el último emperador”. A diferencia de la película de Bernardo Bertolucci de 1987 con ese nombre, el nuevo “Estado de Manchuria” no era enteramente una “títere” japonesa ni una colonia, aunque tenía elementos de ambas. Como la mayoría de los monarcas asiáticos de su tiempo, incluido el emperador japonés Hirohito, Pu-Yi era sobre todo una figura decorativa: la personificación simbólica de la nación. El poder real estaba en manos de los ministros del gabinete del consejo de estado, que pertenecían a la Xiehehui Kyowakai. Esta “Asociación Concordia” encarnaba los principios de la Minzoku Kyowa, la “concordia de nacionalidades”, una ideología panasiática destinada a convertir a Manchukuo en una nación multiétnica que gradualmente reemplazaría al ejército japonés por el control civil.

Al otorgar a los diferentes grupos étnicos sus derechos comunales y una autodeterminación limitada bajo una estructura estatal centralizada, se creó un equilibrio entre el poder federal y los derechos de las minorías, evitando así el mismo tipo de separatismo que había socavado la monarquía austrohúngara de los Habsburgo o el imperio zarista de Rusia. En consecuencia, a los emigrados se les permitió tener sus propios grupos independientes, que incluían un amplio espectro de agendas, desde los fascistas rusos blancos y los monárquicos Romanov, hasta los judíos involucrados en varios movimientos sionistas. Junto con estas poblaciones diversas, los mongoles, los musulmanes hui y los coreanos, así como los manchúes nativos, los colonos japoneses y la mayoría de los chinos encontraron una representación viable en la Asociación Concordia, que acabó con las antiguas animosidades.

Como los derechos, las necesidades y las tradiciones de cada grupo se respetaban oficialmente, la libertad religiosa estaba garantizada por ley. El Estado apoyaba por igual a los lamas mongoles, los chamanes manchúes, los ahongs musulmanes, los monjes budistas, los sacerdotes ortodoxos rusos, los rabinos judíos y los moralistas confucianos. Corporativista, anticomunista y anticapitalista, Minzoku Kyowa aspiraba a la colaboración de clases organizando a la gente a través de comunidades religiosas, ocupacionales y étnicas. Manchukuo pretendía ser el ideal y el modelo con el que se iba a reconstituir el resto de China.

Otros estados similares creados por los japoneses fueron el gobierno de Mangjiang para Mongolia Interior, el Gobierno Reformado de la República y el Gobierno Provisional de la República para las zonas oriental y septentrional de China, respectivamente. Estos dos últimos se combinaron en 1940 en el Gobierno Nacional de Nanjing encabezado por Wang Jingwei, quizás el estadista chino más brillante del siglo XX. Después de la muerte de Sun Yat-sen en 1925, Jingwei se convirtió en el líder del Kuomintang, el Partido Nacionalista de China, pero posteriormente fue derrocado por intrigas entre bastidores para poner a Chiang Kai-shek en el poder.

Jingwei creía con el gobierno japonés que China sólo podía evitar convertirse en una amenaza militar, económica e ideológica para el mundo exterior y para sí misma, preservando al mismo tiempo su cultura de las influencias extranjeras, mediante un sistema descentralizado de independencia cooperativa para las distintas provincias, con énfasis en su individualidad étnica. En este sentido, los japoneses se consideraban el centro de poder de la Esfera de Co-Prosperidad de Asia. La fuerte inversión japonesa ayudó a Manchuria a convertirse en una potencia industrial, que acabó superando al propio Japón en la producción de acero.

Manchuria operó su primera aerolínea, la más moderna de Asia fuera de Japón. Con la Manchukuo Air Transport Company volaban Junkers Ju.86 y Fokker Super Universals. El Junkers alemán estaba propulsado por un par de motores diésel Jumo 207B-3/V de 1.000 caballos de fuerza, capaces de transportar a sus 10 pasajeros casi 1.600 kilómetros por encima de los 9.000 metros de altura, lo que lo convertía en un transporte ideal para el terreno montañoso de China.

El Fokker F.18 Super Universal, de diseño holandés, se fabricó en Estados Unidos a finales de la década de 1920 y más tarde lo fabricaron bajo licencia las empresas canadienses Vickers y Nakajima en Japón. Elegido por su robustez, especialmente por la fiabilidad de su motor Pratt and Whitney Wasp B de 450 CV en condiciones de mucho frío, un Super Universal conocido como Virginia sirvió en la expedición antártica de 1928 de Richard E. Byrd. Además, valoró el monoplano convencional de ocho plazas, ala alta y voladizo por su rendimiento de 138 mph a 19.340 pies sobre 680 millas.

Incluso antes de que la Manchukuo Air Transport Company cambiara de nombre a “Manchukuo National Airways”, la ciudad de Changchun también había sufrido un cambio en Xinjing, la “Nueva Capital” de Manchukuo. La antigua ciudad de parada rápida se transformó casi de la noche a la mañana en una ciudad hermosa, moderna y grande, la más brillante culturalmente de China en ese momento. Manchukuo fue reconocido oficialmente por 23 gobiernos extranjeros, desde todas las potencias del Eje y la URSS hasta El Salvador y la Santa Sede. Sin embargo, la Liga de las Naciones negó la legitimidad de Manchukuo, lo que provocó la retirada de Japón de ese organismo en 1934, mientras que Estados Unidos se opuso a cualquier cambio en el status quo internacional "por la fuerza de las armas", como lo establece la Doctrina Stimson de Estados Unidos.

Aun así, Manchukuo experimentó un rápido crecimiento económico y progreso en sus sistemas sociales. Las ciudades manchúes se modernizaron y se construyó un sistema ferroviario eficiente y extenso. Se desarrolló un sistema educativo público moderno, que incluía 12.000 escuelas primarias, 200 escuelas secundarias, 140 escuelas preparatorias para maestros y 50 colegios técnicos y profesionales para sus 600.000 alumnos y 25.000 maestros. Había además 1.600 escuelas privadas; 150 escuelas misioneras; y, en la ciudad de Harbin, 25 escuelas rusas. En 1940, de los 40.233.950 habitantes de Manchukuo, 837.000 eran japoneses, y ya se estaban haciendo planes para aumentar la emigración en 5 millones de personas durante los siguientes 16 años, lo que aliviaría parcialmente la crisis de superpoblación de Japón.

Como Manchukuo lindaba con la frontera rusa, la necesidad de autodefensa era evidente. En febrero de 1937 se formó una fuerza aérea, la Dai Manshu Teikoku Kugun. Para empezar, se seleccionaron 30 oficiales del Ejército Imperial para que se entrenaran con el Ejército Kwantung de Japón en Harbin. A finales del verano, se estableció su primera unidad en el aeródromo de Xinjing bajo el mando del primer teniente Nobuhiro Uta. Su tarea -hacer algo con el incipiente servicio- era abrumadora, porque sólo tenía un único avión a su disposición, un biplano de la época de la Primera Guerra Mundial.

