Fuerza Aérea Árabe Jamajariya de Libia
DINTEL GID (c)
La naciente Real Fuerza Aérea de Libia
Ocupado por Italia en 1912, este país fue uno de los más importantes bastiones italianos en el Norte de África durante muchos años, sin embargo, desde antes de la derrota italiana en la Segunda Guerra Mundial, los intereses británicos y franceses estaban ya presentes en la zona. En 1951, la ONU acordó la independencia de Libia, ahora bajo poder de Gran Bretaña. Una vez obtenida la independencia, el nuevo rey se apuró a firmar un tratado de alianza y amistad con Gran Bretaña, el cual tenía una duración de 25 años. Entre sus puntos importantes incluía la asistencia financiera como contrapartida a la utilización de diversas bases militares, entre ellas, las bases aéreas de Idris el Awal y El Adem. En 1954, se firma un acuerdo con EE.UU. para que la USAF pudiese utilizar las instalaciones militares de Wheelus y el polígono de tiro de Al Watiyah hasta 1970.
Uno de los primeros aparatos de la Real Fuerza Aérea Libia fue este C-47D cedido por la USAF. (Foto: Archivo Dintel GID)
En 1959, Gran Bretaña dona dos aviones de observación AOP.5 “Auster” anteriormente utilizados por la RAF, mientras que poco tiempo después llegaron, desde Egipto, dos entrenadores Gomhouria, la versión egipcia del entrenador Bu-181 alemán, del que la fábrica egipcia de Heliopolis produjo cerca de 500 ejemplares.
Con estos cuatro aviones se crea el Arma Aérea de Libia (Libyan Air Arm), siendo basado en las instalaciones de Idris el Awal. En 1962, estos aparatos son reforzados con la llegada de dos helicópteros ligeros Bell 47J donados por la USAF. Ese mismo año, Francia dona tres helicópteros Sud SE.3131 “Alouette II”. Poco después, una comisión arqueológica de la USAF, que investigaba el destino de tripulaciones de bombarderos desaparecidos en ese país durante la Segunda Guerra Mundial, cede los dos helicópteros Bell 47J utilizados en esa función.
En 1963 se descubren las gigantescas existencias de petróleo bajo el suelo libio, de inmediato se pone manos a la obra con el objeto de expandir el Arma Aérea de Libia. Con más interés que nunca en Libia, EE.UU. se apresura a dar apoyo militar a Libia, así, de inmediato, la USAF despliega una unidad de entrenadores avanzados T-33A en la base aérea de Wheelus y ofrece entrenar en ella a pilotos libios. Finalmente, dos entrenadores T-33A y un transporte C-47 son transferidos a la nueva Real Fuerza Aérea de Libia (RFAL). Entre 1965 y 1966, la USAF suministra nuevo material a este país, en la forma de cinco C-47 y un entrenador T-33A adicionales.
Con la inminente retirada del grueso de las fuerzas norteamericanas y británicas de Libia, ambas potencias acordaron que sería necesario dotar a esa nación de un completo sistema de defensa aérea, tarea que, obviamente, fue asumida por EE.UU.
Siete monoplazas F-5A fueron entregados a la FAAL, los cuales constituyeron el principal argumento durante mucho tiempo. Otros siete aviones habían sido embargados por EE.UU. cuando la realeza fue derrocada. (Foto: Archivo Dintel GID)
En 1967 la USAF comenzó un intensivo entrenamiento de pilotos de combate y en 1968 se encargaron 14 cazas ligeros F-5A y dos biplazas F-5B para constituir el principal elemento de combate de esta fuerza. Estos aviones serían transferidos mediante el programa Military Assistance Program y en 1969 se habían entregado siete F-5A y un F-5B a la RFAL, los cuales constituyeron la primera unidad de combate de la RFAL en la base aérea de Wheelus. Para no perder tiempo, los pilotos y técnicos libios fueron entrenados en dicha base por los instructores norteamericanos.
En setiembre de 1969, un golpe de estado, liderado por el Capitán Gaddafi, derroca a la monarquía e instala un nuevo sistema político en el país. Paralelamente, la Real Fuerza Aérea Libia cambia su nombre al más nacionalista Fuerza Aérea Árabe de Libia (FAAL). Las tendencias antioccidentales del nuevo régimen hicieron que el programa de modernización de las FFAA libias cesara rápidamente. EE.UU. embarga los siete F-5A y el F-5B que restaban de ser entregados y para 1970 no quedaban asesores e instructores norteamericanos y británicos en Libia.
