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miércoles, 22 de enero de 2025

Crisis del Beagle: El (paupérrimo) estado operativo de la FACh

1978: La Fuerza Aérea de Chile en la Crisis del Beagle





La Fuerza Aérea de Chile debió enfrentar la crisis de 1978 con Argentina por las islas con múltiples limitaciones, como resultado de una situación de rezago que era producto de décadas de postergación por parte de las autoridades políticas. A ello se sumo la postración de la economía nacional en la segunda mitad de los años setenta, la aplicación de embargos por parte de los proveedores tradicionales a partir de 1976 –debido a atropellos a los derechos humanos tras el golpe militar de Septiembre de 1973- y una inclinación quizás involuntaria a privilegiar la improvisación por sobre la planificación de mediano y largo plazo.



Por Raúl Zamora


En el año 2003 la editorial La Tercera/Mondadori publicó en Santiago de Chile un interesante libro titulado Matthei, Mi Testimonio. La obra es el resultado de una minuciosa recopilación de aspectos desconocidos sobre la vida del General del Aire (R) Fernando Matthei Aubel, Comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile entre los años 1978 y 1993, realizada por las investigadoras en Historia Patricia Arancibia Clavel e Isabel de la Maza. A lo largo de las páginas del libra queda reflejada la visión del General Matthei, sobre distintos hechos de la historia reciente de Chile que le tocó vivir desde su posición de oficial general, incluyendo la crisis vecinal con Argentina en 1978.

Sobre esa crisis, y al ser consultado si la Fuerza Aérea chilena estaba preparada para una guerra con Argentina, la respuesta del ex Comandante en Jefe fue que “no, no lo estaba, pese a los preparativos realizados en 1974 para amortiguar la amenaza peruana y al hecho de haber recibido ya los F-5. Conversamos en su momento sobre la falta de radares, de cañones, de misiles antiaéreos, pero aparte de eso, en 1978 los Hunter estaban embromados a causa del embargo inglés: de los treinta que teníamos en inventario, en vuelo quedaban tal vez una docena. Por otra parte, lo poco y nada que teníamos estaba concentrado en el norte. […] La situación en la base de Punta Arenas era una verdadera pesadilla, más cuando lo que no se había hecho planificadamente sólo se podía improvisar en ese momento”.

Este artículo tiene por objetivo profundizar en el sentido, contexto y fondo de la respuesta dada por el alto jefe aéreo, respecto de las capacidad operativas de la fuerza que comandaba al momento de la crisis del Beagle de 1978, el cual pudo haber derivado en un choque bélico.

Cabe destacar que este trabajo ha sido elaborado en base a información oficial desclasificada por la Fuerza Aérea de Chile con fines de investigación histórica, que complementa documentos aparecidos en diversas publicaciones, permitiendo tener una visión bastante más amplia y concreta, aunque en ninguna forma definitiva, sobre el verdadero estado de operatividad del arma aérea de Chile en las reciente y grave de las crisis vecinales enfrentadas por el país.

Historia poco conocida

Para nadie es desconocido que durante la década de los 70 y comienzo de los años 80 las relaciones fronterizas entre Chile y sus vecinos fueron foco de sucesivas tensiones. Los roces que a diario se vivieron en la relación chileno-argentina, entre 1977 y 1982, provocaron un flujo importante de intercambio de notas entre las cancillerías de ambos países, todas ellas relacionadas con violaciones de los correspondientes límites territoriales soberanos. En dichas notas, chilenos y argentinos se acusaban mutuamente, y en forma abierta, de incursiones terrestres, aéreas y navales sobre las fronteras comunes.
  

Uno de esos incidentes es descrito por la excelente revista española Fuerza Aérea, en un artículo aparecido en el año 2001. La nota, titulada Los Sabres en Argentina: Incidentes con Chile. En el texto los autores señalan textualmente: “Durante una salida de entrenamiento, cuatro Sabres armados con munición completa efectuaron una penetración del espacio aéreo chileno el 19 de diciembre de 1978, que duró 18 minutos, en un claro intento por probar la capacidad de reacción de la defensa chilena”.

Revisando otra documentación, también es posible encontrar material oficial de la FACh, que no sólo hace referencia a violaciones del espacio aéreo en la zona sur o austral del país. En la frontera norte, conociendo las debilidades que enfrentaba la fuerza aérea chilena durante la segunda mitad de los 70, se produjeron una serie de contactos con aeronaves peruanas que traspasaban los límites fronterizos, los que fueron informados a través de un oficio enviado por el Comando de Combate a la Comandancia en Jefe de la institución.

Es así como, en un informe fechado en Santiago el día 06 de febrero de 1978, se describen detecciones aéreas registradas los días 15 y 16 de diciembre de 1977 en el extremo norte del país, en el espacio aéreo comprendido entre el sur-oeste de la ciudad de Arica y nor-oeste de Iquique. Se mencionan tres contactos desconocidos, que volaban a casi 90.000 pies de altitud. En todas y cada una de estas ocasiones, siguiendo un patrón común sistemático, las aeronaves intrusas cambiaron las frecuencias de sus transponder al ser detectadas, a fin de evitar ser identificadas. En todos estos casos la FACh despachó un elemento de Cessna A-37, sin lograrse contacto visual con la aeronave desconocida, que según el radar ponía rumbo norte y se perdía tras cruzar la frontera con Perú.



En el mismo documento se describen otras dos detecciones, ocurridas entre el 20 de Noviembre y el 15 de Diciembre de 1977, con las aeronaves intrusas siguiendo el mismo patrón de conducta. En ninguno de estos casos se logró interceptar a la aeronave desconocida, ya que los reactores F-5E, Hawker Hunter y A-37 no tenían capacidad para alcanzarla a la altura y distancia en que ella se encontraba. Ante esta situación, el Ala Nº 4 mantuvo elementos de A-37 en estado Ambar Uno para funciones de interceptación. El oficio que detalla estos hechos dirigido al comandante en jefe de la FACh, fue firmado por el General de Brigada Aérea Eduardo Fornet Fernández, que en ese entonces era jefe del Comando de Combate.

Simultáneamente, se producían situaciones de hostigamiento también permanente y sistemático en Argentina a las aeronaves comerciales chilenas, que debían sobrevolar territorio de ese país en sus rutas de vuelo hacia la austral ciudad de Punta Arenas. Uno de los casos difundidos por aquella época fue el que afectó a aeronaves de la Línea Aérea Sudamericana Ltda. (LASA). El día 24 de Enero de 1978 el avión matrícula CC-CCI de la mencionada aerolínea, que estaba al mando del piloto comercial Humberto Dueñas Rivera, fue retenido durante una escala técnica en el Aeropuerto de Córdoba. La tripulación fue forzada a permanecer allí con su avión durante un lapso de tres días, con enormes perjuicios para la empresa y sus clientes, mientras el aparato era inspeccionado repetidamente por personal de la Fuerza Aérea Argentina, que no descubrió nada inusual o indebido. El vuelo de retorno a Chile se pudo realizar recién el día 27 de Enero de 1978 a las 10:00 hrs. AM. Una situación similar afectó al CC-CCF otra aeronave de LASA también en tránsito por territorio argentino entre los días 25 y 27 de enero. Los hechos fueron informados al gobierno, que los derivó a la Dirección de Fronteras y Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores, en un oficio fechado el 2 de febrero de 1978 por el Jefe del Departamento de Extranjería y Policía Internacional del Aeropuerto Los Cerrillos, Prefecto de la Policía de Investigaciones Sr. Daniel Aguirre Mora.

El Regazo

Era muy evidente la abismante superioridad numérico y técnica que ostentaba la Fuerza Aérea Argentina (FAA) frente a la FACh durante los momentos de mayor tensión en la crisis fronteriza de 1978, que obligó a la fuerza aérea chilena a redoblar esfuerzos en lo referente a logística y material.

El inventario y orden de batalla de la FACh en 1978 era el resultado de rápidas adquisiciones de material efectuadas entre los años 1974 y 1975, que obedecieron fundamentalmente a la necesidad de hacer frente a la amenaza representada por elementos revanchistas dentro del liderazgo militar del Perú, cuya fuerza aérea se había reequipado y modernizado substancialmente entre finales de los años 60 y comienzos de los años 70. La rapidez, urgencia e improvisación con que la FACh adquirió material generó una serie de problemas e inconvenientes e improvisaciones, que se agravaron con la aplicación en 1976 de la Enmienda Kennedy, que dificultó el acceso a nuevo material de origen estadounidense en momentos en que el aumento de la tensión fronteriza oscurecía el horizonte.