El Nieuport-Delage Ni-D.29 había hecho su debut como prototipo en agosto de 1918 y parecía tener toda la antigüedad que tenía, con su cabina abierta y su patín de cola fijo. Incluso entonces, el avión de persecución de fabricación francesa no pasó la prueba, porque no podía alcanzar los requisitos de altitud. El Ni-D.29 recibió una nueva oportunidad de vida cuando, despojado de su engorroso equipaje militar y su motor rotativo Gnome 9N reemplazado por un HispanoSuiza 8Fb V-8 de 300 hp, ganó ocho récords de velocidad, incluidos los trofeos Coupe Deutsche y Gordon Bennet de 1919 y 1920, respectivamente.

Los ejecutivos de Nieuport-Delage sacaron provecho del nuevo prestigio del avión al convertirlo en una lucrativa exportación a Bélgica, Italia, España, Suecia, Argentina, Japón y Tailandia. Su veloz modelo entró en acción en el norte de África, arrojando bombas antipersonal de 20 libras sobre insurgentes nativos descontentos con el colonialismo francés y español. En 1937, la velocidad máxima de 235 km/h y el alcance de 580 km del viejo avión de dos pisos lo convirtieron en una especie de reliquia, pero el teniente Uta hizo buen uso de sus características de manejo indulgentes en el entrenamiento de sus aviadores novatos.

Los llamamientos a Japón dieron como resultado aviones más modernos para el naciente Dai Manshu Teikoku Kugun. Los primeros en llegar fueron ejemplares de un biplano de reconocimiento Kawasaki KDA-2. Había sido diseñado específicamente para el Ejército Imperial Japonés por Richard Vogt, un ingeniero aeronáutico de la famosa Dornier Flugzeugewerke de Alemania. Después de pruebas exitosas, el KDA-2 entró en producción con Kawasaki como "Tipo-88-1, en 1929. Su diseño único



viernes, 21 de febrero de 2025

Indonesia: En 1961 inauguraba su primer escuadrón de bombarderos jet

Indonesia: Cuando estableció su primer escuadrón de bombarderos a reacción



Se dice que la Fuerza Aérea de la República de Indonesia (ahora TNI AU) tenía 26 bombarderos Tupolev Tu-16 (código OTAN: Badger) (foto: TNI AU)

La formación del Escuadrón 41, que es un escuadrón de bombarderos estratégicos de largo alcance, TU 16 de la Fuerza Aérea, fue inaugurada hoy por el Ministro/Almirante del Aire de KSAU Suryadarma en una ceremonia militar en la base de Kemajoran en Yakarta. Con la inauguración de este escuadrón además de los demás escuadrones, significa que la Fuerza Aérea da un paso más en perfeccionarse y equiparse como una Fuerza Aérea moderna de acuerdo con el nivel de la República de Indonesia como país soberano e independiente.

La versión que Indonesia tenía en ese momento era el Tu-16KS-1 (Badger-B) que podía transportar el misil antibuque KS-1 (AS-1 Kennel) (foto: TNI AU)

Vuela largas distancias sin parar
El TU 16 es un avión tipo jet que además está equipado con 7 cañones calibre 23 mm, misiles guiados, equipos de radar, etc. y tiene una capacidad de vuelo muy grande, por lo que puede volar sin escalas no sólo por todo el país, sino incluso mucho más allá de las fronteras de nuestro país.

El avión Tu-16 tiene un alcance de vuelo de 7.200 km, una velocidad máxima de 1.050 km/hora y una altura de vuelo de hasta 12.800 m (foto: TNI AU)

El comandante era Saroso Hurip.
El Jefe de Relaciones Públicas del Departamento de la Fuerza Aérea, el Mayor Agus Suroto, explicó que como Comandante del Escuadrón 41, según la decisión de la KSAU, se había designado al Mayor del Aire Saroso Hurip, quien fue nombrado oficialmente Comandante del Escuadrón 41 en la ceremonia de este mañana en Kemajoran.

De las 26 unidades Tu-16 que posee Indonesia, están distribuidas en 2 escuadrones, 14 unidades Tu-16 forman parte del Escuadrón 41 y las 12 restantes están en el Escuadrón 42 (foto: TNI AU)

Llegarán un total de TU 16
El mayor Agus Suroto no quiso explicar cuántos aviones TU 16 tenemos hasta el momento. Pero subrayó que dentro de poco llegarán a nuestro país varios bombarderos TU 16, que compramos a la Unión Soviética, para equipar y perfeccionar el "Escuadrón 41", que es un bombardero estratégico de largo alcance.

(ver traducción de la nota abajo)

Escuadrón de Bombardeo a Reacción Inaugurado
Con aviones capaces de volar largas distancias sin escalas, incluso más allá de las fronteras de nuestro país
Equipado con 7 cañones de 23 mm, misiles guiados, radar, etc.

La formación del Escuadrón 41 marca un hito significativo como un escuadrón estratégico de bombardeo a reacción. Este escuadrón fue inaugurado oficialmente el día 16 en una ceremonia presidida por el Ministro/Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, el Mariscal del Aire Suryadarma, en la Base Aérea Kemayoran, Yakarta. La inauguración de este escuadrón, junto con otros escuadrones existentes, representa un paso adelante en el desarrollo y la modernización de nuestra Fuerza Aérea, alineándose con el estatus de Indonesia como un estado soberano independiente.

Vuelo a larga distancia sin escalas

El TU-16 es un tipo de avión a reacción con una capacidad destacada. Está equipado con 7 cañones de calibre 23 mm, misiles guiados y un sistema de radar, lo que lo hace adecuado para misiones estratégicas. Puede volar largas distancias sin escalas, no solo dentro del territorio nacional, sino también fuera de las fronteras de nuestro país.

El Comandante Saroso Hirup

El Jefe de la Oficina de Relaciones Públicas del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el Mayor de la Fuerza Aérea Agus Suroto, explicó que el Escuadrón 41 se encuentra bajo el mando del Mayor de la Fuerza Aérea Saroso Hirup, quien asumió el cargo tras ser nombrado comandante del escuadrón. La formación de este escuadrón fue una decisión estratégica de la Fuerza Aérea para fortalecer sus capacidades operativas.

Los TU-16 como núcleo del escuadrón

El Mayor Agus Suroto destacó que la incorporación de los aviones TU-16 al arsenal de la Fuerza Aérea se logró mediante esfuerzos conjuntos. Aunque estos aviones ya han sido entregados, aún se está trabajando para optimizar el entrenamiento de los pilotos y los procedimientos operativos. En el futuro, este escuadrón desempeñará un papel fundamental en la defensa nacional, especialmente en misiones estratégicas de largo alcance.