Un único F-5B biplaza fue entregado a la RFAL antes de que el golpe de estado hiciera que el restante aparato de este modelo fuese embargado, junto con siete monoplazas más. Aquí, este aparato luce los colores de la antigua Real Fuerza Aérea de Libia.(Foto: Archivo Dintel GID)
Desde entonces, las bases aéreas que habían sido ocupadas por la USAF fueron rebautizadas, así, El Adem recibió el nombre de Nasser, debido al apoyo del presidente egipcio a la causa libia, mientras que la base aérea de Wheelus es llamada Okba ben Nafi. Ambas ceremonias de bautizo fueron realizadas ante una comisión de entrenamiento enviada por el gobierno egipcio.
La nueva Fuerza Aérea Árabe de Libia
El nuevo gobierno comprendió la gran necesidad de reequipar completamente a la nueva Fuerza Aérea Árabe de Libia, y por ello comienza la búsqueda de algún país que suministrara el apoyo necesario para lograrlo. El primer interesado en aparecer fue Francia, quién ofreció una gran cantidad de armamento y asesoramiento para sus fuerzas.
De inmediato, el gobierno libio firmó un contrato para la adquisición de 110 cazas Mirage 5, contando entre ellos 53 cazas monoplazas Mirage 5D, 32 cazas Mirage 5DE, 15 biplazas de transición operativa Mirage 5DD y aviones de reconocimiento Mirage 5DR. También se firmó un contrato para la adquisición de nueve helicópteros pesados SA-321M “Super Frelon”, diez helicópteros ligeros SA-316B “Alouette III” y 12 entrenadores avanzados CM-170 “Magíster”, estos anteriormente empleados por las fuerzas francesas.
Los primeros aviones realmente modernos de la nueva FAAL fueron 110 Mirage 5 en diversas variantes. Aquí vemos un Mirage 5DE libio con tanques de traslado. (Foto: Archivo Dintel GID)
Para entonces, la FAAL había pasado de ser de un pequeño puñado de aviones a ser una potente fuerza de combate. Con la normalización de las relaciones con EE.UU., este país autorizó la venta de 16 aviones de transporte C-130H “Hércules”.
En 1971, Libia tenía muchos problemas para realizar el mantenimiento avanzado de sus aviones, principalmente de los de origen norteamericano, pero también de los más sofisticados Mirage franceses. Por tal motivo, la FAAL decidió contratar técnicos y pilotos pakistaníes y egipcios.
En 1973, la utilización de 38 cazas Mirage 5 durante la Guerra del Yom Kippur en contra de Israel, volando desde bases egipcias, propició un gran escándalo internacional, y para entonces EE.UU. decidió embargar nuevamente a Libia, cancelando la entrega de los ocho C-130H que quedaban por entregar. Francia también estableció un corto embargo de armas sobre Libia.
Los Mirage 5D fueron entregados con los colores nacionales incorporados después del golpe de estado de 1969, los cuales eran muy similares a los egipcios. Posteriormente, estos fueron reemplazados por las actuales escarapelas circulares en verde, junto con la nueva bandera libia, totalmente verde. (Foto: Archivo Dintel GID)
Después de la guerra, el gobierno libio comienza a tener profundos problemas con Egipto, y para entonces se produjo un grave enfriamiento en las relaciones diplomáticas entre ambos países que llevaron a la retirada de las comisiones técnicas y de asesores egipcios. Por tal motivo, los asesores pakistaníes aumentaron en cantidad, con el objeto de dar una mayor operatividad a la poderosa pero problemática FAAL.
La URSS corteja a Libia
Ya a principios de los años 70’s, la URSS había empezado a cortejar a Libia debido a los profundos sentimientos antioccidentales que alentaba el nuevo gobierno nacionalista libio. Después de la guerra del Yom Kippur y los embargos de armas decretados por Francia y EE.UU., la URSS ofrece un gran surtido de armamento a Libia, principalmente para la Fuerza Aérea y el Ejército, este último bastante atrasado.
Libia acepta la oferta soviética y hace un gran pedido de armas, sin embargo, la URSS solicita facilidades portuarias para extender su presencia en el Mediterráneo. La solicitud es rechazada de plano por Libia, quién si accede a que la URSS utilice algunas bases aéreas para sus aviones de reconocimiento marítimo y de vigilancia electrónica. Es así que, en 1974, la V – VS despliega en la base aérea de Okba ben Nafi un cierto número de bombarderos Tu-22 “Blinder” en configuración de reconocimiento. Los aviones fueron pintados con esquemas de pintura libios, en color arena tostado base y bandas marrón chocolate, así como escarapelas libias, pese a que los aviones eran exclusivamente empleados por las fuerzas soviéticas. Con la llegada de las unidades soviéticas hace acto de presencia un gran contingente de asesores de esa nacionalidad destinados a reorganizar completamente las fuerzas libias.