Las dificultades se hicieron patentes en 1978, aunque no afectando la disponibilidad de repuestos para el material ya adquirido, sino la velocidad y el volumen con que ellos llegaban. Eso forzó a recurrir a proveedores informales en operaciones de triangulación, en operaciones de mayor costo que incluían también dificultades para el traslado de los repuestos y munición a Chile. Otra falencias que también afectaron a la FACh en esos años de emergencia fueron la carencia de procedimientos de inspección adecuados y la falta de personal capacitado tanto para operar el material como para darle mantenimiento.

El Porque

Respecto de cómo fue que la FACh se encontró en tan complicada condición en 1978, hay muchas razones que permiten explicar la abismante brecha que la distanciaba de su homóloga argentina, una diferencia que era incluso superior a lo que el tamaño y capacidad económica del vecino transandino podrían implicar. El rezagado estado de la fuerza aérea chilena era resultado de un proceso que se retrotrae a décadas antes de la crisis del Beagle, y que tiene que ver con las políticas seguidas por distintos gobiernos, tanto en la asignación de recursos a las fuerzas armadas en general y como a la institución aérea en particular. A ello se sumó también la subscripción en 1952 del Pacto de Ayuda Militar (PAM) con Estados Unidos, que subordinó el desarrollo tecnológico de las capacidades técnicas de las fuerzas armadas chilenas a los intereses de Washington.

Algunos datos sobre ese aspecto se pueden encontrar en el libro El 11 en la Mira de un Hawker Hunter del General de Aviación (R) Mario López Tobar. En los capítulos III y IV del mencionado libro, este extraordinario piloto de combate y oficial general señala lo siguiente: “Don Jorge Alessandri trató bastante mal a las Fuerzas Armadas, principalmente en lo referido al presupuesto […] Luego vino Don Eduardo I y la "Patria Joven” y entonces se decidió que ya no habría más conflictos fronterizos ni se necesitarían las Fuerzas Armadas. Hasta hubo clases magistrales en las Academias de Guerra sobre el tema: “América Latina, Unidad de Hermanos”.



Ahondando en el tema, el general (R) López Tobar agrega que “el círculo de conocimiento que tienen los políticos de lo que es la Defensa, es muy pequeño […] En las ocasiones en que debimos acudir a defender la Patria […] nadie nos preguntó si estábamos entrenados y equipados para hacer frente a una probable escaramuza”. “Los integrantes de las FF.AA no son masoquistas. Son chilenos […] que desean progresar y que se les dé un trato justo y la oportunidad para estar bien entrenados y equipados para defender a Chile. Si llegara el caso, y que no sea como ha sido hasta aquí, donde el combustible para los aviones, buques y tanques sólo aparece cuando la cosa está al límite, cabe preguntar: ¿quién hará un sumario o juicio para encontrar a los responsables? ¿Será responsable el soldado que se quedó sin municiones o el político que se negó a comprar el armamento?”

Es un hecho que, es este contexto de mínima preocupación por la Defensa, las autoridades políticas chilenas no atendieron durante muchos años las necesidades presupuestarias y de material de la fuerza aérea. No se adquiría material acorde a los tiempos, de modo que sin equiparar las adquisiciones de los vecinos en términos de calidad y cantidad, al menos proveyese una medida adecuada de disuasión y contención. Durante 1947 la revista de la fuerza aérea chilena publicó editoriales donde se apelaba directamente a la autoridad política, con el fin de contar con mayor atención tanto en aspectos presupuestarios y de equipamiento, sin encontrar mayor eco en el nivel político.

Sobre el segundo aspecto crítico, el Pacto de Ayuda Militar o PAM, resulta evidente que la autoridad política local encontró un medio útil - provisto por la política exterior norteamericana en los tiempos de la Guerra Fría- que permitía proveer a los institutos armados y en especial a la FACh, con medios material de relativa sofisticación y capacidad operativa sin incurrir en costos mayores. Así, se logró contar con aviones de instrucción, exploración, transporte y bombardeo que incrementaron la operatividad a la joven Fuerza Aérea. Bajo el PAM, la formación de pilotos también se vio incrementada debido a intercambios y giras de estudio, a la vez que la presencia de la fuerza a lo largo del país se amplió al contarse con una mayor cantidad de aeronaves de enlace y transporte.

Sin embargo, los medios operados provistos por Estados Unidos bajo el PAM conformaban más bien una fuerza de transporte y enlace, no una real y verdadera fuerza de combate. Al respecto, un detalle no menor es que los primeros medios a reacción de la FACh, los de Havilland Vampire DH.115, no fueron provistos por el PAM. Fueron adquiridos en 1953 en el Reino Unido con fondos del erario nacional, luego de que Washington se negó a proveer aviones Lockheed F-80 y T-33, argumentando que Chile que no contaba con pistas preparadas para operar dicho material.



En palabras simples, y al margen de la vinculación formada con la USAF y los beneficios obtenidos en algunos aspectos, era evidente que Estados Unidos buscaba imponer criterios y modelos de operatividad que no respondían a las necesidades de Chile. Las aeronaves provistas por el PAM permitían configurar una fuerza orientada hacia el apoyo táctico en las dimensiones de transporte y enlace, sin las capacidades de combate que tenían las fuerzas aéreas de Argentina, Perú o Brasil.

Como resultado del material provisto por el PAM, los grupos de combate de la FACh sólo operaban bombarderos medianos B-26, reactores F-80C y T-33, y anfibios de patrulla aeromarítima y lucha antisubmarina HU-16 Albatros, equipos que resultaban evidentemente insuficientes para proyectar algún balance frente a Argentina o Perú. Esta situación cambia en parte en 1966 bajo el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva cuando, ante la negativa de Estados Unidos a proveer NORTHROP F-5, se adquirieron los cazabombarderos Hawker Hunter en Gran Bretaña. Esta compra, así como la posterior adquisición de destructores y fragatas también de origen británico para la Armada, marco un punto de quiebre con el PAM, aunque se no significó la renuncia a ese pacto por parte de Chile. En el caso de la FACh, la compra de loa H.H. permitió implementar un programa de reequipamiento fuera del control estadounidense.

Llueve sobre Mojado

La planificación de la defensa, aunque presupone esperar lo inesperado, no es un tema que deba ser resuelto en base a la improvisación. Como diferentes conflictos lo han demostrado a lo largo de la historia, la improvisación puede ser un buen complemento de la planificación pero nunca al revés. La Guerra de Los Seis Días, donde el joven y pequeño estado de Israel pudo derrotar -gracias a una planificación quirúrgica y milimétrica cuyas bases habían sido fijadas con anterioridad- a una coalición de oponentes árabes en una guerra donde estaba en desventaja numérica y donde el poder aéreo fue un protagonista clave.

Como ya hemos dicho, las urgentes y apresuradas adquisiciones de material aéreo efectuadas entre los años 1974 y 1976 tenían como objetivo configurar una fuerza de combate capaz de conjurar una potencial agresión de Perú. Sin embargo, su improvisación y carencia de planificación de largo plazo trajo consigo una serie de problemas e inconvenientes, que se vieron agravados por la aplicación de la Enmienda Kennedy en 1976.

Ante las dificultades que se enfrentaban en lo referente a la operación, el mantenimiento rutinario y el soporte logístico de sus aviones de combate, la FACh recurrió a la improvisación. Así, al ingenio y los contactos sociales de algunos oficiales, que por distintos medios lograban obtener los repuestos y los manuales necesarios para mantener el material en condiciones operativas, se sumó la contratación instructores y asesores extranjeros.

Al analizar la forma en que la FACh enfrentó esta emergencia, se identifican cuatro aspectos claves entre las dificultades que el personal de la institución tuvo que enfrentar y solucionar –con los escasos o caros recursos disponibles- entre los años 1977 y 1978. El análisis que sigue esta hecho en base a información que se desprende de documentos oficiales de la época.

Los principales problemas que enfrentaba la FACH se pueden enumerar como:

1. Reparación de Pistas

En 1977 la FACh se enfrentó una dificultad no contemplada en sus planes, consistente en la carencia de planes, procedimientos y medios que se encargasen de la reparación de las pistas que pudiesen resultar dañadas por ataques aéreos, como hace notar un memorando remitido al Jefe de Estado Mayor General y al Director de Operaciones, titulado “Ideas para materializar las Unidades de Reparación de Aeródromos”. Su autor y fecha precisa no están precisados en el documento, pero es claro que data del año 1978.