El "Escuadrón 41" es ahora parte de la fuerza de bombardeo estratégica de nuestra Fuerza Aérea. Según declaraciones oficiales, el TU-16 es considerado una herramienta esencial para garantizar la seguridad y los intereses militares de Indonesia. Este desarrollo refuerza la importancia de fortalecer nuestras capacidades de defensa aérea.

En este contexto, el Mariscal del Aire Suryadarma subrayó que la adquisición de los TU-16 fue posible gracias al apoyo de la Unión Soviética, que proporcionó tanto los aviones como el entrenamiento necesario para los pilotos y técnicos indonesios.



Según más información, el TU 16 se encontraba entre el equipamiento militar que obtuvimos de la Unión Soviética en el marco del acuerdo sobre la compra de equipamiento para las Fuerzas Aéreas, que también fue firmado no hace mucho en Moscú por M KN Djend. Nasución. ---Hormiga.

Kedaulatan Rakyat Daily, versión impresa del 10 de agosto de 1961




miércoles, 22 de enero de 2025

Crisis del Beagle: El (paupérrimo) estado operativo de la FACh

1978: La Fuerza Aérea de Chile en la Crisis del Beagle





La Fuerza Aérea de Chile debió enfrentar la crisis de 1978 con Argentina por las islas con múltiples limitaciones, como resultado de una situación de rezago que era producto de décadas de postergación por parte de las autoridades políticas. A ello se sumo la postración de la economía nacional en la segunda mitad de los años setenta, la aplicación de embargos por parte de los proveedores tradicionales a partir de 1976 –debido a atropellos a los derechos humanos tras el golpe militar de Septiembre de 1973- y una inclinación quizás involuntaria a privilegiar la improvisación por sobre la planificación de mediano y largo plazo.



Por Raúl Zamora


En el año 2003 la editorial La Tercera/Mondadori publicó en Santiago de Chile un interesante libro titulado Matthei, Mi Testimonio. La obra es el resultado de una minuciosa recopilación de aspectos desconocidos sobre la vida del General del Aire (R) Fernando Matthei Aubel, Comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile entre los años 1978 y 1993, realizada por las investigadoras en Historia Patricia Arancibia Clavel e Isabel de la Maza. A lo largo de las páginas del libra queda reflejada la visión del General Matthei, sobre distintos hechos de la historia reciente de Chile que le tocó vivir desde su posición de oficial general, incluyendo la crisis vecinal con Argentina en 1978.

Sobre esa crisis, y al ser consultado si la Fuerza Aérea chilena estaba preparada para una guerra con Argentina, la respuesta del ex Comandante en Jefe fue que “no, no lo estaba, pese a los preparativos realizados en 1974 para amortiguar la amenaza peruana y al hecho de haber recibido ya los F-5. Conversamos en su momento sobre la falta de radares, de cañones, de misiles antiaéreos, pero aparte de eso, en 1978 los Hunter estaban embromados a causa del embargo inglés: de los treinta que teníamos en inventario, en vuelo quedaban tal vez una docena. Por otra parte, lo poco y nada que teníamos estaba concentrado en el norte. […] La situación en la base de Punta Arenas era una verdadera pesadilla, más cuando lo que no se había hecho planificadamente sólo se podía improvisar en ese momento”.

Este artículo tiene por objetivo profundizar en el sentido, contexto y fondo de la respuesta dada por el alto jefe aéreo, respecto de las capacidad operativas de la fuerza que comandaba al momento de la crisis del Beagle de 1978, el cual pudo haber derivado en un choque bélico.

Cabe destacar que este trabajo ha sido elaborado en base a información oficial desclasificada por la Fuerza Aérea de Chile con fines de investigación histórica, que complementa documentos aparecidos en diversas publicaciones, permitiendo tener una visión bastante más amplia y concreta, aunque en ninguna forma definitiva, sobre el verdadero estado de operatividad del arma aérea de Chile en las reciente y grave de las crisis vecinales enfrentadas por el país.

Historia poco conocida

Para nadie es desconocido que durante la década de los 70 y comienzo de los años 80 las relaciones fronterizas entre Chile y sus vecinos fueron foco de sucesivas tensiones. Los roces que a diario se vivieron en la relación chileno-argentina, entre 1977 y 1982, provocaron un flujo importante de intercambio de notas entre las cancillerías de ambos países, todas ellas relacionadas con violaciones de los correspondientes límites territoriales soberanos. En dichas notas, chilenos y argentinos se acusaban mutuamente, y en forma abierta, de incursiones terrestres, aéreas y navales sobre las fronteras comunes.
  

Uno de esos incidentes es descrito por la excelente revista española Fuerza Aérea, en un artículo aparecido en el año 2001. La nota, titulada Los Sabres en Argentina: Incidentes con Chile. En el texto los autores señalan textualmente: “Durante una salida de entrenamiento, cuatro Sabres armados con munición completa efectuaron una penetración del espacio aéreo chileno el 19 de diciembre de 1978, que duró 18 minutos, en un claro intento por probar la capacidad de reacción de la defensa chilena”.

Revisando otra documentación, también es posible encontrar material oficial de la FACh, que no sólo hace referencia a violaciones del espacio aéreo en la zona sur o austral del país. En la frontera norte, conociendo las debilidades que enfrentaba la fuerza aérea chilena durante la segunda mitad de los 70, se produjeron una serie de contactos con aeronaves peruanas que traspasaban los límites fronterizos, los que fueron informados a través de un oficio enviado por el Comando de Combate a la Comandancia en Jefe de la institución.

Es así como, en un informe fechado en Santiago el día 06 de febrero de 1978, se describen detecciones aéreas registradas los días 15 y 16 de diciembre de 1977 en el extremo norte del país, en el espacio aéreo comprendido entre el sur-oeste de la ciudad de Arica y nor-oeste de Iquique. Se mencionan tres contactos desconocidos, que volaban a casi 90.000 pies de altitud. En todas y cada una de estas ocasiones, siguiendo un patrón común sistemático, las aeronaves intrusas cambiaron las frecuencias de sus transponder al ser detectadas, a fin de evitar ser identificadas. En todos estos casos la FACh despachó un elemento de Cessna A-37, sin lograrse contacto visual con la aeronave desconocida, que según el radar ponía rumbo norte y se perdía tras cruzar la frontera con Perú.