La llegada de los entrenadores avanzados SOKO G-2B "Galeb" permitió modernizar a la Academia de Vuelo, complementando a los MiG-15UTI solicitados a la URSS para reemplazar a los veteranos Fouga "Magister". (Foto: Archivo Dintel GID)
Ese mismo año, 1974, la FAAL emprende un programa de reequipamiento bastante extenso y solicita la transferencia de 52 cazas de ataque MiG-23BN y 14 entrenadores avanzados MiG-15UTI. Paralelamente se contratan en Yugoslavia un total de 50 aviones de entrenamiento avanzado SOKO G-2A “Galeb” destinados a reemplazar a los veteranos “Magíster”, de los que los siete sobrevivientes habían sido dados de baja.
En marzo de 1974 se crea la Academia Aérea, teniendo su base en Zawia. Esta academia tenía como principal función la de empezar a aumentar el número de pilotos libios dentro de las plantillas de la FAAL, para así reemplazar a los pilotos de origen pakistaní y de otros países árabes que volaban los cazas de la FAAL. Sin embargo, la introducción de tecnologías cada vez mayores obligó a contratar un cierto número de mercenarios británicos y franceses, así como los tradicionales asesores soviéticos, polacos, checos y alemanes orientales.
Pronto llegan nuevos materiales de origen soviético, incluyendo 40 interceptores MiG-23F “Flogger E”, unos diez biplazas de transición MiG-23UB, doce helicópteros Mi-8F “Hip C” y los primeros de un gran lote de helicópteros ligeros Mi-2B “Hooplite”.
Para entonces, la FAAL se había reorganizado considerablemente, así, alineaba un Regimiento de Interceptación, con dos Escuadrones que volaban los 32 Mirage 5D, más un Regimiento adicional con dos Escuadrones que volaban los 40 MiG-23F “Flogger E” disponibles.
Alineaba dos Regimientos de Ataque, cada uno con dos Escuadrones de cazas Mirage 5DE, más un Escuadrón de Reconocimiento agregado, que volaba los 10 cazas Mirage 5DR. Otro Regimiento de Ataque se había formado con los 52 MiG-23BN, los cuales estaban distribuidos en dos Escuadrones.
Involucrados en varios incidentes con cazas norteamericanos, los MiG-23F "Flogger E" se convirtieron en el puntal de la fuerza interceptora libia. Estos aviones disponen del radar "Jay Bird" del MiG-21 y aquí se los ve armado con misiles K-13 (AA-2 "Atoll"). (Foto: ACIG)
También se disponía de un Regimiento de Transporte, el cual disponía de dos Escuadrones, uno equipado con ocho transportes tácticos C-130H y otro con nueve transportes medios C-47. La FAAL formó unidades de helicópteros bastante independientes, así, un Escuadrón volaba doce Mi-8F “Hip C”, otro volaba con diez helicópteros ligeros Alouette 3, uno más con nueve “Super Frelon” y dos AB-206 suministrados por Italia.
La Academia Aérea alineaba los biplazas de transición operativa MiG-23UB y los Mirage 5DD, así como los entrenadores avanzados MiG-15UTI y los G-2A “Galeb”.
La normalización de las relaciones con Occidente
Para 1975 las relaciones con Occidente se habían normalizado, el gobierno era capaz de mantener buenas relaciones tanto con la URSS como con Occidente. De esta manera se comienza una serie de adquisiciones a diversos países, incluyendo EE.UU., quién levanta tímidamente el embargo impuesto.
Ese año se compran en Italia un total de 230 aviones de entrenamiento SIAI SF-260W “Warrior”, los cuales se distribuyeron en la Academia Aérea, así como en diversos aeroclubes financiados por el Gobierno. Estos últimos con el objeto de generar una base elemental de pilotos a los que poder recurrir en el futuro para su entrenamiento avanzado en la Academia Aérea.
Cuando Libia normalizó sus relaciones con Occidente, EE.UU. accedió a autorizar la venta de 20 helicópteros CH-47C "Chinook" de producción italiana. (Foto: Archivo Dintel GID)
Ese mismo año, Libia solicitó 20 helicópteros de transporte pesado CH-47C “Chinook” de producción italiana. Estos fueron autorizados por el gobierno norteamericano pese a las restricciones de ventas de armamento a Libia. Los aparatos se entregaron entre 1976 y 1980, de ellos, sus numerales de estos aparatos iban del LC-001 al LC-020 y seis aparatos se destinaron a la FAAL, mientras que los restantes servirían en el Ejército.
Para 1979, el número de asesores soviéticos en Libia había aumentado hasta los 5.000, a los que había que agregarse otros norcoreanos, franceses, italianos, británicos, checos, alemanes, cubanos, yugoslavos y taiwaneses. Con 260 aviones de combate, la Academia Aérea solo había seleccionado solo 140 pilotos aptos, por lo que se deberían incrementar los esfuerzos para lograr solucionar la situación.