La solución entregada por el oficial responsable del informe es de lo más acertada y simple: se debe recurrir directamente a los especialistas, trabajar con ellos y hacerlos parte de la solución. En el documento se da a entender que se trabajó en conjunto con ingenieros especializados del Ministerio de Obras Públicas, entidad encargada de la construcción y mantenimiento de las pistas aéreas, a quienes se expuso los requerimientos de la Fuerza Aérea en la eventualidad de un conflicto. Según el informe, se obtuvo un inmediato y espontáneo apoyo, lográndose la definición de un conjunto de procedimientos y medidas orientadas a la reparación de las pistas que pudiesen resultar dañadas.

2. Destinación de Personal.

El 19 de junio de 1978 el Comando de Combate envió al Sr. Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea un oficio con carácter reservado, donde se expone la distribución errada de Personal del Cuadro Permanente (PCP). El texto detalla “los problemas que se han presentado con Personal del Cuadro Permanente, que ha sido seleccionado para efectuar cursos en el extranjero para apoyar el mantenimiento del material con que cuenta la Institución, que una vez regresado al país no fue destinado a las unidades que requerían de los conocimientos adquiridos, como por ejemplo el Ala Nº 1 (material F-5) y Grupo 10 (material C-130)”. El inconveniente, según uno de los párrafos del documento, había sido informado en reiteradas ocasiones a las instancias involucradas, como el Comando de Personal, “sin obtener respuesta favorable a las peticiones formuladas”.

Según añade el oficio, el paquete de soporte incluido en la operación de compra del material Northrop F-5E se había adquirido un curso de mantenimiento de línea, orientada a preparar personal para el apoyo de éstos aviones. Personal de las unidades más representativas fue seleccionado para recibir ese entrenamiento, dándosele cursos avanzados de inglés y de actualización en electrónica, con profesores tanto de la institución como de la Universidad de Chile. Los cursos buscaban alcanzar nivel adecuado de conocimientos básicos para enfrentar el curso, que se desarrollaría en Estados Unidos. Pero parte de este personal fue asignado a su regreso a Chile a otras reparticiones, resultando en que especialistas que debían estar en el Ala Nº 1 dando servicio a los F-5 se encontraban trabajando en el Ala de Mantenimiento de El Bosque.

Como resultado, los dos únicos mecánicos que efectuaron el curso de estructuras para aviones F-5 estaban en Santiago, mientras que el taller de manutención de estructuras habilitado en el Grupo 1 en Antofagasta seguía inoperante a mediados de 1978, por no disponer de los especialistas necesarios.

3. La Amenaza de un HV3

La década de los 70 estuvo marcada por las dificultades en las relaciones diplomáticas con el vecino Perú, que obligó a las FF.AA chilenas a concentrar grandes cantidades de medios y hombres en la zona norte del país. El ánimo revanchista de las FF.AA peruanas, ampliamente potenciadas con material bélico proveniente de la ex URSS, Francia e Inglaterra, y la cercanía del centenario de la derrota militar del Perú en la Guerra del Pacífico, provocó que la nación del norte siempre fuera considerada como el segundo adversario iniciadas las hostilidades con Argentina.

El 25 de enero de 1978, el gobierno argentino declara “insanablemente nulo” el Laudo Arbitral de su Majestad Británica, encendiendo las luces de alarma en los planificadores militares chilenos. Posteriormente en marzo de 1978 Bolivia rompe unilateralmente las relaciones diplomáticas con Chile. La planificación general de las FF.AA en Chile ante el inminente choque con Argentina contempló el escalamiento del conflicto por las islas del Canal Beagle a la frontera norte de nuestro país, con Perú y Bolivia. Este tipo de conflicto contempla choques en las tres fronteras simultáneamente y es conocido como HV-3: Hipótesis Vecinal 3 (Argentina, Perú, Bolivia).

Debido a la falta de medios disponibles y operativos, y a lo inminente de una guerra con Argentina, la Fuerza Aérea tomó la decisión de movilizar y concentrar gran parte de sus aeronaves en el extremo sur del país, en el Teatro de Operaciones Austral (TOA). A pesar de esto, la FACh mantuvo presencia real en apoyo de la VI División de Ejército. En oficio fechado durante el mes de noviembre de 1978 y firmado por el General Julio Canessa Robert, Jefe de la Región Militar Norte por aquellos años, se menciona que la FACh mantiene en el norte del país el siguiente grupo de aeronaves: 8 aviones Cessna A-37B y 16 Cessna T-37.

En este sentido, durante diciembre de 1978 se efectúa un ejercicio de comprobación del Plan de Guerra Nacional para HV-3 “Cóndor Alfa”, denominado Ejercicio Cúpula, donde las autoridades responsables, tanto militares como civiles debieron comprobar el estado de alistamiento y la capacidad de toma de decisiones ante situaciones no consideradas. Cabe mencionar que la planificación para la guerra con Argentina no fue HV-1, sino siempre un HV-3.

4. Dificultades Logísticas 

Como ya se ha indicado en párrafos anteriores, la premura con que se adquirió el material aéreo de combate se combinó con desinteligencias en la administración del recurso humano necesario para su operación y mantenimiento, que no siempre estuvo disponible cuando y donde era necesitado. A esto se sumó la aplicación de la Enmienda Kennedy, que prohibió el libre acceso a los insumos, repuestos y material de guerra de origen estadounidense, generando una serie de inconvenientes en la operación rutinaria de los equipos de ese procedencia.

La mencionada Enmienda, que tuvo un impacto adverso en aspectos tan básicos como la disponibilidad de botones para los uniformes de los aviadores, tuvo también el grave efecto de impedir que se contase con los manuales de operación, los manuales de mantenimiento y los catálogos de partes de los aviones y sus subsistemas. Es así como, el día 07 de agosto de 1978, ante la serie de inconvenientes sufridos en la operación del material CESSNA A-37B Dragonfly, el entonces Comandante en Jefe de la FACh, General Fernando Matthei Aubel, solicitó en oficio dirigido al jefe de la Sección Aérea del Grupo Militar Norteamericano la presencia de un asesor USAF para la instrucción de A-37. No era la primera vez que se realizaba tal petición, ya que el instructor estadounidense se venía solicitando desde julio de 1978. En dicho oficio el general Matthei hace presente que, de acuerdo a las clausulas del respectivo contrato de compra, en caso de fallas el usuario final del avión tiene derecho a requerir asesoría técnica en terreno.

La respuesta de los estadounidenses llega el día 8 de agosto de 1978, cuando el Tte. Coronel de la USAF Edward Pratt le informa al general que la petición fue derivad al Departamento de Estado en Washington el día 25 de julio de 1978 y que se está a la espera de una respuesta. En forma bastante diplomática y ajena a la premura que movía al General Matthei –que sin duda no era desconocida por el Tte. Coronel Pratt- el mensaje culmina señalando que “nos será muy grato informar inmediatamente que esta Sección Aérea reciba una respuesta sobre esta materia”.

A la Guerra con lo Puesto

Durante el segundo semestre de 1978, el General del Aire Fernando Matthei Aubel encabeza los esfuerzos de la FACh por solucionar las falencias y debilidades que no habían sido abordadas durante la comandancia del General Gustavo Leigh Guzmán. Comenzaron las gestiones para conseguir todo lo que no se había priorizado antes, como las municiones, repuestos de diversa índole, reasignación de personal y otros puntos dentro de una larga lista. En medio de este ajetreo, el General Matthei envía una serie de oficios remitidos a diferentes reparticiones de la Fuerza Aérea, demandando informes sobre el estado de avance diario de cada uno de los problemas a enfrentar.

Al mismo tiempo y ante un alto mando recién formado - tras el descabezamiento de la institución que representó la destitución del general Gustavo Leigh y su cuerpo de Generales – Matthei comienza a distribuir las responsabilidades dentro de un nuevo plan de guerra. Este plan de guerra es oficializado el 24 de noviembre de 1978, bajo el nombre de Águila Dos. Este es remitido al Sr. Ministro de Defensa Nacional, informando que, ante inminencia de un conflicto con Argentina, la FACh está sustrayendo gran parte de sus medios desde el norte para redesplegarlos en la zona austral.