En el mismo documento se describen otras dos detecciones, ocurridas entre el 20 de Noviembre y el 15 de Diciembre de 1977, con las aeronaves intrusas siguiendo el mismo patrón de conducta. En ninguno de estos casos se logró interceptar a la aeronave desconocida, ya que los reactores F-5E, Hawker Hunter y A-37 no tenían capacidad para alcanzarla a la altura y distancia en que ella se encontraba. Ante esta situación, el Ala Nº 4 mantuvo elementos de A-37 en estado Ambar Uno para funciones de interceptación. El oficio que detalla estos hechos dirigido al comandante en jefe de la FACh, fue firmado por el General de Brigada Aérea Eduardo Fornet Fernández, que en ese entonces era jefe del Comando de Combate.

Simultáneamente, se producían situaciones de hostigamiento también permanente y sistemático en Argentina a las aeronaves comerciales chilenas, que debían sobrevolar territorio de ese país en sus rutas de vuelo hacia la austral ciudad de Punta Arenas. Uno de los casos difundidos por aquella época fue el que afectó a aeronaves de la Línea Aérea Sudamericana Ltda. (LASA). El día 24 de Enero de 1978 el avión matrícula CC-CCI de la mencionada aerolínea, que estaba al mando del piloto comercial Humberto Dueñas Rivera, fue retenido durante una escala técnica en el Aeropuerto de Córdoba. La tripulación fue forzada a permanecer allí con su avión durante un lapso de tres días, con enormes perjuicios para la empresa y sus clientes, mientras el aparato era inspeccionado repetidamente por personal de la Fuerza Aérea Argentina, que no descubrió nada inusual o indebido. El vuelo de retorno a Chile se pudo realizar recién el día 27 de Enero de 1978 a las 10:00 hrs. AM. Una situación similar afectó al CC-CCF otra aeronave de LASA también en tránsito por territorio argentino entre los días 25 y 27 de enero. Los hechos fueron informados al gobierno, que los derivó a la Dirección de Fronteras y Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores, en un oficio fechado el 2 de febrero de 1978 por el Jefe del Departamento de Extranjería y Policía Internacional del Aeropuerto Los Cerrillos, Prefecto de la Policía de Investigaciones Sr. Daniel Aguirre Mora.

El Regazo

Era muy evidente la abismante superioridad numérico y técnica que ostentaba la Fuerza Aérea Argentina (FAA) frente a la FACh durante los momentos de mayor tensión en la crisis fronteriza de 1978, que obligó a la fuerza aérea chilena a redoblar esfuerzos en lo referente a logística y material.

El inventario y orden de batalla de la FACh en 1978 era el resultado de rápidas adquisiciones de material efectuadas entre los años 1974 y 1975, que obedecieron fundamentalmente a la necesidad de hacer frente a la amenaza representada por elementos revanchistas dentro del liderazgo militar del Perú, cuya fuerza aérea se había reequipado y modernizado substancialmente entre finales de los años 60 y comienzos de los años 70. La rapidez, urgencia e improvisación con que la FACh adquirió material generó una serie de problemas e inconvenientes e improvisaciones, que se agravaron con la aplicación en 1976 de la Enmienda Kennedy, que dificultó el acceso a nuevo material de origen estadounidense en momentos en que el aumento de la tensión fronteriza oscurecía el horizonte.

Las dificultades se hicieron patentes en 1978, aunque no afectando la disponibilidad de repuestos para el material ya adquirido, sino la velocidad y el volumen con que ellos llegaban. Eso forzó a recurrir a proveedores informales en operaciones de triangulación, en operaciones de mayor costo que incluían también dificultades para el traslado de los repuestos y munición a Chile. Otra falencias que también afectaron a la FACh en esos años de emergencia fueron la carencia de procedimientos de inspección adecuados y la falta de personal capacitado tanto para operar el material como para darle mantenimiento.

El Porque

Respecto de cómo fue que la FACh se encontró en tan complicada condición en 1978, hay muchas razones que permiten explicar la abismante brecha que la distanciaba de su homóloga argentina, una diferencia que era incluso superior a lo que el tamaño y capacidad económica del vecino transandino podrían implicar. El rezagado estado de la fuerza aérea chilena era resultado de un proceso que se retrotrae a décadas antes de la crisis del Beagle, y que tiene que ver con las políticas seguidas por distintos gobiernos, tanto en la asignación de recursos a las fuerzas armadas en general y como a la institución aérea en particular. A ello se sumó también la subscripción en 1952 del Pacto de Ayuda Militar (PAM) con Estados Unidos, que subordinó el desarrollo tecnológico de las capacidades técnicas de las fuerzas armadas chilenas a los intereses de Washington.

Algunos datos sobre ese aspecto se pueden encontrar en el libro El 11 en la Mira de un Hawker Hunter del General de Aviación (R) Mario López Tobar. En los capítulos III y IV del mencionado libro, este extraordinario piloto de combate y oficial general señala lo siguiente: “Don Jorge Alessandri trató bastante mal a las Fuerzas Armadas, principalmente en lo referido al presupuesto […] Luego vino Don Eduardo I y la "Patria Joven” y entonces se decidió que ya no habría más conflictos fronterizos ni se necesitarían las Fuerzas Armadas. Hasta hubo clases magistrales en las Academias de Guerra sobre el tema: “América Latina, Unidad de Hermanos”.



Ahondando en el tema, el general (R) López Tobar agrega que “el círculo de conocimiento que tienen los políticos de lo que es la Defensa, es muy pequeño […] En las ocasiones en que debimos acudir a defender la Patria […] nadie nos preguntó si estábamos entrenados y equipados para hacer frente a una probable escaramuza”. “Los integrantes de las FF.AA no son masoquistas. Son chilenos […] que desean progresar y que se les dé un trato justo y la oportunidad para estar bien entrenados y equipados para defender a Chile. Si llegara el caso, y que no sea como ha sido hasta aquí, donde el combustible para los aviones, buques y tanques sólo aparece cuando la cosa está al límite, cabe preguntar: ¿quién hará un sumario o juicio para encontrar a los responsables? ¿Será responsable el soldado que se quedó sin municiones o el político que se negó a comprar el armamento?”

Es un hecho que, es este contexto de mínima preocupación por la Defensa, las autoridades políticas chilenas no atendieron durante muchos años las necesidades presupuestarias y de material de la fuerza aérea. No se adquiría material acorde a los tiempos, de modo que sin equiparar las adquisiciones de los vecinos en términos de calidad y cantidad, al menos proveyese una medida adecuada de disuasión y contención. Durante 1947 la revista de la fuerza aérea chilena publicó editoriales donde se apelaba directamente a la autoridad política, con el fin de contar con mayor atención tanto en aspectos presupuestarios y de equipamiento, sin encontrar mayor eco en el nivel político.