Uno de los Mirage F-1ED recibidos por libia a fines de los 70's. Estos fueron los primeros cazas modernos realmente polivalentes que entraron en servicio con la FAAL. (Foto: Archivo Dintel GID)
Aunque no dependía directamente del asesoramiento soviético, la URSS había logrado aumentar su presencia en Libia y había afianzado sus relaciones. Gracias a esto, la URSS destaca, en la base aérea de Okba ben Nafi, los primeros aviones de reconocimiento táctico – estratégico MiG-25RB, realizando misiones de reconocimiento sobre la 6ª Flota de la US Navy.
En 1977, después de los cortos enfrentamientos fronterizos con Egipto, la FAAL comprendió que debía mejorar sus capacidades antiaéreas, por lo que se aumentó el número de sistemas de misiles SA-2 y SA-3, los cuales poco después fueron completados por los más poderosos SA-5, aunque estos, al parecer, fueron manejados por asesores soviéticos.
Por esos años, la FAAL solicita a Francia el suministro de cazas Mirage F-1 como refuerzo a los Mirage 5 en servicio. En total son entregados 16 Mirage F-1ED, 10 Mirage F-1AD y dos biplazas de transición F-1BD, formando así un Regimiento con dos Escuadrones.
Libia también solicita a Italia un cierto número de helicópteros utilitarios AB-205, AB-206 y AB-212, aunque muchos de ellos son distribuidos en las unidades aéreas del Ejército. Estos aparatos, al ser de origen norteamericano, como los CH-47C “Chinook”, también debieron ser autorizados por el gobierno norteamericano.
En 1979, la URSS comienza el suministro de los primeros bombarderos Tu-22 “Blinder” a Libia. Estos aviones formaron un Escuadrón de Bombardeo, totalizando doce aviones, cuatro de los cuales realizan misiones de combate sobre Tanzania en apoyo al régimen ugandés de Idi Amin. Un año después se forma un segundo Escuadrón de Bombardeo, con otros doce bombarderos de largo alcance Tu-22 “Blinder”.
La adquisición de material soviético aumentó debido a las mejores relaciones con la URSS y las complicaciones de los embargos que Occidente entablaba sobre Libia.
Un Tu-22 "Blinder A" con los colores libios posteriores al golpe de estado, años más tarde cambiarían a las insignias totalmente verdes actuales. Estos aparatos fueron utilizados en combate en Tanzania y Chad. (Foto: Archivo Dintel GID)
Por tal motivo, la FAAL comenzó a recibir un mayor número de aviones soviéticos. Inicialmente llegaron 64 cazas MiG-21MF, en 1977, algunos de los cuales fueron suministrados a Uganda en 1979, mientras que otros eran operados por pilotos palestinos que, integrantes de la Fuerza 14, serían la base para la futura Fuerza Aérea Árabe de Palestina.
Asimismo, el número de cazas de geometría variable MiG-23F, MS y BN aumentó hasta alcanzar la cifra de 143 aviones, distribuidos en dos Regimientos de Caza y uno de Ataque. También se recibieron los cazas tácticos Su-22 “Fitter”, y su variante polaca Su-20 “Fitter”. Estos aviones totalizaron las 114 unidades, distribuidas en dos Regimientos.
La pobre fuerza de transporte fue reforzada por nuevas adquisiciones, así, se solicitaron a la URSS aviones de transporte logístico Il-76M. Asimismo, se solicitaron a Italia 20 aviones de transporte táctico G-222L. Estos últimos debieron ser homologados con los motores Rolls Royce Tyne, debido a que para entonces el gobierno norteamericano no autorizó la venta de motores GE T-64 para estos aviones. Checoslovaquia fue contratada para suministrar doce aviones de transporte ligero LET L-410T “Turbolet”, mientras que la URSS suministró 14 aviones de transporte táctico An-26B “Curl”. También fueron adquiridos un puñado de aviones Fokker F-27 a Holanda.
La fuerza de helicópteros había aumentado considerablemente, el número de helicópteros Mi-2B “Hooplite”, producidos en Polonia, había aumentado hasta las 82 unidades, mientras que se disponían de un importante número de helicópteros Mi-8 y Mi-17 “Hip”, así como los de ataque Mi-24 “Hind A” y Mi-25 “Hind D”, los cuales eran completados por los AB-204, AB-205 y AB-212 adquiridos a Italia.