Los resultados de los esfuerzos dependieron en gran medida de conocer el real estado de operatividad de las aeronaves de la Fuerza Aérea. Un instrumento muy útil a ese fin fueron los llamados Informes Semanales de Operatividad, que habían comenzado a elaborarse durante el mando del general Leigh. Esos informes incluían un resumen del estado de operatividad de todas las aeronaves, consignando el número de aviones por grupo, cuantos de ellos estaban operativos, fuera de vuelo o en condiciones de vuelo limitado. Adicionalmente contemplaba otros campos que permitían estimar próximos aviones a estar fuera de vuelo. En caso de ser necesario y dependiendo de los números entregados por el documento, se podía solicitar un reporte más detallado por modelo de aeronave, donde se precisaba las reales causas de la inoperatividad de cada avión, a fin de estimar y tomar las medidas para devolverlo al servicio.

La inminencia de la guerra con Argentina se vió agravada el mes de agosto de 1978 por la baja operatividad de los medios aéreos de las principales unidades de combate de la Fuerza Aérea. De los 84 reactores de combate con que se contaba, conformados en su totalidad por A-37B, DH.115, Hunter Mk.71 / 71A y T.72 y F-5E/F, durante el mes de agosto no se logró contar con más de 37 aviones en condiciones de vuelo, lo que representaba apenas el 44% del total. En los reportes correspondientes no se menciona el estado operativo de los grupos aéreos especiales de apoyo ligero, que habían sido formados con aparatos de instrucción CESSNA T-37 y BEECHCRAFT T-34 Mentor.



De un total de 26 cazabombarderos Hawker Hunter en inventario -operados en conjunto entre los grupos 8 y 9- el total de aviones en condición de vuelo sumaba tan sólo nueve aparatos, como resultado de mantenimientos imprevistos, falta de repuestos, falta de motores, y otras complicaciones de orden técnico y logístico. En la misma línea, los Northrop F-5E/F Tiger II del Grupo de Aviación Nº 7 se anotaron el menor índice de operatividad de toda la flota a principios de Agosto, con sólo seis F-5E y dos F-5F Tiger II en condición de vuelo. A finales del mismo mes la situación empeoró, con tan sólo tres F-5E Tiger II operativos. Seis F-5 estaban de baja por mantenimiento imprevisto, siete por espera de repuesto y uno por mantenimiento programado.

Con respecto a los mantenimientos imprevistos, una parte de éstos estaba conformado por incidentes en tierra, como por ejemplo choque de carro de servicio con tubo pitot de avión, reventón de neumático en maniobras de aterrizaje y posterior salida de pista; otro conjunto de mantenimientos imprevistos estaba conformado por salidas de remaches del avión ante altas maniobras G, mantenimiento no efectuados a canopia por falta de documentación al respecto, otros. La cifra de aviones en vuelo fue posteriormente mejorada con la llegada de los repuestos correspondientes y la aplicación de medidas correctivas en la operación de los aviones.

Por otro lado, los grupos aéreos 1, 4 y 12; que concentraban la totalidad de los Cessna A-37B, lograron disponer de un total de 21 aviones en vuelo de los 34 en inventario. Al igual que en el caso del F-5, la operatividad del material A-37 se vio afectada por la falta de bibliografía técnica para su correcta operación y mantenimiento. Esto produjo una serie de incidentes, incluyendo la eyección accidental de porta-cohetes y estanques auxiliares de combustible en a lo menos cuatro ocasiones registradas durante 1978, daños en trenes de aterrizaje por malas maniobras en tierra o por aterrizajes forzosos en tres ocasiones: y la pérdida de una aeronave durante maniobras nocturnas en Mayo de 1978.

Un aspecto importante de destacar es la coordinación permanente que la FACh mantuvo con las otras dos ramas de la Defensa en los momentos de mayor tensión en 1978. Atendiendo el rol que debía jugar la fuerza aérea en la potencial guerra a disputarse en la zona austral, el general Matthei decide aplicar el mismo criterio seguido por la Marina, desplazando y concentrando la mayor cantidad de medios aéreos en la zona próxima al conflicto.

Debido al redespliegue masivo de los medios de la FACh desde Iquique y Antofagasta hacia la zona austral, el ejército debió asumir sólo la responsabilidad de prestar todo apoyo aéreo a las unidades terrestres destacadas en el norte. Existió una coordinación permanente entre la FACh y el Ejército en el despliegue de los medios aéreos de éste último en el norte. A las aeronaves del ejército se les asignó el rol de apoyo estrecho (helicópteros Lama artillados), transporte (C-212 / SA-330 Puma) y enlace/observación (Cessna 172).

El Goteo de Suministros y la Ayuda India

Pese a las restricciones impuestas a Chile por sus principales proveedores de armas -EE.UU. e Inglaterra- siempre existió la posibilidad de contar con los repuestos necesarios para la operación de las aeronaves. En los documentos disponibles y posibles de leer en el MNAE nunca se habla de aviones sin repuestos, sino en espera de repuestos. La disponibilidad de repuestos no se vio afectada pero si el flujo y los canales de aprovisionamiento. Es decir, no llovía pero si goteaba. Se debió recurrir a triangulaciones y medios informales para el traslado de los mismos, lo que de todas maneras implicó una disminución del volumen de los suministros y costos muchos mayores. No se conoce si alguna de estas adquisiciones logró ser interceptada o desbaratada por los países que aplicaban las restricciones relativas a venta de armamento.

Durante el mes de junio de 1978 se produjo un embargo en suelo británico de una partida de motores Avon 203 y 207 de Hawker Hunter, que habían sido enviados a la nación europea para ser reparados por Rolls Royce. El embargo, que había sido promovido por parlamentarios y líderes sindicales laboristas de East Kilbridge, región donde estaban las instalaciones en que se iba a realizar la reparación impidió el retorno de cuatro motores requeridos para la puesta en operaciones de aviones de los grupos 8 y 9. El gobierno chileno hizo notar su molestia a su par británico por los canales diplomáticos correspondientes, Esas notas de protesta, al igual que las declaraciones del General del Aire Gustavo Leigh, fueron cubiertas por la prensa británica en notas editoriales.

El entonces Primer Ministro Británico, Sr. Callaghan, de tendencia laborista en una sesión de interpelación en el parlamento británico hace ver que las turbinas pertenecen a Chile y que el trabajo de reparaciones fue cancelado, por lo que estas deben ser devueltas a la brevedad. Posteriormente se firmó un acuerdo con Hindustan Aeronautics LTD (HAL), que fue gestionado con el apoyo de personeros de las firmas británicas British Aerospace y Rolls Royce y que contó con el beneplácito del Gobierno de la India, lo que permitió el mantenimiento y la reparación en el país asiático de componentes claves de los motores Avon 203 y207 de la flota de Hunter, como las hojas de los ventiladores. Un total de 30 motores Avon fueron enviados a la India.

Al igual como se vio afectada la operatividad de las aeronaves por la falta inmediata de repuestos, la disponibilidad de armas y munición enfrentó similares problemas. En el caso de misiles aire-aire, la compra de los F-5E y F Tiger II se habían adquirido 100 misiles AIM9-J, los cuales no se encontraban operativos al momento de generarse la crisis con Argentina en 1978, debido a que el proveedor estaba entregando cada uno de sus componentes por separado. En caso de que se requiriese un armado inmediato de los AIM-9J, se planificó recurrir a componentes de AIM-9B, que la USAF había cedido en préstamo a la FACh con fines de entrenamiento. Con respecto al armamento aire tierra, la FACh disponía de más de 4000 cohetes SNEB para su empleo en aviones Hunter, así como munición de 30 mm en cantidad suficiente para las aeronaves en condiciones de vuelo.

Conclusión

Sistemáticamente abandonada por autoridades políticas que no creían en la necesidad de invertir en equipamiento militar, a lo largo de los años setenta la Fuerza Aérea de Chile se vio forzada a asumir sus tareas –en un contexto de crecientes tensiones con los países vecinos y de embargos a las ventas de nuevo material y suministros aplicados por los países proveedores- por la vía de improvisar y seguir improvisando sobre lo ya improvisado. Sin embargo, en Defensa no se puede improvisar, porque la tarea consiste en estar preparado para lo inesperado.

domingo, 13 de octubre de 2024

Crisis del Beagle: Los F-5 chilenos

Programa Peace Lima y la crisis del Beagle






Al borde de diciembre de 1978, la Fuerza Aérea de Chile (FACh) mantenía una alta preparación operativa de sus aviones de combate Northrop F-5E Tiger II, que eran fundamentales para su defensa aérea durante un período de tensión con Argentina debido al conflicto del Beagle.