Sobre el segundo aspecto crítico, el Pacto de Ayuda Militar o PAM, resulta evidente que la autoridad política local encontró un medio útil - provisto por la política exterior norteamericana en los tiempos de la Guerra Fría- que permitía proveer a los institutos armados y en especial a la FACh, con medios material de relativa sofisticación y capacidad operativa sin incurrir en costos mayores. Así, se logró contar con aviones de instrucción, exploración, transporte y bombardeo que incrementaron la operatividad a la joven Fuerza Aérea. Bajo el PAM, la formación de pilotos también se vio incrementada debido a intercambios y giras de estudio, a la vez que la presencia de la fuerza a lo largo del país se amplió al contarse con una mayor cantidad de aeronaves de enlace y transporte.

Sin embargo, los medios operados provistos por Estados Unidos bajo el PAM conformaban más bien una fuerza de transporte y enlace, no una real y verdadera fuerza de combate. Al respecto, un detalle no menor es que los primeros medios a reacción de la FACh, los de Havilland Vampire DH.115, no fueron provistos por el PAM. Fueron adquiridos en 1953 en el Reino Unido con fondos del erario nacional, luego de que Washington se negó a proveer aviones Lockheed F-80 y T-33, argumentando que Chile que no contaba con pistas preparadas para operar dicho material.



En palabras simples, y al margen de la vinculación formada con la USAF y los beneficios obtenidos en algunos aspectos, era evidente que Estados Unidos buscaba imponer criterios y modelos de operatividad que no respondían a las necesidades de Chile. Las aeronaves provistas por el PAM permitían configurar una fuerza orientada hacia el apoyo táctico en las dimensiones de transporte y enlace, sin las capacidades de combate que tenían las fuerzas aéreas de Argentina, Perú o Brasil.

Como resultado del material provisto por el PAM, los grupos de combate de la FACh sólo operaban bombarderos medianos B-26, reactores F-80C y T-33, y anfibios de patrulla aeromarítima y lucha antisubmarina HU-16 Albatros, equipos que resultaban evidentemente insuficientes para proyectar algún balance frente a Argentina o Perú. Esta situación cambia en parte en 1966 bajo el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva cuando, ante la negativa de Estados Unidos a proveer NORTHROP F-5, se adquirieron los cazabombarderos Hawker Hunter en Gran Bretaña. Esta compra, así como la posterior adquisición de destructores y fragatas también de origen británico para la Armada, marco un punto de quiebre con el PAM, aunque se no significó la renuncia a ese pacto por parte de Chile. En el caso de la FACh, la compra de loa H.H. permitió implementar un programa de reequipamiento fuera del control estadounidense.

Llueve sobre Mojado

La planificación de la defensa, aunque presupone esperar lo inesperado, no es un tema que deba ser resuelto en base a la improvisación. Como diferentes conflictos lo han demostrado a lo largo de la historia, la improvisación puede ser un buen complemento de la planificación pero nunca al revés. La Guerra de Los Seis Días, donde el joven y pequeño estado de Israel pudo derrotar -gracias a una planificación quirúrgica y milimétrica cuyas bases habían sido fijadas con anterioridad- a una coalición de oponentes árabes en una guerra donde estaba en desventaja numérica y donde el poder aéreo fue un protagonista clave.

Como ya hemos dicho, las urgentes y apresuradas adquisiciones de material aéreo efectuadas entre los años 1974 y 1976 tenían como objetivo configurar una fuerza de combate capaz de conjurar una potencial agresión de Perú. Sin embargo, su improvisación y carencia de planificación de largo plazo trajo consigo una serie de problemas e inconvenientes, que se vieron agravados por la aplicación de la Enmienda Kennedy en 1976.

Ante las dificultades que se enfrentaban en lo referente a la operación, el mantenimiento rutinario y el soporte logístico de sus aviones de combate, la FACh recurrió a la improvisación. Así, al ingenio y los contactos sociales de algunos oficiales, que por distintos medios lograban obtener los repuestos y los manuales necesarios para mantener el material en condiciones operativas, se sumó la contratación instructores y asesores extranjeros.

Al analizar la forma en que la FACh enfrentó esta emergencia, se identifican cuatro aspectos claves entre las dificultades que el personal de la institución tuvo que enfrentar y solucionar –con los escasos o caros recursos disponibles- entre los años 1977 y 1978. El análisis que sigue esta hecho en base a información que se desprende de documentos oficiales de la época.

Los principales problemas que enfrentaba la FACH se pueden enumerar como:

1. Reparación de Pistas

En 1977 la FACh se enfrentó una dificultad no contemplada en sus planes, consistente en la carencia de planes, procedimientos y medios que se encargasen de la reparación de las pistas que pudiesen resultar dañadas por ataques aéreos, como hace notar un memorando remitido al Jefe de Estado Mayor General y al Director de Operaciones, titulado “Ideas para materializar las Unidades de Reparación de Aeródromos”. Su autor y fecha precisa no están precisados en el documento, pero es claro que data del año 1978.

La solución entregada por el oficial responsable del informe es de lo más acertada y simple: se debe recurrir directamente a los especialistas, trabajar con ellos y hacerlos parte de la solución. En el documento se da a entender que se trabajó en conjunto con ingenieros especializados del Ministerio de Obras Públicas, entidad encargada de la construcción y mantenimiento de las pistas aéreas, a quienes se expuso los requerimientos de la Fuerza Aérea en la eventualidad de un conflicto. Según el informe, se obtuvo un inmediato y espontáneo apoyo, lográndose la definición de un conjunto de procedimientos y medidas orientadas a la reparación de las pistas que pudiesen resultar dañadas.

2. Destinación de Personal.

El 19 de junio de 1978 el Comando de Combate envió al Sr. Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea un oficio con carácter reservado, donde se expone la distribución errada de Personal del Cuadro Permanente (PCP). El texto detalla “los problemas que se han presentado con Personal del Cuadro Permanente, que ha sido seleccionado para efectuar cursos en el extranjero para apoyar el mantenimiento del material con que cuenta la Institución, que una vez regresado al país no fue destinado a las unidades que requerían de los conocimientos adquiridos, como por ejemplo el Ala Nº 1 (material F-5) y Grupo 10 (material C-130)”. El inconveniente, según uno de los párrafos del documento, había sido informado en reiteradas ocasiones a las instancias involucradas, como el Comando de Personal, “sin obtener respuesta favorable a las peticiones formuladas”.

Según añade el oficio, el paquete de soporte incluido en la operación de compra del material Northrop F-5E se había adquirido un curso de mantenimiento de línea, orientada a preparar personal para el apoyo de éstos aviones. Personal de las unidades más representativas fue seleccionado para recibir ese entrenamiento, dándosele cursos avanzados de inglés y de actualización en electrónica, con profesores tanto de la institución como de la Universidad de Chile. Los cursos buscaban alcanzar nivel adecuado de conocimientos básicos para enfrentar el curso, que se desarrollaría en Estados Unidos. Pero parte de este personal fue asignado a su regreso a Chile a otras reparticiones, resultando en que especialistas que debían estar en el Ala Nº 1 dando servicio a los F-5 se encontraban trabajando en el Ala de Mantenimiento de El Bosque.