Libia recibió un total de 10 MiG-25RB "Foxbat D" destinados a misiones de reconocimiento táctico y electrónico. La FAAL fue la primera usuaria extranjera de este modelo especializado del MiG-25. (Foto: Archivo Dintel GID)
Esta potente fuerza fue completada, en 1984, con la llegada de 60 interceptores MiG-25PD “Foxbat E”. Estos cazas, capaces de Mach 3, fueron suministrados a la FAAL para que pudiese interceptar a los aviones de reconocimiento norteamericanos U-2 y SR-71. Paralelamente, la URSS había autorizado la transferencia de un puñado de cazas de reconocimiento y ELINT MiG-25RB “Foxbat D”, convirtiéndose en el primer cliente extranjero de este sofisticado modelo. Para no dar lugar a las acusaciones de la presencia de pilotos soviéticos entre las tripulaciones de estos aviones, Gadaffi ordenó que los 160 mejores pilotos libios fueran entrenados en la URSS para volar estos aviones. Para entonces, la FAAL solo alineaba unos 500 pilotos para volar más de 500 aviones de combate, por lo que era un esfuerzo considerable que obligó a incrementar aún más la búsqueda de nuevos pilotos libios.
La guerra en Chad
Cuando Libia decidió intervenir en la guerra civil en el Chad, nunca pensó que la mayor experiencia en combate de la FAAL sería, también, su más sonora derrota.
Libia comenzó a apoyar a los diversos grupos rebeldes que operaban desde territorio libio y que trataban de anexionar el Norte de Chad a Libia. Esta región tenía grandes riquezas, tanto minerales como de petróleo. Para entonces el gobierno libio reclamaba una gran franja de su territorio como propio y estaba dispuesto a integrarlo por medio de la fuerza si era necesario.
Es así que Gaddafi ordena el despliegue de dos Brigadas Mecanizadas y una Acorazada para reforzar a las fuerzas guerrilleras. Estas fuerzas incluían tanques T-55 y T-62, así como transportes de personal BTR-60PB y BMP-1. Paralelamente, el potente elemento aéreo del Ejército despachó una unidad de helicópteros Mi-8 “Hip F”, así como un puñado de helicópteros de ataque Mi-24 “Hind A”.
Pero sin embargo las primeras acciones de combate correspondieron a la FAAL. Así, bombarderos Tu-22 “Blinder A” realizaron una incursión de bombardeo sobre la base aérea de Ndjamena, desde donde operaban los cazas Jaguar y Mirage F-1 franceses. Este ataque fue un rotundo fracaso. Paralelamente, cazas Mirage F-1AD realizaban misiones de ataque contra las fuerzas militares de Chad, incluyendo algunas unidades francesas de la Legión Extranjera allí desplegados. Estos ataques fueron un poco más eficientes, aunque no del todo. Paralelamente, cazas Mirage F-1ED y MiG-23MS realizaban largas patrullas aéreas de combate con el objeto de interceptar cualquier avión francés que penetrara en su espacio aéreo.
Los Mi-24 "Hind A" libios fueron los primeros en ser desplegados en funciones de ataque y apoyo cercano en el Chad, posteriormente fueron reforzados por Mi-25 "Hind D". (Foto: Archivo Dintel GID)
Sin embargo, los problemas de índole estratégica comenzaron a salir a la luz. El frente comenzó a extenderse hacia el Sur, adentrándose en territorio de Chad, esto motivó que los cazas libios no pudiesen brindar el apoyo aéreo necesario y las patrullas aéreas se hicieron prácticamente insostenibles. Asimismo, la total inexistencia de bases aéreas apropiadas para el empleo de reactores de combate llevó a que los pocos aeródromos regionales disponibles fueran utilizados por los SF-260W “Warrior” y los helicópteros Mi-24 “Hind A”. Este problema se agravó con la situación logística, la cual llevó a que los pocos C-130H disponibles, y los G-222L, realizaran un continuo puente aéreo para transportar vituallas al frente, desde donde los CH-47C y los Mi-8 se encargaban de llevarlas a las líneas de combate.
Todo esto sobrecargó la concentración de medios en el frente, se debió despachar el grueso de los helicópteros CH-47C para atender las demandas de apoyo logístico, en tanto que se dobló el número de Mi-8 para atender los requerimientos de transporte aéreo en primera línea. Asimismo, los pequeños aviones de transporte ligero L-410T tuvieron una gran demanda. La FAAL despachó un cierto número de aparatos Mi-2 “Hooplite” para tareas utilitarias menores, mientras que el Ejército aprovechó sus AB-206 para misiones de reconocimiento. Asimismo, hacen su aparición los primeros helicópteros Mi-25 “Hind D” suministrados por la URSS para reforzar a los vetustos “Hind A” ya desplegados en la zona.