Números y Distribución

  • Flota Total: Chile había adquirido un total de 15 aviones F-5E Tiger II monoplaza y 3 entrenadores biplaza F-5F como parte del programa "Peace Lima". Estos aviones fueron entregados entre 1976 y 1977, por lo que eran relativamente nuevos para 1978.
  • Despliegue: Estos aviones estaban principalmente basados en la Base Aérea Los Cóndores en Iquique y en la Base Aérea Cerro Moreno en Antofagasta, posicionados estratégicamente para cubrir zonas potenciales de conflicto en el cono sur de América.

Capacidades de Vuelo y Preparación

  • Armamento: Los F-5E estaban equipados con cañones M39A3 de 20mm y podían llevar una variedad de armamento aire-aire y aire-tierra. Esto incluía misiles AIM-9J Sidewinder para misiones de superioridad aérea, así como bombas de propósito general, municiones de racimo y cohetes Zuni para roles de ataque a tierra.
  • Rendimiento: El F-5E era un caza ligero supersónico con una velocidad máxima de aproximadamente 1,778 km/h (Mach 1.6) y un techo de servicio de alrededor de 15,800 metros. Tenía una tasa de ascenso de 175 m/s, adecuada para roles de interceptación rápida.
  • Estado de Preparación: A pesar del embargo estadounidense impuesto después del golpe de estado de 1973, que afectó la disponibilidad de repuestos y el soporte de mantenimiento, la FACh mantuvo un alto estado operativo para estos aviones. Los F-5E volaban regularmente y se mantenían en estado de alerta para responder a posibles incursiones, como se evidenció durante la crisis.


Uso Operativo

En diciembre de 1978, la operatividad de los aviones F-5E Tiger II de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) estaba significativamente comprometida debido a la falta de repuestos y problemas de mantenimiento, exacerbados por el embargo de armamento impuesto por los Estados Unidos tras el golpe militar de 1973.

De los 15 aviones F-5E y 3 F-5F adquiridos por Chile en 1976-1977, solo tres F-5E estaban en condiciones operativas en la víspera del conflicto del Canal de Beagle. La escasez de repuestos había afectado gravemente la capacidad de la FACh para mantener estos aviones en estado de vuelo. Durante el mes de agosto de 1978, la situación fue crítica, ya que en algunos momentos solo seis F-5E y dos F-5F estaban operativos, cifra que disminuyó a tres F-5E al final del año.

El bajo nivel de operatividad de estos cazas fue un tema de preocupación, especialmente considerando la posibilidad de un conflicto con Argentina. Se hicieron esfuerzos para mejorar la disponibilidad de estos aviones, pero las limitaciones técnicas y logísticas persistieron hasta que la situación comenzó a mejorar lentamente con la llegada de repuestos y apoyo técnico en la década de 1980​ (Tallyho).

Este estado de la flota de F-5E fue emblemático de los desafíos que enfrentaba Chile en ese período, donde la falta de apoyo internacional complicó la capacidad de la FACh para mantener su fuerza aérea en un estado de alerta óptimo durante una crisis internacional.

En ese mismo nivel se encontraban los armamentos principales del avión: junto a las aeronaves se había adquirido un lote de 100 misiles AIM-9J Sidewinder. Los mismos llegaron en piezas separadas y, para el momento del conflicto, ni uno había podido armarse completo. Es por ello que se desarmaron AIM-9B provistos completos con anterioridad y las piezas se usaron para terminar de armar algunos ejemplares. Lo que quedó fueron misiles frankenstein AIM-9B-J en distintas composiciones.

En resumen, los F-5E Tiger II chilenos fueron un componente crítico de la defensa aérea de la nación en diciembre de 1978, con su despliegue reflejando tanto su importancia estratégica como los desafíos operativos enfrentados debido a las tensiones externas y las limitaciones logísticas internas.

Fuente: Zona Militar, War Thunder, Airforce Technology, Tallyho




Piloto de F-5E junto a un ejemplar volando sobre la cordillera.

martes, 9 de julio de 2024

Ecuador: Baja operatividad de los aviones de combate

Ecuador sólo tiene 3 aviones militares operativos y el presidente Lasso sospecha de un pacto de gobiernos anteriores con el narcotráfico

De las 16 aeronaves en la base aérea de Manta, 13 están fuera de servicio
Infobae




Los aviones cazas de los que dispone la Fuerza Aérea Ecuatoriana son el Atlas Cheetah de origen sudafricano y el IAI Kfir de origen israelí. (Infodefensa)

La Fuerza Aérea del Ecuador (FAE) tiene solo 3 de sus 16 aviones en operación en la Base Aérea de Manta. Según el presidente Guillermo Lasso, el hallazgo confirmaría la existencia de distintos pactos que en el pasado habría alcanzado algún gobierno del pasado con el narcotráfico en Ecuador.
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De los 16 cazas que tiene la FAE en la base militar, 13 están inservibles. Según el presidente Lasso, esto muestra cómo desde el pasado se dejó en estado de vulnerabilidad al país frente a las penetraciones y ataques de las organizaciones del crimen transnacional.

Un avión de caza, de combate o simplemente caza es una aeronave militar utilizada principalmente para el combate aéreo con otras aeronaves. Estas aeronaves se distinguen de los bombarderos, que están diseñados principalmente para atacar objetivos terrestres lanzando bombas. Los cazas son aviones son pequeños y rápidos, y muchos tienen una capacidad secundaria de ataque terrestre y como cazabombarderos. El término también se utiliza para aviones de ataque a tierra con capacidad de combate. Los aviones cazas de los que dispone la FAE son el Atlas Cheetah de origen sudafricano y el IAI Kfir de origen israelí. Ambos pertenecen al Ala de Combate No. 21 Base Aérea Taura.
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Así lo anunció el mandatario en un acto solemne celebrado en conmemoración de los 202 años de la independencia de Portoviejo. En la reunión, el presidente Lasso aseguró que desde el inicio de su gestión ha encontrado muchos equipos de distinto tipo en desuso y que deberían estar útiles para servir al país. El mandatario lamento, incluso, haber encontrado en pedazos muchos de sus hallazgos.
 


El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, durante la sesión solemne por la conmemoración de los 202 años de la independencia de Portoviejo, Manabí. (Presidencia de Ecuador)

El presidente también dijo que le ha quedado claro que hay un pacto entre un gobierno en el pasado y los narcotraficantes, apoyado por la indiferencia de la administración anterior a la suya. Aseguró que esto hay que tenerlo claro “porque hay que mantener la memoria viva de la historia para que no volvamos a cometer los mismos errores del pasado”.
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Pero no es la primera vez que el presidente Guillermo Lasso plantea acusaciones como estas. En noviembre de 2021 aseguró haber confirmado que el Ecuador es utilizado como país de tránsito de drogas con destino a Estados Unidos y la Unión Europea. En la ocasión el presidente lamentó que, en los últimos 14 años, anteriores a los de su gobierno, el Ecuador se haya convertido en un país consumidor de drogas y atribuyó la situación de violencia y crímenes a los dos gobiernos que le precedieron en las funciones, al de Rafael Correa (2007-2017) y al de Lenín Moreno (2017-2021). Al gobierno de Correa acusó directamente por haber entregado de manera deliberada “parte del territorio ecuatoriano al narcotráfico”.

En la sesión solemne, el presidente Lasso agregó que 120 nuevos policías, graduados entre los 1500 en Guayaquil, irán a trabajar a Portoviejo los que irán equipados y abastecidos de uniformes, armas de dotación, vehículos blindados y tecnología para fortalecer el trabajo de inteligencia de la policía nacional y de contención del crimen organizado transnacional, trabajo que desplegarán cooperativamente con las Fuerzas Armadas, para “evitar que el narcotráfico pretenda tomarse el Ecuador”.
 


El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, prometió dotar de más uniformados a la provincia de Manabí. (REUTERS/Santiago Arcos)

También anunció que recibirá el miércoles a un grupo de senadores estadounidenses que están interesados en conocer la propuesta de seguridad de Ecuador. La reunión con los senadores es una continuación del planteamiento formulado al presidente estadounidense Joe Biden en junio pasado.