Como resultado, los dos únicos mecánicos que efectuaron el curso de estructuras para aviones F-5 estaban en Santiago, mientras que el taller de manutención de estructuras habilitado en el Grupo 1 en Antofagasta seguía inoperante a mediados de 1978, por no disponer de los especialistas necesarios.

3. La Amenaza de un HV3

La década de los 70 estuvo marcada por las dificultades en las relaciones diplomáticas con el vecino Perú, que obligó a las FF.AA chilenas a concentrar grandes cantidades de medios y hombres en la zona norte del país. El ánimo revanchista de las FF.AA peruanas, ampliamente potenciadas con material bélico proveniente de la ex URSS, Francia e Inglaterra, y la cercanía del centenario de la derrota militar del Perú en la Guerra del Pacífico, provocó que la nación del norte siempre fuera considerada como el segundo adversario iniciadas las hostilidades con Argentina.

El 25 de enero de 1978, el gobierno argentino declara “insanablemente nulo” el Laudo Arbitral de su Majestad Británica, encendiendo las luces de alarma en los planificadores militares chilenos. Posteriormente en marzo de 1978 Bolivia rompe unilateralmente las relaciones diplomáticas con Chile. La planificación general de las FF.AA en Chile ante el inminente choque con Argentina contempló el escalamiento del conflicto por las islas del Canal Beagle a la frontera norte de nuestro país, con Perú y Bolivia. Este tipo de conflicto contempla choques en las tres fronteras simultáneamente y es conocido como HV-3: Hipótesis Vecinal 3 (Argentina, Perú, Bolivia).

Debido a la falta de medios disponibles y operativos, y a lo inminente de una guerra con Argentina, la Fuerza Aérea tomó la decisión de movilizar y concentrar gran parte de sus aeronaves en el extremo sur del país, en el Teatro de Operaciones Austral (TOA). A pesar de esto, la FACh mantuvo presencia real en apoyo de la VI División de Ejército. En oficio fechado durante el mes de noviembre de 1978 y firmado por el General Julio Canessa Robert, Jefe de la Región Militar Norte por aquellos años, se menciona que la FACh mantiene en el norte del país el siguiente grupo de aeronaves: 8 aviones Cessna A-37B y 16 Cessna T-37.

En este sentido, durante diciembre de 1978 se efectúa un ejercicio de comprobación del Plan de Guerra Nacional para HV-3 “Cóndor Alfa”, denominado Ejercicio Cúpula, donde las autoridades responsables, tanto militares como civiles debieron comprobar el estado de alistamiento y la capacidad de toma de decisiones ante situaciones no consideradas. Cabe mencionar que la planificación para la guerra con Argentina no fue HV-1, sino siempre un HV-3.

4. Dificultades Logísticas 

Como ya se ha indicado en párrafos anteriores, la premura con que se adquirió el material aéreo de combate se combinó con desinteligencias en la administración del recurso humano necesario para su operación y mantenimiento, que no siempre estuvo disponible cuando y donde era necesitado. A esto se sumó la aplicación de la Enmienda Kennedy, que prohibió el libre acceso a los insumos, repuestos y material de guerra de origen estadounidense, generando una serie de inconvenientes en la operación rutinaria de los equipos de ese procedencia.

La mencionada Enmienda, que tuvo un impacto adverso en aspectos tan básicos como la disponibilidad de botones para los uniformes de los aviadores, tuvo también el grave efecto de impedir que se contase con los manuales de operación, los manuales de mantenimiento y los catálogos de partes de los aviones y sus subsistemas. Es así como, el día 07 de agosto de 1978, ante la serie de inconvenientes sufridos en la operación del material CESSNA A-37B Dragonfly, el entonces Comandante en Jefe de la FACh, General Fernando Matthei Aubel, solicitó en oficio dirigido al jefe de la Sección Aérea del Grupo Militar Norteamericano la presencia de un asesor USAF para la instrucción de A-37. No era la primera vez que se realizaba tal petición, ya que el instructor estadounidense se venía solicitando desde julio de 1978. En dicho oficio el general Matthei hace presente que, de acuerdo a las clausulas del respectivo contrato de compra, en caso de fallas el usuario final del avión tiene derecho a requerir asesoría técnica en terreno.

La respuesta de los estadounidenses llega el día 8 de agosto de 1978, cuando el Tte. Coronel de la USAF Edward Pratt le informa al general que la petición fue derivad al Departamento de Estado en Washington el día 25 de julio de 1978 y que se está a la espera de una respuesta. En forma bastante diplomática y ajena a la premura que movía al General Matthei –que sin duda no era desconocida por el Tte. Coronel Pratt- el mensaje culmina señalando que “nos será muy grato informar inmediatamente que esta Sección Aérea reciba una respuesta sobre esta materia”.

A la Guerra con lo Puesto

Durante el segundo semestre de 1978, el General del Aire Fernando Matthei Aubel encabeza los esfuerzos de la FACh por solucionar las falencias y debilidades que no habían sido abordadas durante la comandancia del General Gustavo Leigh Guzmán. Comenzaron las gestiones para conseguir todo lo que no se había priorizado antes, como las municiones, repuestos de diversa índole, reasignación de personal y otros puntos dentro de una larga lista. En medio de este ajetreo, el General Matthei envía una serie de oficios remitidos a diferentes reparticiones de la Fuerza Aérea, demandando informes sobre el estado de avance diario de cada uno de los problemas a enfrentar.

Al mismo tiempo y ante un alto mando recién formado - tras el descabezamiento de la institución que representó la destitución del general Gustavo Leigh y su cuerpo de Generales – Matthei comienza a distribuir las responsabilidades dentro de un nuevo plan de guerra. Este plan de guerra es oficializado el 24 de noviembre de 1978, bajo el nombre de Águila Dos. Este es remitido al Sr. Ministro de Defensa Nacional, informando que, ante inminencia de un conflicto con Argentina, la FACh está sustrayendo gran parte de sus medios desde el norte para redesplegarlos en la zona austral.

Los resultados de los esfuerzos dependieron en gran medida de conocer el real estado de operatividad de las aeronaves de la Fuerza Aérea. Un instrumento muy útil a ese fin fueron los llamados Informes Semanales de Operatividad, que habían comenzado a elaborarse durante el mando del general Leigh. Esos informes incluían un resumen del estado de operatividad de todas las aeronaves, consignando el número de aviones por grupo, cuantos de ellos estaban operativos, fuera de vuelo o en condiciones de vuelo limitado. Adicionalmente contemplaba otros campos que permitían estimar próximos aviones a estar fuera de vuelo. En caso de ser necesario y dependiendo de los números entregados por el documento, se podía solicitar un reporte más detallado por modelo de aeronave, donde se precisaba las reales causas de la inoperatividad de cada avión, a fin de estimar y tomar las medidas para devolverlo al servicio.