El número de aviones SF-260W se había triplicado para poder satisfacer las demandas de apoyo cercano, aunque demostraron ser extremadamente inapropiados, más teniendo en cuenta el aumento de las defensas antiaéreas de las fuerzas en Chad, las cuales incluían misiles FIM-92 “Stinger” suministrados por EE.UU.
Para 1986, la FAAL concluye la construcción de dos bases aéreas suficientemente adecuadas como para operar con aviones de mayores prestaciones. De inmediato se despacharon 30 entrenadores armados L-39ZO, los cuales reforzaron convenientemente el dispositivo de ataque a suelo y apoyo cercano. Paralelamente, se preparaba el despliegue de ocho interceptores MiG-23F y diez aviones de ataque MiG-23BN, sin embargo, su llegada no podría mejorar la crítica situación en el frente.
En 1987 las fuerzas rebeldes apoyadas por Libia habían sido completamente derrotadas y las fuerzas de Chad, apoyadas por elementos de la Legión Extranjera francesa, comienzan a avanzar hacia el Norte en persecución de las fuerzas rebeldes restantes, amenazando las propias fronteras de Libia. Una última ofensiva hace que las fuerzas regulares libias choquen directamente contra las fuerzas de Chad. En los combates posteriores, las fuerzas libias son completamente derrotadas, las pérdidas de material son enormes, mientras que un importante número es capturado prácticamente intacto. Incluso algunos aeródromos en territorio libio caen en poder de las fuerzas de Chad, capturando un cierto número de aviones y helicópteros.
Cuando la guerra de Chad concluye, la FAAL debe lamentar la pérdida de dos bombarderos Tu-22 “Blinder A”, dos cazas de ataque MiG-23BN, un avión de reconocimiento MiG-25RB, once aviones de ataque ligero SF-260W, ocho entrenadores armados L-39ZO y nueve helicópteros Mi-24/25 “Hind”.
Chad se hace con un jugoso botín, en los aeródromos capturados se encontraron seis entrenadores SF-260W, siete entrenadores avanzados L-39ZO y un transporte An-26B, mientras que dos Mi-25 “Hind D” caen en sus manos al ser encontrados abandonados, carentes de combustible. Durante uno de los asaltos a uno de los aeródromos, un transporte An-26B, que iniciaba la evacuación del personal libio, es destruido con un misil Milan.
La FAAL había perdido 24 aviones de combate, dos de transporte y once helicópteros de ataque en una guerra de baja intensidad. Los medios, si bien al principio no eran los idóneos, eran suficientes para lograr una ventaja táctica inicial que nunca se obtuvo, lo que impidió aprovechar la llegada de material eficaz para aprovecharla. Los medios fueron empleados de muy mala forma y los planificadores militares libios demostraron ser extremadamente mediocres, principalmente en el Ejército.
Uno de los dos Mi-25 "Hind D" capturados intáctos por las fuerzas de Chad. Estos aparatos fueron ampliamente utilizados en combate, aunque muchos fueron derribados. (Foto: ACIG)
Como única defensa se podría decir que el apoyo francés y norteamericano también precipitó la derrota libia, siendo su principal artífice. Las fuerzas francesas en Chad no solo desplegaron cazas Jaguar y Mirage F-1C y F-1CR, sino que además sacaron un máximo provecho del empleo de los helicópteros y las fuerzas de infantería ligera. Asimismo, el despliegue de misiles antiaéreos FIM-92 “Stinger” entre las fuerzas ligeras, así como los “Crotale” y “Roland” en puntos estratégicos, fueron los responsables particulares de la derrota de la FAAL. Se dijo, aunque no se ha confirmado, que EE.UU. autorizó el despliegue de baterías de misiles “Hawk” en Chad, posiblemente integrados al contingente francés, o bien operados por mercenarios pagados por la CIA.
Posteriormente vendrían otras, principalmente los enfrentamientos con EE.UU. que culminaron con la incursión aérea contra Trípoli en 1986 y los diversos enfrentamientos aéreos sobre el Mediterráneo entre cazas de la US Navy y la FAAL, material que nos permitirá abocarnos a otro artículo relacionado.
La actual Fuerza Aérea Árabe Jamajariya de Libia
Después de la guerra en el Chad, Francia decretó un embargo de armas sobre Libia, el cual era tan estricto como el instaurado por EE.UU., esto obligó a comenzar a revisar los posibles proveedores de armas futuros para Libia, país que para entonces estaba realizando un análisis de las pésimas actuaciones de sus fuerzas militares durante aquella nefasta campaña.