Manabí es una de las provincias ecuatorianas que más ha experimentado un incremento en el número de muertes violentas, acercándose a 380 en 2022, mientras que en todo el 2021 fueron asesinadas 197. Lasso aseguró que en la provincia se han desarticulado 114 bandas y que se han decomisado cerca de diez toneladas de drogas en lo que va del año.




miércoles, 14 de septiembre de 2022

Caza interceptor: Heinkel He 162 Volksjäger


Heinkel He 162 Volksjäger







El Heinkel He 162 Volksjäger («caza del pueblo» en alemán) fue el tercer caza a reacción en entrar en servicio en la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial, precedido por el Me 262 y el Me 163. Era el más rápido de la primera generación de aviones de reacción, tanto del Eje como de los Aliados.

El avión, además del nombre oficial —Volksjäger— tuvo numerosos apodos, entre ellos Salamander (‘salamandra’), que era el nombre en código de su programa de desarrollo y Spatz (‘gorrión’), que era el nombre dado por Heinkel. Gran parte del avión era de madera —material no estratégico por su relativa abundancia—, ya que los recursos del Tercer Reich se extinguían de manera irremediable.


Desarrollo

Heinkel 162 capturado por las tropas estadounidenses.

A principios de 1944, la 8.ª Fuerza Aérea de los Estados Unidos prosiguió su campaña de bombardeo sobre Alemania utilizando aviones P-51 Mustang como escolta de los bombarderos. Este hecho cambió completamente la naturaleza de la guerra aérea sobre los cielos de Alemania, dado que las unidades de caza alemanas ya no podían atacar a los bombarderos aliados sin ser molestados como lo habían hecho anteriormente, sino que debían pasar la mayor parte del tiempo eludiendo las patrullas de escolta de los P-51, en vez de disparando contra los bombarderos. El montaje de cañones de mayor calibre y mayor blindaje (para mejorar la capacidad de los cazas para derribar bombarderos) tuvo una repercusión negativa en el rendimiento de éstos, convirtiéndolos en trampas mortales al oponerse a los ligeros Mustang.

En ese momento, los aliados tenían tanto la superioridad numérica como táctica, y para abril de 1944, los grupos de caza de la Luftwaffe estaban diezmados. Con pocos aviones para entablar combate aéreo, los cazas aliados tuvieron el camino libre para realizar incursiones contra aeródromos, instalaciones ferroviarias y vías de comunicación. Pronto el sistema logístico alemán estaba en serios problemas y el mantenimiento de una fuerza de caza con capacidades de seguir luchando se tornó en una tarea casi imposible, lo mismo que conseguir suficiente combustible para realizar una misión de vuelo. Para resolver este problema, dos bandos dentro de la Luftwaffe presentaron sus propuestas, ambas solicitando la inmediata introducción de grandes cantidades de cazas a reacción.

Un grupo, liderado por el General der Jäger (General de Cazas) Adolf Galland, razonó que la superioridad numérica aliada debía ser contrarrestada con superioridad tecnológica alemana, por lo que demandaron que la construcción del Messerschmitt Me 262 tuviera la máxima prioridad, aun si ello significaba reducir la producción de otros aviones. El otro bando argumentó que estas medidas poco podían hacer para resolver el problema, ya que como el Me 262 era muy complicado de mantener, y tomando en consideración la situación logística alemana, gran parte de la flota se iba a quedar en tierra esperando que las piezas de repuesto llegaran, o esperando combustible del que simplemente se carecía. En cambio, sugirieron el desarrollo de un nuevo avión, uno tan barato que si se rompía solo tendrían que tirarlo a la basura. Este concepto fue ridiculizado por la mayoría de los pilotos de cazas, pero ganó muchos adeptos entre los políticos. El Reichsmarshall Hermann Wilhelm Göring y el Ministro de Armamentos Albert Speer apoyaban completamente la propuesta del caza liviano y barato. Como era de esperar, se ofreció un contrato para un caza a reacción monomotor que debía ser barato y de fácil producción con el nombre de Volksjäger (caza popular).

Los requisitos oficiales exigían que el caza fuera monoplaza y que estuviese impulsado por un motor a reacción BMW 003. El jet debía construirse de partes baratas y poco sofisticadas hechas de madera u otro material no estratégico y, lo más importante, es que debía ser construido por una mano de obra semicapacitada o no capacitada. Las especificaciones incluían un peso no mayor de dos toneladas (cuando la mayor parte de los cazas de la época pesaban el doble), una velocidad máxima de al menos 750 km/h al nivel del suelo, una autonomía de media hora y una carrera de despegue de 500 m o menos. El armamento debía ser de dos cañones automáticos MG 151 de 20 mm con 100 municiones cada uno o dos MK 108 de 30 mm con 50 balas por arma. El requisito más importante era que el Volksjäger debía ser fácil de volar (algunos sugirieron que pilotos de planeadores o estudiantes debían poder volar el avión eficazmente en combate), puesto que casi todos los pilotos y tripulantes con experiencia habían muerto o eran prisioneros de guerra.

El 8 de septiembre de 1944, el Reichsluftfahrtministerium (RLM, Ministerio del Aire del Reich) emitió una especificación con los requisitos nombrados anteriormente, y los diseños básicos debían presentarse en los próximos 10 días y la producción a escala debía empezar el 1 de enero de 1945.

La orden inicial de producción estimaba la fabricación de 4000 ejemplares al mes, la cual debía ser alcanzada a más tardar en abril de 1945. La producción se realizaba mediante un sistema de cadenas de montaje dispersadas por el Reich; éstas eran en concreto:

  • la Heinkel Nord en Rostock, que debía construir 1000 ejemplares
  • la Junkers en Bernburg, que también tenía que construir 1000 aviones
  • la gigantesca fábrica subterránea de Mittelwerke en las montañas de Harz, que debía fabricar 2000 He 162 y que además era el centro de producción de las V1 y V2.

Diseño

Como el nuevo caza liviano iba a ser construido en enormes cantidades, casi todos los constructores de aeroplanos de Alemania mostraron interés en el proyecto. Sin embargo, Heinkel ya había estado trabajando en una serie de proyectos de cazas livianos monomotores con la denominación de P.1073 y había llegado tan lejos como para construir maquetas de estos nuevos diseños y probarlas en el túnel de viento. A pesar de que muchos de los modelos en competencia eran técnicamente superiores, el avanzado desarrollo de los diseños de Heinkel borraron todas las dudas y le valieron el otorgamiento del contrato de producción en octubre de 1944.

Heinkel diseñó un pequeño avión de líneas deportivas, con un elegante y aerodinámico fuselaje, un reactor BMW 003 instalado en la parte trasera superior del avión, bideriva –que dejaba libre la salida del escape del motor-, un ala alta, un asiento eyectable para el piloto y un tren de aterrizaje de triciclo anterior. La superficie de arrastre y algunas partes del fuselaje eran de madera y, como se deseaba que la nave tuviera un buen desempeño en vuelo, fue dotada de una bomba hidráulica (se había calculado que el piloto sería incapaz de accionar los flaps y el tren de aterrizaje mediante un sistema hidráulico manual). El fuselaje era de construcción metálica, muy ligero, dotado de un cono de madera moldeada en el morro y su ala era de una sola pieza de madera, puntas en metal y unida al cuerpo del avión con 4 pernos. Las ruedas se retraían dentro del fuselaje y se extendían contra el flujo de aire mediante poderosos muelles. Casi la totalidad del combustible se alojaba en un solo depósito flexible situado debajo del motor. La cabina era una burbuja transparente en acrílico, cuya principal ventaja era la gran visibilidad dada al piloto, y su gran desventaja, que careciese de cristal de protección frontal contra aves o proyectiles. El primer vuelo del caza del pueblo ocurrió el 6 de diciembre de 1944, menos de 90 días desde el momento en que se eligió el diseño.

El primer vuelo del He 162V1, realizado por el piloto Gotthold Peter, fue relativamente exitoso, aunque durante una pasada a alta velocidad (640 km/h), el pegamento que sostenía el recubrimiento del morro del avión falló forzando al piloto a aterrizar (el adhesivo Tego-Film, de la firma Goldschmitt, que originalmente debía ser utilizado, ya no estaba disponible porque su fábrica había sido destruida en un bombardeo, por lo que se tuvo que usar un adhesivo alternativo preparado a toda prisa, el cual carcomía la madera luego de su aplicación). También se detectaron problemas de inestabilidad en el diseño y otros más pequeños aunque ninguno fue considerado importante. En el segundo vuelo, que tuvo lugar el 10 de diciembre, el pegamento volvió a fallar, solo que esta vez un trozo del ala derecha se desprendió, debido a una unión defectuosa de las estructuras de madera. El trozo rompió el alerón, causando que el avión se precipitase a tierra y matase al piloto ante una comitiva de oficiales nazis.