La inminencia de la guerra con Argentina se vió agravada el mes de agosto de 1978 por la baja operatividad de los medios aéreos de las principales unidades de combate de la Fuerza Aérea. De los 84 reactores de combate con que se contaba, conformados en su totalidad por A-37B, DH.115, Hunter Mk.71 / 71A y T.72 y F-5E/F, durante el mes de agosto no se logró contar con más de 37 aviones en condiciones de vuelo, lo que representaba apenas el 44% del total. En los reportes correspondientes no se menciona el estado operativo de los grupos aéreos especiales de apoyo ligero, que habían sido formados con aparatos de instrucción CESSNA T-37 y BEECHCRAFT T-34 Mentor.



De un total de 26 cazabombarderos Hawker Hunter en inventario -operados en conjunto entre los grupos 8 y 9- el total de aviones en condición de vuelo sumaba tan sólo nueve aparatos, como resultado de mantenimientos imprevistos, falta de repuestos, falta de motores, y otras complicaciones de orden técnico y logístico. En la misma línea, los Northrop F-5E/F Tiger II del Grupo de Aviación Nº 7 se anotaron el menor índice de operatividad de toda la flota a principios de Agosto, con sólo seis F-5E y dos F-5F Tiger II en condición de vuelo. A finales del mismo mes la situación empeoró, con tan sólo tres F-5E Tiger II operativos. Seis F-5 estaban de baja por mantenimiento imprevisto, siete por espera de repuesto y uno por mantenimiento programado.

Con respecto a los mantenimientos imprevistos, una parte de éstos estaba conformado por incidentes en tierra, como por ejemplo choque de carro de servicio con tubo pitot de avión, reventón de neumático en maniobras de aterrizaje y posterior salida de pista; otro conjunto de mantenimientos imprevistos estaba conformado por salidas de remaches del avión ante altas maniobras G, mantenimiento no efectuados a canopia por falta de documentación al respecto, otros. La cifra de aviones en vuelo fue posteriormente mejorada con la llegada de los repuestos correspondientes y la aplicación de medidas correctivas en la operación de los aviones.

Por otro lado, los grupos aéreos 1, 4 y 12; que concentraban la totalidad de los Cessna A-37B, lograron disponer de un total de 21 aviones en vuelo de los 34 en inventario. Al igual que en el caso del F-5, la operatividad del material A-37 se vio afectada por la falta de bibliografía técnica para su correcta operación y mantenimiento. Esto produjo una serie de incidentes, incluyendo la eyección accidental de porta-cohetes y estanques auxiliares de combustible en a lo menos cuatro ocasiones registradas durante 1978, daños en trenes de aterrizaje por malas maniobras en tierra o por aterrizajes forzosos en tres ocasiones: y la pérdida de una aeronave durante maniobras nocturnas en Mayo de 1978.

Un aspecto importante de destacar es la coordinación permanente que la FACh mantuvo con las otras dos ramas de la Defensa en los momentos de mayor tensión en 1978. Atendiendo el rol que debía jugar la fuerza aérea en la potencial guerra a disputarse en la zona austral, el general Matthei decide aplicar el mismo criterio seguido por la Marina, desplazando y concentrando la mayor cantidad de medios aéreos en la zona próxima al conflicto.

Debido al redespliegue masivo de los medios de la FACh desde Iquique y Antofagasta hacia la zona austral, el ejército debió asumir sólo la responsabilidad de prestar todo apoyo aéreo a las unidades terrestres destacadas en el norte. Existió una coordinación permanente entre la FACh y el Ejército en el despliegue de los medios aéreos de éste último en el norte. A las aeronaves del ejército se les asignó el rol de apoyo estrecho (helicópteros Lama artillados), transporte (C-212 / SA-330 Puma) y enlace/observación (Cessna 172).

El Goteo de Suministros y la Ayuda India

Pese a las restricciones impuestas a Chile por sus principales proveedores de armas -EE.UU. e Inglaterra- siempre existió la posibilidad de contar con los repuestos necesarios para la operación de las aeronaves. En los documentos disponibles y posibles de leer en el MNAE nunca se habla de aviones sin repuestos, sino en espera de repuestos. La disponibilidad de repuestos no se vio afectada pero si el flujo y los canales de aprovisionamiento. Es decir, no llovía pero si goteaba. Se debió recurrir a triangulaciones y medios informales para el traslado de los mismos, lo que de todas maneras implicó una disminución del volumen de los suministros y costos muchos mayores. No se conoce si alguna de estas adquisiciones logró ser interceptada o desbaratada por los países que aplicaban las restricciones relativas a venta de armamento.

Durante el mes de junio de 1978 se produjo un embargo en suelo británico de una partida de motores Avon 203 y 207 de Hawker Hunter, que habían sido enviados a la nación europea para ser reparados por Rolls Royce. El embargo, que había sido promovido por parlamentarios y líderes sindicales laboristas de East Kilbridge, región donde estaban las instalaciones en que se iba a realizar la reparación impidió el retorno de cuatro motores requeridos para la puesta en operaciones de aviones de los grupos 8 y 9. El gobierno chileno hizo notar su molestia a su par británico por los canales diplomáticos correspondientes, Esas notas de protesta, al igual que las declaraciones del General del Aire Gustavo Leigh, fueron cubiertas por la prensa británica en notas editoriales.

El entonces Primer Ministro Británico, Sr. Callaghan, de tendencia laborista en una sesión de interpelación en el parlamento británico hace ver que las turbinas pertenecen a Chile y que el trabajo de reparaciones fue cancelado, por lo que estas deben ser devueltas a la brevedad. Posteriormente se firmó un acuerdo con Hindustan Aeronautics LTD (HAL), que fue gestionado con el apoyo de personeros de las firmas británicas British Aerospace y Rolls Royce y que contó con el beneplácito del Gobierno de la India, lo que permitió el mantenimiento y la reparación en el país asiático de componentes claves de los motores Avon 203 y207 de la flota de Hunter, como las hojas de los ventiladores. Un total de 30 motores Avon fueron enviados a la India.

Al igual como se vio afectada la operatividad de las aeronaves por la falta inmediata de repuestos, la disponibilidad de armas y munición enfrentó similares problemas. En el caso de misiles aire-aire, la compra de los F-5E y F Tiger II se habían adquirido 100 misiles AIM9-J, los cuales no se encontraban operativos al momento de generarse la crisis con Argentina en 1978, debido a que el proveedor estaba entregando cada uno de sus componentes por separado. En caso de que se requiriese un armado inmediato de los AIM-9J, se planificó recurrir a componentes de AIM-9B, que la USAF había cedido en préstamo a la FACh con fines de entrenamiento. Con respecto al armamento aire tierra, la FACh disponía de más de 4000 cohetes SNEB para su empleo en aviones Hunter, así como munición de 30 mm en cantidad suficiente para las aeronaves en condiciones de vuelo.