Para entonces, la FAAL comienza a recibir nuevos equipos, esta vez una de las fuentes más confiables en Europa vuelve a ser Yugoslavia, a quien se le contratan 30 reactores de ataque ligero y apoyo cercano J-1 “Jastreb”, los cuales fueron solicitados después del rotundo fracaso de los entrenadores artillados. Paralelamente, la URSS afianza sus relaciones, para entonces suministra nueve interceptores MiG-25PD “Foxbat E” y dos aviones de reconocimiento MiG-25RB “Foxbat D” para reemplazar las bajas operativas y de combate, a la vez se aumentó el número de biplazas MiG-25PU de cuatro a ocho. También se suministró un nuevo lote de, al menos, una docena de cazas MiG-23MS para reemplazar las bajas de los MiG-23F, que sumaban para entonces unos once aparatos. Estos aviones comenzaron a llegar en 1989.
Con asistencia de asesores soviéticos, se incrementó el reclutamiento de personal idóneo para integrar la Academia Aérea, en tanto que Egipto transfirió unos pocos entrenadores avanzados L-29 “Delfín” y L-39 “Albatros”. Los frutos de las decenas de aeroclubes financiados por el gobierno permitió elevar el número de hombres con capacidad elemental de vuelo para su entrenamiento militar posterior.
En 1988 la FAAL cambia su nombre por la de Fuerza Aérea Árabe Jamajariya de Libia (FAAJL) y para entonces alineaba siete bombarderos Tu-22 “Blinder A”, 50 cazas MiG-21MF “Fishbed”, 87 interceptores MiG-23F/MS, 47 cazas de ataque MiG-23BN, 52 interceptores MiG-25PD, 10 MiG-25RB, 87 cazas tácticos Su-22M2/M3 y algunos biplazas Su-22UM2, 75 cazas Mirage 5D y 35 cazas Mirage F-1ED/AD/BD como principales elementos de combate.
Para entonces, se disponían de asesores soviéticos y polacos para apoyar el mantenimiento de los aviones de ese origen, mientras que posteriormente se contrató personal pakistaní y francés y argentino para el mantenimiento de los cazas de origen francés.
Uno de los MiG-25PD libios recibidos a principios de los 80's. La FAAL recibió 60 de estos aparatos y destinó prácticamente todos sus pilotos capaces para volarlos. Este aparato se lo ve armado con cuatro misiles R-60MK (AA-8 "Atoll"). (Foto: Archivo Dintel GID)
En 1989, las entregas de los nuevos materiales comienza a reforzar a las unidades libias, que incluso habían perdido algunos aviones en combate contra Egipto, Argelia y EE.UU., en tanto que se comienzan a elaborar los planes para adquirir 60 cazas MiG-29S “Fulcrum C”, para reemplazar a los MiG-21MF, algunos transferidos a diversos países árabes, y a los MiG-23F/MS, y 24 aviones de interdicción y ataque Su-24MK “Fencer D” para reemplazar a los bombarderos Tu-22. La URSS decide no dar paso a estas negociaciones y niega la venta de este equipamiento a ese país. Sin embargo, despacha una comisión técnica que pone en vuelo ocho bombarderos Tu-22 “Blinder A” almacenados, reforzando a los siete ya en vuelo.
En noviembre de ese año, la URSS acepta vender Su-24MK a Libia en noviembre de ese año. Seis aviones se solicitaron inicialmente, comenzando las entregas en 1990, de esta manera, la FAAJL se transforma en la primera usuaria extranjera de este modelo soviético. En 1991, la desaparición de la URSS hizo imposible la concreción de un contrato por otros doce aviones que se estaban negociando desde 1990.
Para entonces, la FAAJL comenzó un periodo extremadamente crítico, los aviones de origen occidental estaban prácticamente almacenados, en tanto que a mediados de los 90’s los aparatos de origen soviético sufrían las primeras consecuencias de la desaparición de la URSS. La falta de técnicos y asesores soviéticos puso en crisis a la FAAJL, en tanto que la Academia Aérea estaba bastante resentida al disponer de un elevado personal para pocos cadetes.
En 1997 el abandono del material de vuelo era bastante crítico y ese año los nuevos jefes de la FAAJL comenzaron a recibir el apoyo gubernamental para devolver cierto potencial a esa fuerza, que para entonces era de solo un 20%.
Con el apoyo de instructores sirios, y técnicos rusos contratados, se pusieron en línea de vuelo a todos los MiG-25PD disponibles, a la vez que se incluía una importante serie de mejoras. Paralelamente se contrataron técnicos y empresas de diversos países, dando pié a que la flota de aviones y helicópteros de origen occidental sea atendida por personal francés, italiano, argentino, norteamericano, yugoslavo, alemán y belga, lo que permitió la puesta en vuelo de todos los Mirage 5D/DE/DR/DD y Mirage F-1ED/AD/BD sobrevivientes, entre otros. Los MiG-21MF fueron directamente transferidos a los pilotos palestinos que se venían entrenando en Libia desde mediados de los 70’s, en tanto que algunos aviones pasaron a manos irakíes y ugandesas. La unidad palestina dotada de estos aviones incluye personal palestino, egipcio, irakí y sirio voluntario.