Una investigación sobre el fallo reveló que la estructura del ala debía ser reforzada y rediseñada para soportar mayor carga, puesto que el pegamento requerido para unir las distintas partes de madera era defectuoso, pero el calendario estaba tan apretado que se vieron forzados a reanudar las pruebas con ese mismo diseño.

La velocidad en pruebas quedó limitada a 500 km/h cuando el segundo prototipo (He 162V2) voló por primera vez el 22 de diciembre. Esta vez, los problemas de inestabilidad se hicieron más serios y se descubrió que podían ser solucionados reduciendo el diedro del ala. Sin embargo, el avión debía entrar en producción en solo unas semanas, por lo que no había tiempo de cambiar el diseño. Algunos cambios menores fueron introducidos, incluyendo la adición de lastre en el morro del avión (para desplazar el centro de gravedad más al frente) y un ligero incremento en el tamaño de las superficies de la deriva.

Dos prototipos con alas reforzadas volaron el 16 de enero de 1945. Estas versiones incluían aletas marginales metálicas en el extremo de cada ala en un ángulo de 55° hacia abajo, en un intento de terminar con la inestabilidad mediante la reducción del diedro. Ambos estaban equipados con 2 cañones MK 108 de 30 mm y eran de la versión cazabombarderos He 162A-1, pero en las pruebas de vuelo, el retroceso de estos probó ser demasiado para un fuselaje tan ligero, de modo que en los planes de producción fueron reemplazados por la versión A-2 de caza, que estaba equipada con dos MG 151 de 20 mm. Mientras tanto, se comenzó el desarrollo de la versión A-3 con un fuselaje reforzado.

Numerosos cambios en el diseño elevaron el peso original hasta los 2.800 kg, pero esto no importó mucho, ya que el avión seguía siendo el caza a reacción más rápido con una velocidad de 890 km/h al nivel del mar y 905 km/h a 6.000 m de altura.

Entrada en servicio

En enero de 1945, la Luftwaffe formó el grupo de evaluación "Erprobungskommando 162" (Unidad de pruebas 162) con los primeros 46 aviones entregados. Este grupo estaba basado en el centro de pruebas de la Luftwaffe en Rechlin y frecuentemente se cita que el comandante de esta unidad era Heinz Bär. Bär era un experimentado piloto de combate con más de 200 victorias aéreas acreditadas, 16 de ellas pilotando el primer caza a reacción en servicio Me 262 como comandante de la unidad de entrenamiento operacional III./EJG 2. Sin embargo, los documentos personales de Bär no confirman que haya estado al mando del Erprobungskommando 162 o que haya volado alguna vez un He 162.

Durante el mes de febrero, algunos He 162 fueron transferidos a una unidad operacional, en concreto al I./JG1 (I Staffel, del Ala Jagdgeschwader 1; 1.er Escuadrón del Ala de Caza 1) que previamente había utilizado Focke-Wulf Fw 190. El I./JG1 fue transferida a Parchim, cerca de la fábrica de Heinkel en Marienehe, donde los pilotos podían buscar sus nuevos aviones de reacción y empezar un entrenamiento intensivo en el mes de marzo.

Todo esto tuvo lugar mientras la red de transporte y de abastecimiento de combustible del Tercer Reich estaba colapsando por la presión ejercida por los ataques aéreos aliados. El 17 de abril, la USAAF (United States Army Air Forces, Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos) bombardeó el aeródromo de Parchim con 134 B-17 Flying Fortress, infligiendo graves pérdidas y dañando la infraestructura.

Dos días después, el I./JG1 se trasladó a un aeródromo cerca de Ludwigslust para, en menos de una semana, volver a desplazarse a una base en Leck, cerca de la frontera de Dinamarca. Mientras tanto, el 8 de abril el II./JG1 fue transferido a Marienehe y comenzó la conversión de Fw 190 a He 162. El III./JG1 también debía convertirse al He 162, pero el Staffel se disolvió el 24 de abril y su personal fue utilizado para llenar las vacantes de otras unidades.

El He 162 Volksjäger entró finalmente en combate a mediados de abril. El 19 de abril, un piloto de caza de la RAF (Royal Air Force, Real Fuerza Aérea Británica) que fue derribado y capturado por los alemanes, informó en un interrogatorio que su avión había sido derribado por un avión de reacción cuya descripción coincidía con la del He 162. El Heinkel y su piloto también fueron derribados por un Hawker Tempest de la RAF durante una aproximación. A pesar de estar en el periodo de entrenamiento, el I./JG1 obtuvo numerosas victorias aéreas a partir de abril, si bien perdió trece He 162 y diez pilotos. Diez de los aviones se habían accidentado (prendido fuego en vuelo, fallos estructurales, etc.) y solo dos habían sido derribados.

La escasa autonomía del He 162 (30 minutos de vuelo) también causó problemas. Al menos dos pilotos del JG1 murieron al intentar realizar un aterrizaje de emergencia por haberse quedado sin combustible en pleno vuelo.

Detalle de la cabina del Heinkel He 162 expuesto en el Imperial War Museum de Londres.

En los últimos días de abril, cuando las tropas de la Unión Soviética se aproximaban, el II./JG1 evacuó Marienhe y el 2 de mayo se unió al I./JG1 en Leck. Al día siguiente, todos los He 162 sobrevivientes del JG1 fueron reestructurados en 2 grupos, I. Einsatz (Combate) y II. Sammel (reemplazos). El 5 de mayo, Hans-Georg von Friedeburg firmó la rendición de todas las fuerzas armadas alemanas en Holanda, Dinamarca y el noroeste de Alemania, por lo que todos los aviones del JG1 permanecieron en tierra. El 6 de mayo, los ingleses arribaron a los aeródromos y el JG1 entregó todos sus aviones a los aliados.

Estos aviones fueron trasladados a los Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética para ser evaluados y probados.

Los cazas del Erprobungskommando 162 habían sido transferidos unas semanas antes al JV 44 (una unidad élite de aviones de reacción comandada por Adolf Galland) y fueron destruidos por sus tripulantes antes de que cayeran en manos de los aliados.

Para el 8 de mayo de 1945, día de la rendición incondicional del Tercer Reich, 120 He 162 habían sido entregados a diversas unidades, 200 estaban listos para ser entregados y unos 600 se encontraban en diferentes etapas de producción.

Las dificultades experimentadas por el He 162 fueron causadas principalmente por la urgencia de su producción y no por fallos en el diseño. Un experimentado piloto de la Luftwaffe que tuvo la oportunidad de volar en él, lo calificó como un "avión de combate de primera clase".

Modelos

  • He 162A-0

Primeros 10 aviones de preproducción

  • He 162A-1

Armados con 2 cañones automáticos de 30 mm MK 108 con 50 balas cada uno

  • He 162A-2

Armados con 2 cañones automáticos de 20 mm MG 151 con 120 municiones cada uno

  • He 162A-3

Versión mejorada del modelo A-1, propuesta con una nariz reforzada para poder disparar los dos MK 108 sin inconvenientes. Ningún ejemplar construido

  • He 162A-8

Versión mejorada con motores Junkers Jumo 004D-4. Ningún ejemplar construido

  • He 162B-1

Versión propuesta para ser fabricada en 1946. Incluía un reactor Heinkel-Hirth HeS 011A de mayor potencia, un fuselaje más extenso para cargar más combustible y una mayor envergadura alar con un diedro mejorado. Debía estar armado con 2 cañones automáticos de 30 mm MK 108. Ningún ejemplar construido

  • He 162B

Versión utilizada como base para posibles diseños provistos de uno o dos motores Argus As 044. Ningún ejemplar construido

  • He 162C

Versión mejorada que utilizaba el fuselaje de la variante B junto con un motor Heinkel-Hirth HeS 011A, alas en flecha, una deriva en forma de V y dos cañones automáticos de 30 mm MK 108. Se preveía integrar el sistema de armas Schräge Musik. Ningún ejemplar construido

  • He 162D

Versión mejorada con una configuración similar a los modelos C, pero con un ala de flecha negativa. Ningún ejemplar construido

  • He 162E

Versión del He 162A con una planta de poder mixta BMW 003R, un reactor BMW 003Ha integrado junto con un motor cohete de combustible líquido BMW 718 para obtener mayor empuje. Un prototipo construido que realizó pruebas de vuelo