Conclusión

Sistemáticamente abandonada por autoridades políticas que no creían en la necesidad de invertir en equipamiento militar, a lo largo de los años setenta la Fuerza Aérea de Chile se vio forzada a asumir sus tareas –en un contexto de crecientes tensiones con los países vecinos y de embargos a las ventas de nuevo material y suministros aplicados por los países proveedores- por la vía de improvisar y seguir improvisando sobre lo ya improvisado. Sin embargo, en Defensa no se puede improvisar, porque la tarea consiste en estar preparado para lo inesperado.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Indonesia: Comandos de la fuerza áerea realizan la maniobra Fire Power 2024

El progreso del TNI AU Kopasgat en la demostración de Fire Power de 2024



El Komando Pasukan Gerak Cepat (Kopasgat) es una unidad especial de la Fuerza Aérea de Indonesia (TNI-AU), conocida también como "Baret Jingga" (boina naranja) por el color de sus boinas. Esta fuerza está entrenada para operaciones de infiltración aérea, defensa de bases aéreas y misiones especiales en los ámbitos terrestre, marítimo y aéreo. Sus miembros poseen habilidades en paracaidismo militar, control de tráfico aéreo y rescate en combate. Además, Kopasgat cuenta con el Destacamento Bravo 90, una unidad especializada en contraterrorismo y operaciones de inteligencia.


Acción de las tropas de Kopasgat de la Fuerza Aérea de Indonesia en la demostración de potencia de fuego de 2024 en el campo de tiro de armas aéreas (AWR) Pandanwangi, Kab. Lumajang (todas las fotos: TNI AU)

TNI AU realiza una demostración de potencia de fuego en 2024 en el campo de tiro de armas aéreas Pandanwangi Lumajang

Kopasgat --- Campo de armas aéreas (AWR) Pandanwangi, Kab. Lumajang, controlada por el enemigo, se convirtió esta mañana en un mar de fuego, blanco de cientos de bombas lanzadas por aviones de combate de la Fuerza Aérea indonesia, así como de miles de balas y misiles lanzados por soldados de Kopasgat.


Esta simulación es una serie de ejercicios máximos de TNI AU FIRE POWER DEMO en 2024, en los que participan soldados Kopasgat de Kopasgat I Commando Wing, Kopasgat II Commando Wing, Kopasgat III Commando Wing y Kopasgat Satbravo 90, incluidos soldados del Kopasgat Commando Batallón 464.


En el entrenamiento pico de la demostración de potencia de fuego de la Fuerza Aérea de Indonesia, soldados de Yonko 464 Kopasgat participaron con las tropas de Satpur en la Operación de Captura de la Base Aérea (OP3U), vehículos tácticos (P2 Tiger, P6 Atav) y senban (SLT, Milkor , Mortar 81 y 60) y Sniper dirigidos directamente por el Comandante del 464º Batallón de Comando Kopasgat, el Teniente Coronel Pas Puthut HM., M.Han.


El ejercicio cumbre de la Fuerza Aérea de Indonesia, Angkasa Yudha Fire Power Demo, fue presenciado directamente por el Ministro de Defensa de Indonesia, el Teniente General (Retirado) Sjafrie Sjamsoeddin, el Comandante del TNI, Kasau, Kasad, Kasal y los principales oficiales de la Fuerza Aérea de Indonesia, y revisado directamente por Dankopasgat Marsda TNI Yudi Bustami, S.Sos, y con la asistencia del Gobernador interino y Forkopimda de la Provincia de Java Oriental, Regencia de Lumajang, así como de la sociedad civil.


Después del entrenamiento de Danyonko 464 Kopasgat, el teniente coronel Pas Puthut HM., M.Han expresó su agradecimiento y gratitud, gracias a Dios, el entrenamiento se desarrolló de manera segura, fluida y exitosa gracias a la cooperación, el entusiasmo y la lealtad de todos los soldados.


"Este entrenamiento refleja la profesionalidad de los soldados y es un punto de referencia para las capacidades de Kopasgat. Convierta este entrenamiento en experiencia y conocimientos útiles y realice inmediatamente una consulta y evaluación", subrayó.


Con motivo de la Demostración Fire Power también se realizaron actividades de servicio social, entrega de productos de primera necesidad, atención médica gratuita y para MiPymes.  La actividad se desarrolló de forma segura, fluida y exitosa. 
( Copasgate )

Las operaciones de combate SAR también fueron llevadas a cabo por tropas de Kopasgat de la Fuerza Aérea de Indonesia (fotos: Fuerza Aérea de Indonesia)

Operaciones SAR de combate, misiones de evacuación rápida en el campo de batalla

Las operaciones de búsqueda y rescate de combate o SAR de combate son una de las simulaciones de la serie de ejercicios de demostración de potencia de fuego para Angkasa Yudha 2024 en Air Weapon Range (AWR) Pandanwangi, Lumajang, el martes (12/03/2024).


Esta simulación muestra la capacidad de la Fuerza Aérea de Indonesia para evacuar al personal aislado en el campo de batalla de forma rápida, segura y coordinada incluso en situaciones de alto riesgo.

La operación Combat SAR involucró al Vuelo Caracal que consta de un helicóptero Caracal EC-725 y dos helicópteros H-225M del Escuadrón Aéreo 8.


En la simulación, la evacuación de los supervivientes se llevó a cabo mediante técnicas de cuerda rápida, aseguramiento del área operativa y aterrizaje aéreo táctico para llevar a las víctimas a un lugar seguro.


La simulación comienza con Caracal-1 garantizando la seguridad del área de evacuación utilizando cohetes para destruir posibles amenazas enemigas. Después de eso, Caracal-2 bajó a los soldados de Kopasgat utilizando la técnica de la cuerda rápida para asegurar el área de aterrizaje mientras brindaba primeros auxilios médicos a los sobrevivientes.


Por otro lado, Caracal-3 tiene la tarea de brindar apoyo mediante el despliegue de un equipo médico que utilice técnicas similares para brindar mayor atención a los sobrevivientes.


Para concluir la misión, los supervivientes y todo el equipo fueron transportados en un helicóptero utilizando técnicas tácticas de aterrizaje aéreo. Antes de aterrizar, el helicóptero garantiza que el lugar sea seguro mediante reconocimientos aéreos. Con equipo médico adecuado, los supervivientes fueron evacuados a centros de salud más seguros para recibir tratamiento adicional. ( TNI AU )