Corea del Norte y Vietnam iniciaron las mejoras del sistema de defensas aéreas, principalmente después del ataque norteamericano de 1986, y posteriormente empresas rusas y chinas fueron contratadas para mantener operativos los sistemas SAM disponibles.
En 1998 el gobierno ruso autorizó la venta de armamentos y de apoyo técnico a Libia, siendo así que se logró instalar una base de reparaciones en Libia, probablemente en Okba ben Nafi. Paralelamente, se entregó un inmenso lote de repuestos para poner en vuelo a los diversos cazas MiG-23, MiG-25, Su-22 y Su-24, se hizo en ellos una pequeña actualización de electrónica para permitir el empleo de nuevo armamento guiado, incluyendo los misiles aire - superficie Kh-29T y Kh-29L, y los antirradar Kh-31. Asimismo, se suministraron nuevos lotes de misiles R-60M y R-60MK (AA-8 “Aphid”) para reemplazar a los obsoletos K-13 (AA-2 “Atoll”), principalmente en los MiG-23F y los Su-22M2/3.
Un año antes, Rusia había suministrado dos Su-24MK, seguidos por otros dos en 1998 y dos más en 1999, elevando a doce el total de aviones de este tipo operativos. Ese mismo año, la Academia Aérea fue revitalizada cuando Rusia suministró 22 L-39ZO “Albatros” desde sus excedentes, mientras que Egipto suministró otros 15 aparatos del mismo modelo.
Las unidades de transporte se vieron revitalizadas, de esta manera, la flota de aviones Il-76 “Candid”, que se había reducido debido a un accidente y a las bajas sufridas durante el ataque norteamericano de 1986, se incrementó con la llegada de cuatro Il-76MD completamente nuevos, además de recibirse ocho An-26B, anteriormente checoslovacos y soviéticos, así como varios aviones de transporte ligero Let L-410T “Turbolet” de procedencia checa. Los G-222L fueron puestos en condiciones de vuelo, junto con los C-130H.
Sin embargo, el refuerzo más espectacular lo representó la adquisición de un gigantesco transporte An-124A “Cóndor”, capaz de transportar 150 toneladas de carga y 88 pasajeros. Si bien este avión es operado por la aerolínea estatal “Libyan Air”, ha sido empleado numerosas veces por la FAAJL, principalmente para el transporte de materiales y aviones, sobre todo de los MiG-23, MiG-25 y Su-22 revisados en Rusia y Ucrania, muchos de los cuales no fueron traídos en vuelo por diversos motivos políticos. El An-124 A ha sido empleado en multitud de oportunidades y actualmente Libia es el único usuario extranjero de este modelo fuera de Rusia y Ucrania, puesto a que los operadores occidentales de este gigante ruso – ucraniano lo alquilan. En 2001, el gobierno libio se interesó en la adquisición de un segundo aparato de este modelo, el cual comenzó a ser negociado un año después. El contrato parece haberse firmado recientemente e incluye un avión An-124-100 de nueva producción y la modernización del ya operativo a este nivel.
En el campo de los aviones de combate, el año 2001 fue el más crítico, después de que EE.UU. incluyese a Libia en el discutible “Eje del Mal”, la FAAJL hizo todo lo posible para poner sus medios a la altura de las consecuencias, mientras que presionaba a Rusia para que suministrara nuevos equipos, previstos desde fines de los 90’s dentro de la esperada modernización.
El An-124A perteneciente a la aerolínea estatal "Libyan Air" es también utilizado por la FAAJL en misiones de transporte estratégico. Se esperaba adquirir un segundo aparato en 2003, pero no hay más noticias. (Foto: www.airliners.net)
Para 2002, la FAAJL había alcanzado una tasa operativa cercana al 65% en su fuerza de aviones de combate, en tanto que se cursaban los pedidos formales para la adquisición de entre 18 y 34 cazas MiG-29S “Fulcrum C” y 18 interceptores Su-27SK. Asimismo, se mostraba interés por la adquisición de unos 40 Su-25K “Fogfoot A” para el reemplazo de los Su-20/22 “Fitter”. Este pedido incluía también la adquisición de helicópteros Mi-35 “Hind F” y casi un centenar de helicópteros de transporte Mi-17-1V “Hip”, así como el fabuloso sistema antiaéreo S-300, entre otros equipos. Aunque este pedido era extremadamente tentador para la debilitada economía rusa, puesto a que alcanzaba casi los US$ 3.500 millones, las presiones norteamericanas impidieron que se hicieran realidad.