  • He 162S

Planeador de entrenamiento biplaza


Sobrevivientes

  • He-162A-2 (Werk Nummer -número de construcción- 120227) del JG1 está expuesto en el Royal Air Force Museum (Museo de la RAF) en Hendon, Londres.
  • He-162A-2 (Werk Nummer 120077) propiedad de Planes of Fame (Aviones famosos) y en exposición estática en Chino, California, USA. Existen rumores de que este ejemplar estaba a la venta y que fue comprado por un museo alemán.
  • He-162A-2 (Werk Nummer 120230), se piensa que fue volado por el Oberst –comandante- Herbert Ihlefeld of 1/JG 1, es propiedad del National Air and Space Museum (Museo Nacional del Aire y del Espacio) de Estados Unidos. Este He-162 utiliza una deriva del He 162 Werk Nummer 120222.
  • Dos He-162A-2s (Werk Nummern 120086 y 120076) son propiedad del National Aviation Museum of Canada (Museo Nacional de Aviación de Canadá). Ambos están desarmados y no están en exposición permanente.
  • He-162A-1 (Werk Nummer 120235) expuesto colgado del techo del The Imperal War Museum (Museo Imperial de la Guerra) en Londres.
  • He-162A-2 (Werk Nummer 120015) pertenecía al III./JG1, actualmente se encuentra expuesto en el Musée de l'Air (Museo del Aire) en París.

Especificaciones

Dibujo 3-vistas del Heinkel He 162.

Características generales

  • Tripulación: Uno
  • Longitud: 9,05 m
  • Envergadura: 7,2 m
  • Altura: 2,6 m
  • Superficie alar: 14,5 m²
  • Peso vacío: 1.600 kg
  • Peso cargado: 2.800 kg
  • Planta motriz: 1× Turborreactor BMW 003E-1 or E-2.
    • Empuje normal: 800 kg de empuje.


Rendimiento

  • Velocidad máxima operativa (Vno): 900 km/h a 5.600 m
  • Alcance: 975 km
  • Techo de vuelo: 12.000 m
  • Régimen de ascenso: 1.405 m/min
  • Carga alar: 193,1 kg/m²

Armamento

  • Cañones: 2× MG 151 de 20 mm




lunes, 21 de marzo de 2022

Invasión de Ucrania: A los pilotos rusos no les queda otra que inmolarse frente a los MANPADS

Los pilotos rusos no tienen más remedio que volar directamente a través de los misiles portátiles de Ucrania

David Axe
Forbes




Un Su-25 de la VKS después de un aparente golpe de MANPADS. medios estatales rusos

No es difícil explicar las sorprendentes pérdidas de aviones y pilotos que ha sufrido la fuerza aérea rusa cuando la guerra de Ucrania entra en su tercera semana.

La doctrina rusa de la guerra aérea, además de la escasez de municiones guiadas con precisión, casi obliga a sus pilotos de combate y de ataque a volar bajo y lento por debajo de la capa de nubes a solo unas pocas millas de las tropas ucranianas.


Es una receta para el desastre. Un perfil de vuelo bajo y lento a lo largo de la línea del frente pone a los cazas y aviones de ataque rusos al alcance del único tipo de misil defensivo que los rusos no tienen esperanza de suprimir: los sistemas portátiles de defensa aérea como Strela, Igla y Stinger.

Esos MANPADS, respaldados por sistemas de defensa aérea más grandes y de mayor alcance como el S-300, Tor, Osa y Tunguska, han ensangrentado gravemente a la fuerza aérea rusa, o Vozdushno-kosmicheskiye sily (VKS), como se le llama en su idioma nativo. , desde que Rusia amplió su guerra en Ucrania a partir de la noche del 23 de febrero.

El Ministerio de Defensa de Ucrania afirma que sus fuerzas han destruido 77 aviones rusos de ala fija. Observadores independientes han confirmado al menos 12 de esas muertes. Las pérdidas verificadas incluyen cinco aviones de ataque Su-25, dos cazas Su-30 y cuatro Su-34 y un transporte An-26.

Las defensas aéreas terrestres, incluidos los MANPADS guiados por infrarrojos, probablemente hayan representado la mayoría de los aviones de ataque y cazas que Rusia ha perdido. Lo notable es que los MANPADS son armas de muy corto alcance. Un Igla disparado desde el hombro vuela solo tres millas hacia afuera y dos hacia arriba.

Pero ese alcance limitado no es un problema para los defensores aéreos ucranianos. La doctrina y la tecnología rusas obligan a los pilotos de combate a volar dentro del sobre de un Igla para entregar sus armas.

Eso es porque la fuerza aérea rusa no es una “fuerza aérea” en el sentido en que muchos observadores occidentales entienden el término. La doctrina rusa no requiere que los aviones de combate VKS controlen grandes extensiones de espacio aéreo para perseguir los objetivos de la campaña a través de ese mismo espacio aéreo.

Es decir, el VKS no es como la Fuerza Aérea de EE. UU., que en la mayoría de las contingencias pretende controlar totalmente el aire sobre toda una zona de guerra. Más bien, la fuerza aérea rusa es una extensión del ejército ruso. Es artillería aerotransportada. En la doctrina rusa, los cazas aire-aire existen brevemente para controlar pequeñas franjas de aire para permitir que los aviones de ataque vuelen, arrojen sus bombas y salgan volando.

Mientras tanto, esos aviones de ataque bombardean estrictamente las coordenadas del objetivo planificado previamente, generalmente empleando bombas de gravedad "tontas". El VKS nunca ha comprado grandes cantidades de armas guiadas, y probablemente no podría hacerlo, incluso si quisiera, debido en parte al efecto de las sanciones extranjeras sobre la adquisición de productos electrónicos de alta calidad por parte de Rusia.

En su campaña aérea sobre Siria, el VKS solo armó sus Su-34 de dos asientos con municiones guiadas de precisión. “Incluso estos aviones de ataque especializados han recurrido regularmente a ataques con bombas y cohetes no guiados”, señaló Justin Bronk en un análisis reciente para el Royal United Services Institute de Londres.

“Esto no solo indica una familiaridad muy limitada con los PGM entre la mayoría de las tripulaciones de cazas rusas, sino que también refuerza la teoría ampliamente aceptada de que el arsenal de PGM rusos entregados por aire es muy limitado”, continuó Bronk. “Años de operaciones de combate en Siria habrán agotado aún más ese arsenal, y pueden significar que la mayor parte de los 300 aviones de combate de ala fija VKS agrupados alrededor de Ucrania solo tienen bombas y cohetes no guiados para las incursiones de ataque a tierra”.

Tienes que ir bajo y lento, debajo de las nubes, para tener alguna posibilidad de alcanzar tus coordenadas usando bombas tontas o cohetes. Dicho de otra manera, tienes que enfrentarte a los MANPADS infrarrojos y otros sistemas de defensa aérea de corto alcance. Todo lo que puedes hacer es hacer estallar bengalas, decir una oración y esperar que tu dios te sonría.

Tom Cooper , autor y experto en la fuerza aérea rusa, culpó a las bombas de gravedad y de vuelo bajo por la pérdida de un caza ruso el domingo o el lunes. “Fue una vez más la práctica de descender por debajo de la capa de nubes lo que resultó fatal”, escribió Cooper. Esto “es una mala idea” mientras el enemigo tenga misiles de corto alcance.


“Sin embargo, es algo que las tripulaciones del VKS tienen que hacer si quiere bombardear con precisión, porque sus jets simplemente no pueden 'ver' a través de las nubes y carecen de PGM”, agregó Cooper.

Ayuda a los defensores aéreos ucranianos, y molesta aún más al VKS, que los MANPADS sean los misiles tierra-aire más difíciles de suprimir. Son ligeros, portátiles y baratos. No emiten señales electrónicas activas que puedas rastrear. No requieren radares de largo alcance para guiarlos. En teoría, la infantería amiga podría expulsar a las tripulaciones de MANPADS, pero Rusia carece de un número adecuado de infantería entrenada.

Se pone peor para los rusos. Para volver a llenar su arsenal preexistente, Ucrania ha recurrido a varias fuentes extranjeras para nuevos MANPADS. Estados Unidos, Alemania, Polonia y Letonia están enviando Stingers. Alemania también está enviando viejos Strelas que, ciertamente, podrían estar caducados. El Reino Unido está enviando Starstreaks.

Ucrania no va a quedarse sin misiles disparados desde el hombro. Eso significa que, tres semanas después de esta guerra, la amenaza para los aviones rusos bajos y lentos solo podría empeorar.